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Cultivando el aprendizaje

Durante los cursos 1992-93 al 1996-97, el Colegio Trabenco de Madrid realizó las actividades de huerto y jardín escolar, que por su relevancia para el mundo de la innovación publicamos.
Miércoles, 24 de octubre de 2001
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El punto de partida de este proyecto se puede encontrar en el especial interés de todo el claustro del colegio respecto a temas de Educación Ambiental, como así se recoge en nuestro Proyecto Educativo de Centro, siendo una de las actividades realizadas en ese sentido.

A través del CPR de Vallecas se ofreció la posibilidad de adquirir los conocimientos teórico-prácticos necesarios para la puesta en marcha de un huerto escolar. La ayuda material que por parte de la Junta Municipal se nos iba a brindar hizo que no existiese demasiado impedimento para realizarlo.

En un primer momento, y una vez recogida la documentación del curso, nos interesaba retomar las actividades relacionadas con la Educación Ambiental que ya se habían realizado con anterioridad para tenerlas como referencia y punto de partida a la hora de llevar a cabo el proyecto. Algunas de estas tareas tendrían relación directa con aspectos concretos de esta actividad y otras serían consideradas oportunas para un proyecto ambiental general, concretado en concursos, reciclajes y recogida de pilas.

Objetivos

Los objetivos que se han buscado con estas actividades son el de dar uso a los espacios infrautilizados del patio, fomentar el respeto y el cuidado del medio natural, desarrollar comportamientos responsables, conocer el proceso de crecimiento de algunas especies hortícolas, conocer técnicas de cultivo tradicional y biológico y utilizar el método de observación y recogida de datos.

Cuando se propuso incluir la actividad del huerto, nos topamos con un problema: las programaciones ya estaban planeadas y previstas, con lo que la utilidad se iba a ver recortada para este año. En principio sería para todo el colegio, no sólo para una clase o un ciclo concreto, por lo que el objetivo sería demostrar que es posible realizar una modificación del espacio exterior y que lo hace a su vez más agradable.

En principio se pensó en cambiar la imagen del espacio de recreo y se vió que se podían plantar algunos árboles y plantas, así como realizar un pequeño jardín y un huerto. Tanto los árboles como las plantas fueron pedidas al Ayuntamiento, con lo que enseguida se empezó a trabajar con los niños, siendo éstos los que realizasen, en la medida de lo posible, la labor de plantación, de manera que su implicación en el cuidado de las mismas aumenta.

El lugar que se eligió para ubicar el huerto, debía guardar dos requisitos. Por un lado, ser un espacio que no se fuese a utilizar para otro menester y, por otro, que reuniese unas condiciones adecuadas para el trabajo que se pretendía hacer.

Aperos para todos

Un solo espacio cumplía las condiciones, antes había sido un jardín, y aunque el terreno presentaba una inclinación, pudo utilizarse correctamente. A ese pequeño contratiempo se unieron otros problemas, como la falta de herramientas, dónde íbamos a guardarlas y cómo se organizaría su uso.

Al final, los aperos nos fueron suministrados por el Ayuntamiento, se guardaron en un cuarto próximo a la caldera del colegio, donde existía un grifo, lo cual nos facilitaba la labor de riego. El organizar el uso de las herramientas y establecer los turnos de trabajo entre los niños nos llevó a planificar otras actividades relacionadas, como la distribución a lo largo del horario lectivo para la labor en el huerto de los distintos grupos, la necesidad de que ésta contase con un apoyo teórico en las clases, además de una charla para presentar el proyecto y sin olvidar la importancia de la coordinación de todos los cursos a través de los “cuadernos del huerto” donde anotar los acontecimientos.

La manera de cultivar que elegimos, aconsejados por asesores de que disponíamos para la puesta en marcha del huerto, fue la de hacer bancales, por presentar muchas más facilidades que hacer surcos. Seguimos una primera disposición por sectores bien delimitados. Pero antes de empezar a trabajar tuvimos que preparar la tierra, quitar los terrones grandes que había, cristales, etc., y tuvimos que añadir el problema de nivelar la tierra para que el agua no erosionase ni se llevase las semillas.

Cultivo inteligente

A la hora de elegirlas tuvimos que tener en cuenta los cultivos que cabían en cada bancal sin que éstos fueran incompatibles. Se decidió que se tratara de alguno que se desarrollase hacia el interior, como las zanahorias, los rábanos, y otro cuyo desarrollo fuese hacia el exterior, como la lechuga o la coliflor.
En los grupos, la elección se realizó por votación entre las diferentes posibilidades que los mismos niños aportaban. Pero había algunos de los cultivos que debían pasar por un semillero antes de llegar al bancal, de manera que se les pidió que trajesen cajas de cartón para que ellos mismos los construyesen y se les indicó cuáles eran los cuidados que necesitaban. Para regar los árboles, las plantas del jardín y las jardineras también se establecieron turnos.

El colegio, siempre que le es posible dentro de sus posibilidades, realiza ciertas labores de carácter ambiental. Entre las más importante, y que hacemos anualmente, están: sendas ecológicas de la región para que los niños se familiaricen con el entorno natural, visitas a granjas, actividades de campamento, tanto didácticas como lúdicas, y actividades de aula, como el cuidado de plantas, viveros… todo para que surja una actitud positiva hacia el entorno y la naturaleza.

Como consideraciones finales podemos afirmar que el proyecto del jardín y huerto escolar se ha vivido con mucha ilusión desde los distintos ámbitos de la comunidad escolar. Los padres y madres se acercaban a mirar, a comentar aspectos del mismo, se ofrecían a colaborar e incluso han aportado plantas para adornar el jardín.

Tal expectación iba avanzando a medida que los cultivos crecían y muchos niños se acercaban a él fuera de horarios dedicados a trabajarlo para observar su desarrollo. Además, en los casos que fue posible recoger los frutos, se utilizaron luego para elaborar comidas que posteriormente fueron degustadas.

Las ideas y sus fines

Se elaboró un guión introductorio para explicar los porqués del proyecto, además considerábamos imprescindible contar con la participación de todos. Las ideas que se intentaron promover fueron:

—Se intentaba hacer una agricultura biológica, no erosiva con el terreno ni que cambiara drásticamente las características del mismo. La idea sería conjugar métodos tradicionales con otros más actuales y ecológicos.

—Aprender, principalmente de forma práctica, lo que necesitaría de ciertos compromisos por nuestra parte.

—Requeríamos también una organización por medio de equipos de huerto, ya que, además de ser un espacio reducido para cada clase, no disponíamos de herramientas para todos.

—Se recogía qué cosas iban a anotarse en el cuaderno del huerto, que quedaba abierto para que cada clase lo rellenase como creyese necesario.

—La posibilidad de elaborar hojas de registro y seguimiento, aunque el
procedimiento que en un principio íbamos a utilizar era la observación.

—En ningún momento se pretendía competir en producción con nadie.
Este procedimiento se trataría tanto de manera global y libre como parcial y dirigida, centrándonos en aspectos concretos. 

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