fbpx

¿Qué taller toca hoy?

n una de las aulas de la Escuela Infantil “Altea”, los pequeños se maquillan y se preparan para subir al escenario. Mientras, en otra clase, sus compañeros preparan una exquisita receta de chocolate. Además, tiran los papeles inservibles a unos contenedores hechos por ellos mismos. Y es que todas estas actividades son futo de una serie de talleres para desarrollar la personalidad de los pequeños.
Miércoles, 18 de febrero de 2004
0

El equipo docente del centro educativo “Altea” propuso la realización de una serie de talleres que complementase la actividad diaria. En su puesta en marcha participaron las clases de Calamitos, Estrellas de Mar y Delfines, compuesta por niños de tres, cuatro y cinco años.

Un día antes del comienzo de los talleres, se dividieron las clases en cuatro equipos, a los que se les pusieron nombres como el de “las cebras”, “los cocodrilos” o “las jirafas”. Para un control adecuado de las actividades, cada una de las profesoras llevó a clase un cuadro de doble entrada con los nombres de los talleres y de los equipos, de tal forma que todos los niños pudieran concurrir a todos los talleres y que cada profesora trabajara con todos los equipos. Con todo organizado, se asignó a cada equipo un taller, y así fue como “los leones” disfrutaron de la cocina o “los cocodrilos” conocieron a fondo la seguridad vial.

Un teatro imaginario

Uno de los talleres que más divirtió a los pequeños fue el dedicado al teatro. Esta actividad se creó como un medio de expresión y desinhibición de los niños. Entre los objetivos, podemos destacar:

—Desarrollar la capacidad de expresión del mundo interior como medio de comunicación, expresando sentimientos y deseos a través del cuerpo.
—Favorecer la vertiente lúdica de la actividad teatral.
—Aumentar la capacidad de vivenciar y asumir los principales roles sociales.
—Interpretar, maquillarse y jugar dramáticamente con la técnica gestual corporal.
—Iniciarse en los roles de actor y espectador.

El taller se realizó en varios lugares del colegio para que se diesen variadas situaciones y no resultase demasiado largo. En clase observamos la decoración del aula y la disposición de las sillas. Después de conocer la situación de todos los objetos, planteamos una serie de preguntas: ¿Qué es el tetro? ¿Alguien ha ido al teatro alguna vez? Lo que se pretendía era tener constancia de los conocimientos previos que podían tener los pequeños y aclararles una serie de conceptos que no tenían muy claros. También les preguntamos sobre el oficio del actor, y como les pareció divertido, decidimos todos juntos divertirse interpretando y actuando.

Después de esta corta sesión de diez minutos, decidimos continuar en el gimnasio. Allí, realizamos una serie de juegos dramáticos en los que los pequeños debían sacar sus grandes dotes de interpretación. Plantemanos un mundo de risa donde los actores se empezaban a reír, otro de miedo donde todo el mundo temblaba, o el mundo del mareo donde más de uno no se sintió nada bien. Además, debían intepretar una serie de situaciones, a elegir entre conducir un coche, ser vendedora de fruta o repartir periódicos por todo el aula. Cuando había pasado más de media hora, los niños volvieron a clase.

Entonces, el aula se convirtió en un teatro imaginario donde los niños hicieron de mimos con todo el rostro pintado de blanco y con la sonrisa roja. Mientras la profesora leía e interpretaba un cuento, los niños representaban y hacían de mimos en el cuento El viaje del viento pequeño.

Postres de chocolate

Para el taller de cocina se siguió el mismo esquema que en el teatral, ya que primero se reunió a los niños para preguntarles sobre algunos alimentos, como los frutos secos, o sobre la diferencia de sabores. A continuación, se escenificaron acciones relacionadas con la alimentación, y los pequeños empezaron a batir, remover o pelar un plátano para que sus compañeros lo adivinaran.

Entre cacerolas y platos también se utilizaron las tijeras, ya que los niños tuvieron que recortar fotos de alimentos para explicar a sus compañeros lo que más les gustaba o disgustaba.

Sin duda, el chocolate fue uno de sus favoritos, por lo que decidimos hacer unos rollitos de chocolate. Para ello, cogimos los frutos secos, los picamos y los añadimos a la crema de chocolate. Finalmente, envolvieron su rollito a modo de caramelo y lo dejaron en la nevera del colegio. Cada niño tuvo su caramelo, ya que antes de meterlo en el frigorífico, pusieron su nombre. En toda la receta, los pequeños fueron probando los ingredientes y comentando su sabor y textura. Así, cogieron uno de los ingredientes, el coco rallado, y, antes de explicarles de que se trataba, lo probaron para ver si reconocían su olor y sabor.

En definitiva, la finalidad de estos talleres fue desarrollar aspectos concretos de la personalidad de los pequeños. Por esta razón, cada trimestre englobaba una serie de actividades que fomentaban lemas como el Yo Participo, el Yo me expreso o el Yo y mi entorno.

¡Recicla, por favor!

Es importante que los niños conozcan la importancia de clasificar las basuras y el impacto medioambiental que puede suponer el no hacerlo. Por ello, otra de las actividades que organizamos fue la del reciclaje, con objeto de despertar el interés de los pequeños por los problemas que se producen en su entorno. Decidimos ponernos manos a la obra e imaginamos que nuestra clase era una fábrica de papel de reciclado donde los niños ejercían de trabajadores.

Cogimos periódicos, revistas y dibujos, los rasgamos y los mezclamos con agua y cola de carpintero, y así obtuvimos una pasta. El experimento dio como resultado un muñeco de nieve y una serie de adornos pintados con tizas de color y purpurina.

También cada clase elaboró un contenedor de papel con carteles y dibujos decorativos. Ya no había excusa para no deposita el papel en el contenedor.

Estíbaliz PÉREZ
Magdalena RODRÍGUEZ
Patricia LÓPEZ
C.E.I “Altea” (Altea, Alicante) 

0
Comentarios