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Panamá nunca estuvo tan cerca

Mi ciudad a mi manera es una guía ilustrada sobre Panamá realizada por los habitantes más pequeños de esta ciudad. Imaginación y mucha creatividad en una experiencia en la que los niños han descubierto la cultura ciudadana.
Miércoles, 6 de febrero de 2002
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Mi ciudad a mi manera es una publicación que nos acerca a la República de Panamá. Sus autores son los niños de 19 corregimientos del Municipio de Panamá que dan una visión sobre su ciudad, tal y como la sienten, la perciben y la conciben. Esta guía ilustrada muestra la ciudad que han pintado con sus sensaciones y su creatividad infantil, con la espontaneidad de los pequeños ciudadanos que habitan en la urbe capitalina y expresan los estados de ánimo de su entorno, sus personajes, colores y signos principales que la identifican.
Esta experiencia consiste en una hermosa síntesis de juego, imaginación, canciones y textos y está encuadrada dentro del proyecto Torre de Marfil que la Alcaldía de Panamá ha impulsado a partir del año 2000 con la colaboración de UNICEF. Un proyecto en el que a estas alturas ya han participado más de mil doscientos niños de todas las comunidades panameñas.

La idea de esta pequeña obra de arte infantil surgió en la primera fase del citado proyecto Torre de Marfil. Comenzó como un plan orientado a descubrir el potencial educativo de la ciudad y en el que partipaban niños de 10 a 12 años. La participativa propuesta versaba sobre Las nuevas generaciones en la construcción de una cultura ciudadana. Además, la iniciativa no podía contar con un contexto mejor. Y es que por entonces la ciudad de Panamá se preparaba para ser anfitriona de la X Cumbre Iberoamericana por la Infancia y la Adolescencia.

Esta es nuestra ciudad

La experiencia empezaba por plantearse qué significa la ciudad. Al principio la ciudad era un concepto cerrado y monolítico. Tan sólo era la bandera de Panamá. Pero pronto se desdobló esta idea jugando a la conquista de un territorio distinto. La idea era mirar a Panamá como ciudad propia, de tal manera que se la podía cantar, pintar y narrar.

En primer lugar había que recorrerla con la imaginación, a través de evocaciones: las fiestas familiares, un día en la vida de la escuela, los amigos del barrio, los jóvenes y las pandillas, la basura, el balón, etc.
A continuación se pasó a recorrerla físicamente con un lápiz en la mano, un pincel o una cámara de vídeo. Y es así como aparecieron nuevas ideas. Por ejemplo, las esclusas de un canal se convirtieron en un juego maravilloso y la ropa colgada en el balcón encontró su poema.

Todas estas reflexiones tenían lugar en barrios, bibliotecas y escuelas, donde cientos de niños desarrollaron 45 talleres creativos sobre la ciudad. Sus actividades dieron pie a la elaboración de 1.200 carteles invitando a la ciudadanía a conocer los compromisos de la Cumbre Iberoamericana con los niños.

Después de tres meses, la ciudad dejó de ser Panamá, un nombre y un dato, para convertirse en Mi ciudad, la que se reconoce por sus olores y sabores, por su ritmo y color. Asimismo, lo que hay de desconocido en la ciudad suponía un reto para seguir descubriéndola.

Peticiones

Con la guía ilustrada, además de con los vídeos y carteles creativos realizados, los niños tomaron partido en la vida ciudadana y ejercieron su derecho de colaborar como ciudadanos, un trabajo que llevaron a cabo con afecto e imaginación. Prueba de ello son los deseos de los niños para su ciudad, incluidos dentro de la guía:
—Que limpien toda la ciudad.
—Que descontaminen la bahía.
—Que hagan una casa grande para los niños desamparados.
—Que llueva para que los árboles crezcan.
—Que todos los países se lleven bien.
—Que los niños tengan una familia que los quiera.
—Que los niños no tengan que trabajar.

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