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En la piel del refugiado

En un mundo donde la intolerancia y la miseria avanzan progresivamente, un grupo de alumnos y profesores madrileños han querido mostrar cómo es la vida en un campo de refugiados.
Miércoles, 4 de febrero de 2004
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No sólo en el nombre del instituto se recuerda ese multicultural continente, sino que los alumnos y profesores del IES “África” han reconstruido, a través del proyecto Refugiados en el África, la pobreza, miserias y enfermedades que día a día sufren sus habitantes. Por su gran originalidad y por el esfuerzo realizado, este trabajo fue recientemente finalista en los Premios Giner de los Rios.

La comunidad escolar se puso manos a la obra y durante dos años
reconstruyeron un campo de refugiados en el patio del instituto, cuyas medidas aproximadas eran de 50 por 30 metros cuadrados, y que se redujeron a 35 por 25 para dejar algunos pasillos que facilitaran el acceso a posibles visitantes.

Un recorrido con guías

El diseño de esta exposición se podría asemejar al que montó en alguna ocasión Médicos Sin Fronteras en la Casa de Campo madrileña. Sobre todo tuvimos en cuenta muchos de los elementos que normalmente componen un campo de refugiados. Así, colocamos un dispensario de primeros auxilios y una oficina de recepción y documentación a la entrada del campo y, a la espera de una gran afluencia de refugiados, lo colocamos en una zona bastante espaciosa. También situamos concienzudamente la zona de cólera lejos del refugio y del almacén de comida y agua, que se situarían en una zona céntrica para ejercer un control ante posibles atentados o robos.

Los pasillos deben medir entre cuatro y seis metros de ancho, para así facilitar el tránsito de los visitantes, ya que podrían coincidir hasta 200 personas en su visita.

El recorrido por el ampo estaba dirigido por 16 alumnos de 1º de Bachillerato, que esperaban a los visitantes en sus respectivos puntos de información. La visita comienza en esta oficina de información y, según iban pasando los visitantes, se les daba el carnet de refugiados y una serie de nociones básicas sobre los refugiados, su diferencia con los inmigrantes, o los distintos países de acogida como Jordania o México.

El recorrido continuaba hacia los refugios, en los que el guía ponía especial interés para que los visitantes entendieran que cuando llega una avalancha de personas que huyen de la guerra o son perseguidos, lo más urgente es organizar una zona de acogida y proporcionar a cada familia unos 24 metros de plástico, mantas y alguna herramienta para construir su refugio. A continuación, el grupo pasa por la zona de agua, un espacio de gran importancia por el agua potable que se reserva para beber y para cocinar una serie de alimentos, que tienen que sumar alrededor de 2.000 calorías por día. En caso de emergencia, se recurre a la galleta BP5. Por eso, a modo de simulacro, se daba a algunos visitantes unas galletas normales.

Las enfermedades son desgraciadamente protagonistas en estos campos, y es por ello que los visitantes recorrieron la zona de cólera o la de desnutrición. En este último el guía mostraba unas cintas con varias franjas de colores utilizadas para medir el perímetro del brazo de los niños. De este modo, se diagnostica el grado de desnutrición que padezcan.

Con esta visita se ha logrado sensibilizar a un colectivo educativo que excede al de la propia comunidad escolar del IES “África”. De hecho, el proyecto suscitó un gran interés en Fuenlabrada y por todos los colegios de la zona, pero quizás lo más importante es que se ha logrado un crecimiento personal en nuestros alumnos, que han comprendido la auténtica situación de drama y emergencia humanitaria que se vive actualmente.

Las fases del proyecto

Después de realizar una visita al campo de refugiados que realizó Médicos Sin Fronteras en Madrid, decidimos realizar nuestro propio campo en el instituto. Este proyecto se desarrolló en tres cursos escolares, en los que se fueron realizando distintas actividades programadas.

La primera fase se centró en el montaje de un simulacro de campo de refugiados en el patio del instituto, y se dieron una serie de pautas sobre su dimensión pedagógica, ética o humana.

En la segunda fase, se volvió a poner en marcha una nueva edición de dicho montaje y se realizaron algunas mejoras respecto al primero. Además, se inició una mayor apertura a la sociedad en general y a otros colegios que lo quisieran visitar fuera de la comunidad educativa del IES África.

La última fase nos sirvió de colofón de las dos fases anteriores y se hizo una exposición sobre la problemática de los refugiados pidiendo colaboración a varias instituciones y ONG.

Poco a poco y en los tres años que duró esta actividad, el campo de refugiados se fue insertando en la vida ordinaria de los alumnos y la preparación formó parte de la programación habitual de varios departamentos del Instituto.

Además, se facilitó la apertura del centro a la sociedad y se transmitieron unos valores en un entorno recreado, pero que quería aproximarse lo más posible a una cruda realidad.

Catalina PASCUAL, M.A. RODRIGO, Esteban SERRANO, J. A. GUIJARRO, Margarita GONZÁLEZ, Ángel DÍAZ
“IES África”(Fuenlabrada,Madrid) 

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