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Aprender a comunicarse es cosa de todos

Favorecer la comunicación, sea cual sea el nivel de capacidad del alumno, es el objetivo principal del Programa de Logopedia inclusiva, una iniciativa destinada a chavales de Educación Especial.
Miércoles, 28 de mayo de 2003
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Helena Aparici Garate, maestra de Pedagogía, y Nuria Gómez Simó, maestra de Audición y Lenguaje, son las creadoras del Programa de Logopedia inclusiva, una experiencia para alumnos de Secundaria –con edades comprendidas entre los 14 y los 16 años– de Centros de Educación Especial.

Esta iniciativa surgió ante la necesidad de trasladar la logopedia al contexto real del aula, pues, precisamente, es en este microclima donde se llevan a cabo las verdaderas situaciones comunicativas.

El niño no está dividido por parcelas, sino que conforma una globalidad. Por esta razón, la metodología consistió en integrar el trabajo de los profesionales, evitando en todo momento la segmentación por áreas, espacios y tiempos.

“Comunicación total”

Las características de los alumnos son muy diversas, por lo que los grupos son muy flexibles en cuanto a nivel de capacidad y de comunicación. De este modo, los niños más afectados se benefician de las situaciones más ricas que ofrecen los más aventajados, al tiempo que estos últimos desarrollan actitudes de ayuda a los demás, aumentan la autoestima y favorecen el desarrollo social y comunicativo.

Para desarrollar una “comunicación total”, este programa determinó la utilización de diferentes recursos comunicativos, desde los más estandarizados, como el SPC y Sistema Bimodal, hasta objetos reales, dibujos o fotografías.

Por supuesto, también se consideró como recurso fundamental cualquier vocalización o resto vocálico, sobre todo, de los alumnos más afectados. Estas expresiones siempre eran respondidas de manera funcional y significativa.
Así, los diferentes sistemas quedaban como alternativos para los alumnos más afectados, mientras que resultaban aumentativos para los que poseían una mayor competencia comunicativa.

Presentar el vocabulario

Antes de llevar a cabo la experiencia, se presentó la programación de las distintas unidades didácticas, de modo que todos, padres y profesionales, estaban informados de cuáles iban a ser los distintos ejes que, mensual o quincenalmente, vehiculizarían todas las actividades del curso.

Una vez conocidas estas unidades, se coordinaron las actividades entre el tutor y la especialista de Audición y Lenguaje. Lo primero que se presentó fue el vocabulario. También se promovieron situaciones favorecedoras de comunicación, que, más tarde, la tutora generalizó para cualquier momento del día. Se pretendía, de este modo, mantener esta unidad de trabajo centrada en la comunicación siempre bajo el mismo esquema estimulador.

Evaluación

El objetivo del programa no fue aumentar el nivel de los alumnos, sino aprovechar los recursos de cada niño dando significatividad a sus producciones. Por otro lado, también se pretendía incentivar la comunicación como una necesidad.

La aplicación del programa puso de manifiesto que la colaboración entre profesionales es muy positiva, si bien hubiera sido todo un apoyo la colaboración de otros profesionales, tales como el maestro de Educación Física.

Las intervenciones de los profesores servían de mera guía, pues la iniciativa comunicativa corría a cargo de los alumnos. Dar a esas intervenciones un carácter muy expresivo fue todo un logro.

El carácter lúdico del que se componían las actividades dotaba a las sesiones de un ambiente muy agradable. De hecho, los chavales sólo percibían juego, dinamismo y la oportunidad de interactuar, no sólo con los adultos, sino también con sus propios compañeros, tal y como deben hacer todos los niños independientemente de las dificultades que presenten.

Helena APARICI GARATE
Nuria GÓMEZ SIMÓ

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