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Las fábulas de la clase de Pío

El sevillano CEIP “Andrés Bernáldez” de Los Palacios y Villafranca ha decidido instaurar en sus aulas de Infantil una experiencia con el vídeo digital. “Los dos conejos”, “El viento y el Sol” y “La boda de Radha” son las fábulas que han cobrado vida de la mano de los más pequeños en este cinematográfico taller.
Miércoles, 11 de febrero de 2004
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La lista de Grimm. La primera vez que me asomé a ella casi me da algo: personas que continuamente tratan unos temas informáticos a unos niveles astronómicos; y yo, teniendo que enfrentarme a un Imac recién llegado, sin haberme puesto nunca ante un ordenador… De esto hace ya cinco años y mi impresión inicial fue cambiando poco a poco. De hecho, me di cuenta de que había niveles muy diversos y, lo más importante, que daba igual el nivel porque siempre había alguien dispuesto a echar un cable. Los temas a tratar variaban: de unos me enteraba de algo, de otros… bueno, poco a poco.

En el curso 2001-02 el Grimm TV propuso grabar cuentos con los alumnos para colgarlos en Internet a disposición de todos los centros. Me puse en contacto con Emilio, un compañero de otro centro, y decidimo trabajar Cuentos con moraleja. De paso, recuperábamos un tipo de texto que habíamos trabajado poco o nada hasta ahora en el aula: la fábula.

Fundamentalmente, se pretendió conseguir en nuestros alumnos de tres y cuatro años un estímulo para que se esforzasen en mejorar su pronunciación y hacerla más comprensible (suelen tener un lenguaje pobre), además de desarrollar otro tipo de lenguaje: el corporal.

Cuentos con moraleja

Yo me centré en tres fábulas: Los dos conejos, El viento y el Sol y La boda de Radha. Primero tuvimos que adaptar el guión: había que insertar diálogos y ajustar el vocabulario. En la asamblea de clase ensayamos, hicimos los listados de personajes de cada fábula entre todos, las dramatizamos, etc. Y así se fue seleccionando la asignación de papeles, procurando que incluso los más tímidos se sientesen cómodos en papeles más a su medida.

Los pequeños se fueron aprendiendo el texto mientras sus madres confeccionaban los disfraces. A algunos les costó más que a otros porque participaban todos: los que todo lo hacen bien, un alumno que tenía graves prolemas de comunicación, uno hiperactivo que no paraba de provocar ruídos de fondo y de toquetearlo todo mientras grabábamos, tres alumnos con déficit de lenguaje que quisieron ser los pretendientes de la ratita, pero que no fueron elegidos por ella (probablemente, porque no entendió sus virtudes cuando se las explicaban, por mucho que se empeñaron en ensayar en casa su frase una y otra vez).

Un estreno en toda regla

Los maestros también hemos tenido que aprender mucho: adaptar un guión, pensar planos… Queríamos un decorado decente y descubrimos la posibilidad que ofrecía la cámara para grabar una imagen sobre una foto fija de fondo. Así, tuvimos que grabar exteriores: buscar una madriguera, unas trincheras, un muro, ovejas, etc.

Por último, queríamos un estreno en toda regla. Llevé a clase algunos libretos de teatro, vimos las partes fundamentales y elaboramos tres entre todos –uno para cada fábula–, que les dimos a los padres antes de entrar. De modo que podían conocer los actores, el argumento y la moraleja de cada obra antes de verla. De regalo, en el sobre iba un fotograma de la película donde aparecía cada niño.

Unos buenos resultados

Los resultados fueron más allá de lo esperado:

—Respecto al lenguaje oral, conseguimos estimular a los alumnos para pronunciar, vocalizar y entonar correctamente.

—Respecto a la lengua escrita, la actividad dio oportunidad de trabajar dos tipologías de textos: por un lado, las fábulas, de las que estudiamos su estructura (cuentos cortos que a veces parecían poesías y que terminan siempre en moraleja), el tipo de lenguaje (muchas palabras les resultaban extrañas), los protagonistas (animales o elementos de la naturaleza generalmente); por otro, los libretos, de los que estudiamos su estructura, la forma exterior y el contenido. Decidimos que haríamos uno para cada obra y que no podía faltar un pequeño resumen, el nombre de los actores y, por supuesto, la moraleja. Además, se decoraron con dibujos.

—En general, conseguimos trabajar el lenguaje corporal, mantener el silencio durante el período de grabación, que los niños disfrutasen con las actividades en grupo, y reforzar su autoestima y confianza en sí mismos al ver los resultados obtenidos.

Esta experiencia ha sido sólo el principio. Cada día veo más claramente las posibilidades educativas que ofrece el uso de las Nuevas Tecnologías en el aula. Así, se abren las mentes hacia nuevas formas de trabajo: con los niños, usando recursos como ordenadores, fotos y vídeo, y con los maestros, investigando en las aulas y compartiendo experiencias a través de Internet. Todo un auténtico claustro virtual.

Rosa Mª MADROÑAL
CEIP “Andrés Bernáldez” de Los Palacios y Villafranca (Sevilla)

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