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El mal clima escolar es la principal preocupación de los orientadores

Aunque en muchas ocasiones su labor no es conocida ni reconocida, los expertos aseguran que los equipos de orientación son imprescindibles en todos los centros.
Miércoles, 16 de enero de 2002
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Actualmente la normativa vigente no obliga en el caso de los centros públicos de Primaria a que existan Departamentos de Orientación, algo que sí ocurre en la etapa de Secundaria. No obstante, cada vez son más los centros que optan entre sus prioridades por contar con personal especializado en orientación psicopedagógica de alumnos.

La mayor complejidad de los centros educativos y una mejora en la Atención a la Diversidad forman parte de las causas que originan esta demanda. La Comisión Europea estudia la creación de unos departamentos de orientación profesional y personal para todos los ciudadanos, una idea que según, Javier Carrascal, profesor en el IES “El Torreón del Alcazar” de Ciudad Real y secretacio de comunicación de ANPE, “da idea de la importancia del tema y no sólo en el término académico, ya que se incluye en el objetivo clave del aprendizaje a lo largo de toda la vida”. Asimismo, para Inmaculada González-Pola, orientadora en “La Salle” la orientación es un proceso de acompañamiento, de asesoramiento, de ayuda, que abarca toda la vida, desde Infantil, cuando la tarea del orientador va enfocada al niño y a otros campos de acción como pueden ser sus padres o Primaria, donde la orientación se enfoca a padres y docentes fundamentalmente, a la vida adulta. “Hay muy buenos profesionales en la enseñanza que necesitan de ese trabajo continuado del orientador que es quien desde dentro del claustro trabaja con todos los profesores, contrasta las informaciones del tutor, trata de crear un buen ambiente de trabajo, etc., comenta”.

Ayudar a los alumnos

Un trabajo que va más allá de la mera recogida de datos ya que su objetivo fundamental es ayudar al alumno. En este terreno Isabel Bazo, experta en orientación de CECE, cree importante “que se apoyen las características peculiares que por vocaciones o intereses demuestran los alumnos en Primaria, porque eso puede ser la base de su profesión en el futuro”. En la etapa de Secundaria a transformación de los alumnos que hacen que les influya mucho la “panda”, el criterio de los amigos, el “a mi me gustaría hacer esto pero que dirán”, hace que muchas veces prime el trabajo del psicólogo por encima del del orientador”.

En cuanto a la orientación de adultos, para Víctor Barcala, del centro de adultos “Joaquín Sorolla” “la principal dificultad es definir claramente que es lo quiere cada sujeto y que es lo que tú, como orientador, puedes proporcionarle. Así que una vez definidas las demandas el trabajo hay que recabar los medios para poder atenderlas de la mejor manera posible”. Según Barcala “los hay incluso que van en busca del orientador como si fuera una oficina de empleo”.
En cuanto a la composición y organización del trabajo de los equipos de orientación se podría hablar de tanta diversidad como la que existe entre los estudiantes.

Ningún centro es igual

Junto a Valentín Martínez Otero, son otras seis las personas encargadas entre psicólogos y pedagogos de la orientación de los alumnos de la escuela universitaria “ Don Bosco”, que se reúnen con el resto de profesores al menos una vez a la semana.

Sin embargo, en el caso de Inmaculada, orientadora del colegio institución La Salle, su tarea como orientadora junto con otros tres compañeros en un centro de casi 2.000 alumnos, se ve estimulada por su condición además de profesora y afirma que impartir clase “es una manera de estar en la tierra, de ver la realidad sobre la que proyectas la faceta orientadora”, comenta. Aunque todos los expertos consideran positivo dar clase siempre que no se sobrecargue al orientador de horas lectivas. Eso sí, para Barcala “las tareas docentes además deben ser siempre de la especialidad del profesor”.

Un caso peculiar es el que vive en su centro Juan Esteban. El IES “Virgen de la Paloma” cuenta con un equipo de orientadores formado por 22 personas, aunque sólo dos psicopedagogos se dedican exclusivamente al departamento. El centro cuenta con programas de integración de sordos, de iniciación a la FP, de diversificación, de compensatoria, cuyos profesores son adscritos al Departamento de Orientación junto a dos logopedas y un asistente social. “En principio se coordina el trabajo con los tutores”, comenta Juan, quien admite que el Departamento es tan complejo que no es todo lo eficaz que quisieran. “Se pasa un test a los alumnos a principios de curso para hacer una especie de barrido, pero nos deja un poco insatisfechos porque luego vemos que no se puede atender correctamente a toda la diversidad”. Fundamentalmente este centro de Secundaria cuenta, por un lado, con alumnos procedentes de otros centros que no se han integrado, alumnos que tienen bajo nivel académico, que han ido pasando de curso y que no dan problemas, y alumnos conflictivos que impiden el desarrollo normal de una clase.

Mejorar la convivencia

El asunto del clima escolar no deja hoy impasible a ningún experto en Educación. Para Carrascal, “no puede haber una enseñanza de calidad si no hay un clima de convivencia en las aulas”, aunque según Inmaculada “muchos problemas de disciplina se podrían resolver si tuviéramos más tiempo para hablar con los alumnos”. No obstante, los expertos coinciden en este tema en la necesidad de establecer fórmulas para motivar e incentivar al profesorado que hoy se siente desprestigiado socialmente. “Hace algunos años la tarea de tutor era recompensada económicamente”, recuerdan.

Para Isabel Bazo “un tutor no sólo hace un seguimiento del rendimiento académico de un alumno, sino del alumno en su totalidad “por lo que es clave que cuenten con el refuerzo del Departamento de Orientación en todos los cursos, así como que asesoren a los padres. “Crear comisiones de convivencia en los centros, formadas por los profesores de todas las etapas, ayudaría a solucionar los problemas puntuales dentro del centro”, concluye Isabel.

A cada uno lo suyo

En cuanto a la dicotomía entre clases comprensivas o diversificadas los expertos coinciden en señalar que “hay que darle a cada uno lo suyo” y que la atención personalizada es lo idóneo. Para ello “es necesario dar más formación a los profesores e incentivarles. Si todo profesor es orientador las bases psicopedagógicas han de ser sólidas”, comenta Valentín para quien “si la Educación no orienta, no es Educación”. Pero la solución pasa además por aumentar los medios puestos a disposición de los equipos de orientación. “Se hace más de lo que a veces sería lógico esperar”, comenta Víctor.

En cuanto a las soluciones, los expertos son conscientes de la existencia de objetores escolares que perjudican a aquellos que sí quieren estar en el centro educativo y consideran necesario, por una parte, incentivar y preparar al profesor-tutor, porque “no todo profesor debe ser tutor”, señalan, afirmando que “ser tutor debe considerarse como un mérito e incentivarse económicamente”y, por otro, que la diversificación debe ser tal que las elecciones de los alumnos en el sistema escolar sean siempre voluntarias, así como potenciar los ciclos formativos de grado medio y un sistema de pasarelas efectivo y real.

Para Isabel Bazo “se ha acabado con el estímulo y el esfuerzo de los alumnos. Cuando un alumno está motivado el profesor está motivado. Pero hoy los alumnos no lo están y los profesores no ven recompensado su esfuerzo ni económicamente, ni socialmente”. 

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