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El pasaje de La Pasión contado por El Españoleto

Desde el próximo 20 de febrero, La Piedad que en su día –allá por el 1633– pintara Jusepe de Ribera es protagonista de una muestra que acoge el Museo Thyssen-Bornemisza con objeto de revisar la iconografía del pasaje de
La Pasión.
Miércoles, 12 de febrero de 2003
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La Piedad (El entierro de Cristo) es el lienzo de El Españoleto elegido por el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid para encabezar la serie de exposiciones Contextos de la Colección Permanente, a partir del próximo 20 de febrero. Una nueva aproximación a esta obra maestra, una de las realizaciones más logradas de un tema al que el artista dedicó varias versiones, es la propuesta de una exposición que, patrocinada por la Caja de Ahorros del Mediterráneo, pretende revisar la iconografía de La Piedad en toda su producción.

Con motivo de estudiar la importante aportación de Jusepe de Ribera en la representación pictórica de este pasaje de La Pasión, se ha reunido un escogido grupo de obras realizadas en distintos momentos de la carrera del pintor. El Españoleto –apodo que hacía referencia a su corta estatura y a sus raíces españolas (si bien el artista vivió la mayor parte del tiempo en Italia)– constituye un puente entre la escuela napolitana y la española. Entre los encargos que recibió a su llegada a Nápoles, ciudad en la que transcurrió casi toda su trayectoria artística, se encuentra precisamente una Piedad encargada por el Marcantonio Doria. Identificada con bastante seguridad con la conservada en la National Gallery de Londres, La lamentación sobre el cuerpo de Cristo, fechada a principios de la década de 1620, estará presente en la muestra del Thyssen.

No lo hará sola. La versión que alberga el mueso madrileño (La Piedad), perteneciente ya a la década de 1630 –una de las etapas más productivas y creativas del pintor–, juega con el contraste entre el fondo superior y el cuerpo de Cristo. Si a esto le unimos la diagonal de luz que alumbra el rostro de las mujeres y un número de figuras limitado, el resultado es una fuerte atraccción del espectador por el centro de la acción.

De éste, uno de los mejores y más singulares pintores del Barroco, también se expondrán dos imágenes de María Magdalena procedentes del Museo del Prado y del Museo Capodimonte de Nápoles, la Trinidad (también del Museo del Prado), así como obras sobre papel en las que el artista ensaya, con trazo libre y enorme maestría, algunas de las composiciones y figuras que utilizó con posterioridad en sus lienzos.

Hasta el 11 de mayo está abierta al público una muestra que gira alrededor del conjunto de piedades surgidas de los pinceles de Ribera, todas ellas con la dramática figura del Cristo yacente en primer plano; eso sí, con variaciones en el número y posición de los demás personajes. 

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