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"Las clases magistrales ya no sirven"

Entrevista en exclusiva para MAGISTERIO con Eva Almunia, consejera de Educación de Aragón.
Miércoles, 4 de febrero de 2004
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Autor: J.M. de MOYA

Más tecnológica que nunca hemos visto a la siempre cordial consejera de Educación de Aragón. Enciendo mi grabadora y llega el comentario: “¡Huy, pero que grabadora más antigua…! Ahora, los periodistas viene con digitales”. Y aunque ya venía prevenido de que los Tablet PC tienen en Eva Almunia una de sus incondicionales, el comentario me hacía sospechar que la entrevista apuntaba maneras tecnológicas. Y acerté.

—Ayer mismo tuve la oportunidad de ver “Ser y tener” y recordaba que aquí, en Aragón, hay mucha escuela rural. ¿Qué problemas tienen este tipo de centros?
—Fundamentalmente tienen el problema del desplazamiento y de que es más complejo aplicar determinadas políticas educativas. Evidentemente es duro y por eso hay más movilidad del profesorado, sobre todo si procedes de la ciudad o de un pueblo más grande. Por otra parte, como las ratios son más bajas y el profesorado más joven, suele ser una escuela más dinámica y la relación del profesor con las familias es más directa y más viva.

—Tengo entendido que aquí tienen una experiencia interesante de aplicación de las nuevas tecnologías en el medio rural…
—Sí, en Ariño [pueblo de la cuenca minera de unos 900 habitantes]. Allí hay un grupo de profesores que viven las nuevas tecnologías de un modo especial. Ellos ya tenían lo que llamaban “aulas autosuficientes”, donde no había pizarras sino un ordenador con videoproyector. Esto lo instalaron por su propia iniciativa. Después fuimos con los Tablet PC o pizarra digital [ordenador portátil con pantalla táctil en lugar de teclado] e instalamos una red inalámbrica en el pueblo. De esta forma, los niños no sólo trabajan en clase con las últimas tecnologías sino que después, desde casa, como se llevan el ordenador pueden conectarse y seguir trabajando.

—Si el profesorado no se implica, hay poco qué hacer, ¿no?
—Sí y la verdad es que el director del centro de Ariño es fantástico. Es una persona muy entregada y que, además, entiende que el ordenador no es un simple instrumento sino que tiene su papel desde el punto de vista educativo. No se trata sólo de que los chavales vayan al aula de informática o de que aprendan el Word o el Excel –o los programas de Linux para quien vaya por ahí– sino de ver cómo los ordenadores sirven realmente al proceso educativo. Y eso es lo que queremos investigar con la experiencia de Ariño: ¿de qué forma el ordenador va a afectar a la relación profesor-alumno?

—¿Y a qué conclusiones van llegando?
—De momento, esta claro que el docente pierde el papel de ser el único que facilita la información porque el alumno también la consigue en la Red o en la biblioteca. Las clases magistrales ya no sirven y el docente se convierte más en el guía, en el tutor de los niños. En fin, vemos que el proceso enseñanza-aprendizaje se ve afectado plenamente por la introducción de las nuevas tecnologías.

—Por cierto, observo que esta pasión por las nuevas tecnologías en el aula es más propia de las comunidades del PSOE…
—Tal vez, pero deja que le insista en que no es tanto pasión por las nuevas tecnologías como por la nueva relación profesor-alumno que se establece. Lo de menos es que estemos por encima o por debajo de la media europea en número de alumnos por ordenador. Tal vez lo más importante es formar al profesorado es la idea de que ya no es el único que transmite conocimiento y que su papel ahora es lograr que el niño aprenda conseguir esa información y después ayudarle a discernir, a pensar.

—¿Cómo se concretaría esta filosofía en el trabajo diario del profesor?
—En Ariño, por ejemplo de todo esto, los alumnos no manejan libros de texto porque los textos los hacen los mismos chavales. Por supuesto, el profesor les da pautas para esa búsqueda que tienen que hacer en Internet o en la biblioteca del centro o, incluso, en suplementos, revistas… Ese esfuerzo que deben hacer para buscar la información hace que la retención de los conceptos sea mucho mayor y que al final de curso se acuerden perfectamente de lo que estudiaron al principio.

—Sin libros de texto, para los padres será más complicado hacer un seguimiento de su hijo, supongo.
—Han hecho una página web en la que cuelgan todos los temas que van desarrollando en clase. De este modo, cualquier padre puede hacer un seguimiento de lo que su hijo ha estado aprendiendo.

—Algunos profesores, sin embargo, ven el ordenador en clase como un elemento más de distracción. “Si antes me costaba captar la atención del alumno, ahora con una pantalla entre él y yo…”, vienen a decir. ¿Qué les diría?
—Por eso, yo estoy tan enamorada del Tablet PC. Ocupa lo que un cuaderno o un libro [se coloca en posición horizontal sobre la mesa o pupitre] y por eso no supone ninguna barrera entre alumno y profesor.

—Se la ve forofa del Tablet PC, ¿no se llevará comisión, verdad? ¿quién es el fabricante?
—[Risas] No, no. El que yo tengo es de Compac, pero me parece que los de Ariño son de HP. Que conste que yo no soy una dogmática ni del Tablet PC, ni de Microsoft, ni de Linux…

—Esta experiencia que están desarrollando está muy bien como plan piloto, pero ¿es posible extenderlo a los 800 centros aragoneses?
—De momento, contemplamos la compra de ordenadores tradicionales para los centros, pero apostamos por los Tablet PC. En los colegios debe haber un aula con ordenadores tradicionales donde los alumnos vayan a buscar información y, después, cada alumno debería tener su portátil con el que trabajar en el aula. De hecho, estamos estudiando la posibilidad de comprar –o ayudar a comprar– un portátil a cada alumno, porque nos puede salir más rentable que dotar al centro de los equipos más modernos y que a los tres años van a quedar obsoletos.

—En Aragón, ¿apuestan por Linux o por Microsoft?
—A diferencia de lo que se está haciendo en Andalucía o Extremadura, aquí dejamos que cada centro opte por la plataforma que quiera. Evidentemente, los servicios oficiales de la Consejería están basados en Microsoft, como en el resto del Gobierno regional.

—¿Piensan instalar algún tipo de filtro que controle el acceso de los alumnos a determinados sitios de Internet?
—Yo creo que la prohibición, sobre todo a determinadas edades, fomenta la curiosidad y que la libertad bien encauzada da mejores resultados. Además, creo que eso de que los chavales visitan muchas páginas de sexo a veces se sobredimensiona; más les gusta el Marca. En suma, pensamos que es mejor advertírselo en cada caso –“oye, eso aquí, no”– que prohibírselo de entrada.

—Terminemos con el debate educativo clásico. ¿Aplicarán la Ley de Calidad a pesar de oponerse ideológicamente?
—Ya la estamos aplicando: cualquier otro camino sería una irresponsabilidad. Sin embargo, seguimos pensando que la LOCE no va a solucionar los problemas que tiene planteada la Educación en nuestro país.

—De todas formas, su gobierno no se ha mostrado tan crítico como otras comunidades socialistas con algunas de las propuestas de la LOCE. Por ejemplo, aquí concertaron la Infantil antes, incluso, que algunas comunidades del PP…
—Tenga en cuenta que nosotros tenemos como socio de gobierno un partido [el PAR] con otra concepción de la Educación. Yo formo parte de ese gobierno y no me quedan más que dos soluciones: o marcharme o aceptar algunas decisiones aunque no las comparta. Al final, lo asumes y tienes claro que es una decisión de tu Gobierno.

—De modo que no comparte aquella decisión de concertar la Infantil.
—Yo, personalmente, cuando he tenido que elegir dónde escolarizar a mi hija he ido a un centro público, teniendo al lado un colegio concertado. Creo que le he respondido.

Objetivo: que profesores y padres hablen

—Uno de los temas que más preocupa en la actualidad es baja implicación de los padres en la Educación de sus hijos. Por ello, se quiere potenciar la tutoría y la orientación, ¿qué opina?
—Nosotros estamos desarrollando un sistema on line que permite al padre tener información directa de su hijo: si ha ido hoy a clase o no, sus notas… De esta forma, si ese padre no tiene tiempo o su horario no coincide con el del profesor, pueda realizar ese seguimiento desde la oficina a través del ordenador.

—Muchos profesores se quejan de que nunca ven a tal o cual padre…
—Por supuesto y la relación personal con el tutor o con el equipo de orientación es necesaria. Pero todos sabemos que la vida es compleja y que, aunque ese padre no vaya por el centro, la preocupación por su hijo existe. A lo mejor el horario laboral de ese padre no coincide con el del centro.

—¿Habría que ser más flexibles?
—Por eso, le decía que nosotros estamos incorporando un sistema que permite al padre tener acceso on line a todo el expediente de su hijo desde que formaliza, también on line, la matrícula.

—Eso está bien, pero ¿hay algún modo de que un padre que termina de trabajar a la siete pueda ser atendido por el tutor de su hijo?
—En estos momentos es muy complicado. Me consta que hay profesores que lo hacen voluntariamente porque entienden cuál es la situación de ese padre o madre. Pero quedan a las ocho en un café, claro.

—¿Se podrían habilitar los sábados por la mañana, por ejemplo?
—Podría ser. Lo importante es buscar fórmulas que a los padres y al centro les vayan bien. El centro debe tener autonomía para decidir el mejor modo de mantener ese contacto, porque no es lo mismo un colegio en una cuenca minera que otro en plena ciudad de Zaragoza. 

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