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La vuelta al mundo del payaso ciclista

Un viaje repartiendo ilusión. 31.000 kilómetros, 19 meses, 10 países, 49 funciones y 21.000 sonrisas son los datos de la aventura emprendida por Álvaro Neil, un abogado asturiano de 36 años, con la ayuda de Payasos Sin Fronteras.
Miércoles, 10 de septiembre de 2003
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Sobre dos ruedas el biciclown recorre el mundo. Su objetivo, provocar una sonrisa en miles de personas, especialmente en aquellas a las que la vida menos sonríe. Kilómetros de sonrisas es un proyecto iniciativa de Álvaro ‘Neil, un asturiano de 36 años que abandonó su puesto de trabajo en una notaría y vendió su coche para cumplir un sueño: repartir felicidad sin fronteras.

Precisamente, esta idea de itinerancia despertó el interés de la ONG Payasos Sin Fronteras, que asumió el programa desde su comienzo, el 8 de octubre de 2001, cuando el biciclown emprendió su andadura por Sudamérica. Bolivia, Argentina, Chile, Perú, Ecuador. Colombia, Venezuela, Brasil, Paraguay y Uruguay fueron los 10 países que, hasta el 22 de mayo, Álvaro atravesó en bicicleta.

Asimismo, la intención de mejorar la situación psicológica de las poblaciones y sobre todo de los niños que viven en campos de refugiados, zonas en conflicto, situaciones de emergencia o exclusión social, fue otro aliciente para que Payasos Sin Fronteras apoyara este proyecto personal.
“La gente no entiende cómo he podido vender mi coche para financiarme este viaje y abandonar mi empleo” -afirma el payaso-, pero dibujar una sonrisa en casi 21.000 personas es, sin duda, toda una recompensa. Hasta tal punto que Álvaro tiene intención de proseguir su aventura por los demás continentes.

Para ello, el biciclown reúne fondos a través de conferencias en escuelas, institutos, universidades y empresas divulgando el proyecto para acercar las culturas y dar a conocer otras realidades. También ha puesto a la venta un DVD que incluye un reportaje con las mejores imágenes de su viaje.

Y es que Álvaro ‘Neil ha vivido en su propia carne la crisis económica argentina, la huelga antichavista en Venezuela o la toma de posesión de Lula en Brasil, entre otros acontecimientos históricos. Por si fuera poco, el ejército colombiano estuvo a punto de expulsarle del país al confundirle con un guerrillero de las FARC. Aún así, este aventurero sostiene que de lo único que se arrepiente es “de no haber salido antes a pedalear y hacer reír”.
La mayoría de su público fueron “gentes humildes que no entendían por qué ese loco había venido desde tan lejos para hacerles reír”. Sin nadie que previamente le anunciara –el biciclown llegó a contar con la ayuda de los bomberos para publicitar su espectáculo–, sin oficina de prensa que le allanara el camino, Álvaro trataba de convencer de la bondad de su iniciativa, amén de su gratuidad.

El payaso, que vivía con tres euros al día, pasaba dos o tres días con cada comunidad, intentando involucrarla en el proyecto y contagiales su ilusión. Así, solía reunir a unas 400 personas para cada espectáculo (en su viaje dio un total de 49). Con frecuencia acudía la televisión y los medios de prensa escritos, por lo que se lograba, además, el objetivo de divulgar las condiciones de vida de unas personas que generalmente no son noticia.

Gracias a la colaboración de Ciudadanía.com, Álvaro pudo crear la web www. biciclown.com, que ha ido actualizando en los cibercafés de los lugares que visitaba. Una página que refleja la ilusión de un hombre que ha “nacido para ser payaso”. 

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