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Abracadabra... ¡tú puedes hablar inglés!

El cine como recurso educativo ha demostrado ser un instrumento muy útil para el aprendizaje, sobre todo con niños pequeños. Una muestra de ello es esta experiencia llevada a cabo por una profesora de inglés en torno a la figura de Harry Potter, el famoso niño mago de la literatura anglosajona.
Miércoles, 15 de enero de 2003
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Este curso, en el mes de octubre, después de celebrar Halloween como fiesta popular anglosajona con niños de cuatro años en el aula de inglés, continuamos con más brujas y magos, una vez familiarizados con el mundo de Harry Potter. Durante un mes, fuimos descubriendo cada semana esta película, basada en un cuento de la literatura infantil inglesa. La experiencia nos ofreció la oportunidad para detenernos y darnos cuenta de que el origen de la película había sido un libro. El libro lo había escrito una señora y ella, junto con sus personajes, eran de otro país. En ese país se hablaba otro idioma, el inglés, que era el mismo que escuchaban en clase, de lo que se deducía que su profe hablaba igual que Harry Potter.

¡Empieza el juego!

Recopilé fotos de revistas y cuadernillos de colorear, publicados sobre la película. Preparé cuatro sobres grandes de diferentes colores, donde el sello era una foto pequeña de Harry. Todos iban dirigidos a la clase, con la dirección completa del colegio y donde figuraba como remitente Harry Potter. Dentro de cada sobre había una foto grande de Harry que nos escribía unas líneas, además de ilustraciones relacionadas con las escenas de la película vistas hasta el momento, por lo tanto eran imágenes conocidas que nos ayudaban a recordar lo visto.

Cada semana, después de ver varias secuencias de la película, recibíamos una carta del “mismísimo” Harry Potter. Primero, leía la dirección escrita en el sobre, pausadamente, para confirmar que iba dirigido a nuestra clase y descartar cualquier posibilidad de error. Luego pasábamos al siguiente gran momento, que era abrir el sobre y ver su contenido. ¡Estaba lleno de papeles! Y por turnos, cada uno de los niños metía la mano en el sobre y extraía algo; después lo disponía en el suelo. La emoción era tan grande que cada niño ha recordado con el paso de las semanas exactamente lo que había sacado del sobre. El despliegue visual en el suelo lo distribuimos de diferentes maneras, dándole forma y haciendo una lectura de imágenes que después colocábamos en el corcho de la clase junto con los sobres y las cartas. De cada sobre recibido se obtenía más información que gradualmente se iba organizando y situando, dando forma a un gran mural que sintetizaba y a la vez narraba, constituyendo un relato gráfico ilustrado. Hemos relacionado poemas populares de la literatura infantil inglesa con algunas escenas de la película, por ejemplo, “London bridge is falling down!” (London), “Pussy Cat, Pussy Cat!” (London), “Hickory dickory!” (Big Ben), “Row your boat!” (boat).

Haciendo mimo

También hemos aprendido una canción alusiva a los trenes y, por supuesto, hemos jugado a ser Harry. Cada día le correspondía a un niño ponerse el disfraz: gafas, capa, varita, y no podía faltar el toque del relámpago en la frente dibujado. En el momento de estar ya caracterizado desplegaba todos sus poderes mágicos: “Abracadabra, you are owles”. Entonces movíamos los brazos como si fuesen alas y emitíamos un ruido similar al de los buhos. O “Abracadabra, you are trains”, simulando con el movimiento de los brazos las ruedas del tren y emitiendo el ruido característico, y así con otros animales y transportes: snake, dog, cat, motorbike, frog…

En uno de los sobres Harry nos había mandado unas tizas de colores mágicas con las que hacer nuestros dibujos secretos, que luego podíamos borrar sin dejar rastro. Nuestro rincón de Harry fue creciendo con todas las aportaciones de los niños de la clase: cuentos, fotos, muñecos, disfraces, peluches y un sinfín de interpretaciones de los personajes.

Los resultados

El material utilizado en la experiencia permitía:
—Localizar el cuento y la escritora en su país.
—Conocer e identificar los rasgos más significativos del personaje principal.
—Comparar características de los personajes secundarios.
—Diferenciar animales por sus rasgos característicos.
—Reconocer indumentaria variada.
—Distinguir diferentes tipos de vivienda.
El abordar una película con niños de Educación Infantil partiendo del elemento sorpresa, como en este caso la carta de Harry, permite disfrutar de sesiones de “cineforum” cargadas de emotividad, que nos llevan a descubrir, comparar, relacionar, clasificar, diferenciar, reconocer y observar, favoreciendo la comprensión. Esta comprensión oral ha quedado reflejada en diferentes momentos con múltiples respuestas: un gesto, una palabra, un sonido, un movimiento corporal global o segmentario, y a través del tacto. Lo más importante es que hemos tenido la posibilidad, dentro del aula, de vivir la magia de lo fantástico y sentir la emoción de los sueños. 

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