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¿Por qué no ayudamos a los niños autistas a integrarse en la sociedad?

El centro especial “La Cañada” propone una serie de experiencias que tienen como fin la integración de niños que padecen de autismo entre los alumnos normales de Infantil que estudian en centros ordinarios.
Miércoles, 4 de julio de 2001
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El centro “La Cañada” lucha por un modelo educativo integrado que, en consonancia con la filosofía educativa sustentada por la Logse, permita la escolarización de alumnos con autismo en el “entorno menos restrictivo posible” y en base a tres principios fundamentales: normalización, integración y participación. Estos principios incluyen, además del ámbito escolar, los ámbitos familiar, laboral y social y se concreta en los siguientes derechos:
–Derecho a que se les proporcionen servicios dentro del ambiente más cercano.
–Derecho a recibir atención en la comunidad, independientemente de su edad o grado de discapacidad.

–Derecho a compartir los programas y servicios disponibles para otros miembros de la comunidad, sin denegarles su acceso en función de su discapacidad.
–Derecho a recibir los servicios especializados que faciliten su vida entre sus iguales no discapacitados.

Si queremos que los alumnos con autismo sean capaces de relacionarse, vivir y, en un futuro, trabajar en la sociedad a la que pertenecen y de la que forman parte, hay que utilizar educativamente los entornos naturales y a las personas que están con ellos. Hay que tener en cuenta que la integración es un proceso de enseñanza-aprendizaje y recíproco que nos alcanza a todos y que todos debemos aprender a construir.

Por todo ello, el modelo de centro por el que se opta en “La Cañada” es un modelo intermedio entre la integración escolar y el centro de Educación Especial tradicional, caracterizado por la inclusión en centros ordinarios. El objetivo es ofrecer a los alumnos, además de la atención y los recursos especializados que necesitan, oportunidades de interacción e intercambios sociales y comunicativos en entornos naturales de aprendizaje o en convivencia con otros alumnos de edad similar.

Factores de integración

La experiencia demuestra que esta propuesta educativa es viable y altamente satisfactoria para todas las partes implicadas. Entre los factores que pueden estar determinando su éxito destacan los siguientes:
—Es indispensable contar con el apoyo del proyecto por parte del equipo directivo del centro ordinario.

—La estabilidad en el trabajo. El camino para alcanzar la integración es largo y laborioso y requiere una planificación de objetivos a largo plazo que puede verse truncada por la situación de provisionalidad o inestabilidad del profesor colaborador. Estos alumnos necesitan continuidad, por sus dificultades de adaptación a los cambios y sus problemas de relación.

—El respeto por el trabajo docente de cada profesor, no imponiendo un determinado estilo o la impartición de contenidos concretos. Tampoco se le sobrecargará con la responsabilidad de obtener determinados rendimientos ni con el trabajo extra de informes de evaluación.

—La opción de elegir si se quiere o no apoyo en el aula. Esta posibilidad no es acogida de igual manera por todos: hay quienes la solicitan y aceptan sin más, pero la mayoría prefiere ir probando con sus propios medios. La idea de “compartir el aula” no agrada demasiado. El centro prefiere que el alumno con autismo participe en el aula ordinaria con las menores adaptaciones posibles. No se trata de “transportar” el aula específica, sino de que pueda aprovechar las claves físicas y sociales.

—El reconocimiento y apoyo de la labor del profesor colaborador, tanto por parte de sus compañeros de ambos centros como de los padres.

—La construcción de relaciones interpersonales cordiales y respetuosas. El contacto directo y diario que se produce entre profesionales al compartir espacio físico y tiempos comunes conlleva el establecimiento de información de una manera más fluida.

—La existencia de una figura que negocie la puesta en marcha de los programas de integración, aglutine la información y coordine a los profesionales que intervienen.

—Flexibilidad en el funcionamiento general de ambos centros para propiciar tiempos comunes de reflexión e intercambio entre los profesionales que participan.

—La realización, por parte del centro específico, de actividades diferentes a las académicas y que fomentan la interacción y la valoración social positiva.
La integración escolar necesita eliminar las barreras actitudinales que persisten en la sociedad para mejorar la situación de los autistas.

Centro especial “La Cañada”
Tel.: 92 312 36 00.

Programas de integración

Los diferentes programas de integración buscan poder intervenir de forma específica en aquellas áreas en las que el autismo impide a los alumnos esta discapacidad desarrollarse como el resto de los niños.

—Programa de integración combinada: en él se incluye a alumnos con que pueden seguir el currículum ordinario, si bien no en su totalidad, sí en alguna de sus áreas (Eduación Plástica, Educación Física, etc). Son estudiantes con conductas sociales adecuadas, que han adquirido los hábitos de trabajo en grupo, que trabajan con la suficiente autonomía y que acuden al aula ordinaria en determinados tiempos, con o sin el apoyo de los profesionales que trabajan en el centro.

—Programa de integración inversa: en este caso son los niños del centro ordinario los que han acudido a realizar tareas (cuentacuentos, fiestas, etc).

—Programa de talleres: con los alumnos menores (4-6 años) y con los grupos de Infantil se hacen talleres de Música, cocina, teatro, marionetas, Educación Vial y barro. Es un grupo heterogéneo que integra niños de Infantil y alumnos con autismo.

—Programa de participación en fiestas y excursiones: fiestas de Navidad, Carnaval, fiesta de la castaña, etc. organizados por “La Cañada” o el centro ordinario.

—Recreos y vídeos: participación conjunta. 

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