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¿Quién se ha llevado mi queso?, o cómo afrontar los cambios

El bestseller de Spencer Johnson ha sido protagonista de una experiencia del colegio “Raimundo de Peñafort” que trataba de enseñar a los alumnos a afrontar los cambios.
Miércoles, 27 de junio de 2001
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“Cuando el queso desapareció, los ratoncitos Fisgón y Escurridizo actuaron con mucha rapidez y, sin pensarlo, simplemente se lanzaron a buscar el queso. Fisgón salió primero y Escurridizo tras él como una bala.

Luego se levantaron los dos hombrecillos, que eran liliputienses y se llamaban Haw y Hem, y vieron que no estaba el queso. Hem se llegó a ser muy cómodo y no se movió de allí pensando que ya volvería a aparecer el queso. Pero Haw se fue a buscarlo, calzándose las abandonadas y olvidadas zapatillas y, superando sus miedos, se esforzó por encontrar el queso, que finalmente halló”.

Después de que la profesora resumiera el cuento de la novela ¿Quién se ha llevado mi queso?, de Spencer Johnson, pidió a los alumnos que explicaran con qué personaje podían identificarse y por qué.

Ninguno de entre los 26 estudiantes de la clase se relacionó con Escurridizo o con Hem. Sin embargo, 16 de ellos –los más decididos, voluntariosos, y atolondrados, que prefieren hacer las cosas lo más rápido posible, antes que hacerlas bien– lo hicieron con Fisgón y los otros 10 (entre los que sólo había dos chicos) lo hicieron con Hew, coincidiendo con los alumnos que más piensan las cosas, responsables, que se esfuerzan y consiguen lo que quieren a pesar de no ser siempre los más brillantes.

Las opiniones con respecto a los diferentes personajes fueron muy similares. En general, Hem era considerado un vago que es incapaz de esforzarse para conseguir lo que quiere. Haw, en cambio, es visto como una persona-modelo, valiente, que afronta sus miedos y se convence de que puede obtener lo que quiere y debe mejorar día a día. También destaca el hecho de apreciar que Haw pensara lo que iba a hacer antes de salir en busca del queso, cosa que no hizo el ratón Fisgón.

La reflexión, la valentía, el afrontar el miedo a los cambios con decisión y seguridad son, de este modo, los valores predominantes de esta novela que trata de enseñarnos que no se puede quedar uno sentado esperando a que las cosas vuelvan a su normalidad, sino adaptarse de la mejor forma.

Tampoco podemos seguir a los demás como hace Escurridizo, sino tomar la iniciativa, “pues así son los que ganan”, como dice un alumno del colegio.
Los estudiantes deben aprender la lección: los cambios no tienen por qué ser malos, sólo hay que saber cómo superarlos con seguridad, con voluntad y no estancarse pensando en por qué se cambia o si era mejor antes; hay que asumirlos lo mejor posible, “calzarse las zapatillas y salir corriendo en busca del queso”.

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