fbpx

Todos iguales, todos diferentes

Todos iguales, todos diferentes es una experiencia llevada a cabo en el murciano CP “Urci” de Águilas. La Educación en Valores se trabaja en clase de Conocimiento del Medio en los cursos de 1º y 2º de Primaria a través de un proyecto que pretende sensibilizar a los pequeños sobre las discapacidades físicas que padecen otros chavales de su misma edad.
Miércoles, 5 de mayo de 2004
0

Los inicios de esta experiencia se remontan a unas lecciones de Conocimiento del Medio donde incluí, entre los temas transversales, el alfabeto Braille. Y es que consideré muy interesante su explicación para sensibilizar a los niños en la problemática de las discapacidades físicas.

Objetivos

Al llevar a cabo este proyecto en clase se desarrollan capacidades como:

—Afianzar la lecto-escritura, fin primordial en estos cursos de 1º y 2º de Primaria.

—Inculcar en los niños la Educación en Valores.

—Conocer otras formas y métodos de lecto-escritura.

—Respetar y sensibilizarse con las personas que sufren alguna discapacidad.

—Afianzar el conocimiento en la construcción de frases y oraciones a través de otro método de lecto-escritura como es el Braille.

—Inculcar y hacerle ver al alumno la importancia que este método tiene para las personas con déficit visual.

—Respetar otras formas de expresión y comunicación.

—Trabajar de forma lúdica, motivadora y globalizada los ejes transversales: Educación en Valores, Educación cívica y moral…

—Utilizar el método Braille como un recurso más para reforzar el proceso de lecto-escritura en el aula.

El alfabeto Braille

Al iniciar la experiencia, les expliqué a mis alumnos que en el mundo hay niños que carecen del sentido de la vista, así que ha habido que hacer “algo” para que aprendiesen a leer y a escribir. Como no pueden hacerlo como nosotros, utilizan el alfabeto Braille. Además, hay colegios para esos niños con profesores especializados que les enseñan a utilizar el alfabeto para ciegos.

Las letras de este método de lectura son muy curiosas, ya que llevan puntitos de relieve que, al tocarlos con los dedos, permiten descifrar el mensaje lector. Por tanto, ellos saben que un puntito solo en relieve representa la letra “A”, dos puntitos en sentido vertical representan la letra “B”… y así sucesivamente se les van enseñando todas las letras del abecedario.

También hay que explicarle a los pequeños que esta forma de leer se va aplicando poco a poco a la vida diaria; por ejemplo, para subir en ascensor un invidente toca las letras en Braille que hay junto a los números.

Tras esta aclaración, repartí a los niños una fotocopia del alfabeto Braille para que observasen cuántos puntitos lleva cada letra y en qué sentido están colocados. Después escribí en la pizarra un nombre en Braille y los niños, con el alfabeto en la mano, buscaron el significado de los puntos y cambiaron éstos por letras. La experiencia se convirtió, de este modo, en un juego: les daba trocitos de papel para que escribiesen el nombre acertado y su propio nombre; luego, contábamos cuántos niños habían acertado y lo resolvíamos en la pizarra. Esta práctica se realizaba en clase a diario porque a los niños les encantaba.

Averiguar un saludo y su respuesta

Tras adivinar palabras, los niños pasaron a averiguar un saludo y su respuesta (por ejemplo, “hola, niños” y “hola, seño”). El siguiente paso consistía en descifrar frases sobre actividades de dentro y fuera del aula (“¡Viva el Carnaval!”, “¡Feliz cumpleaños, Raúl!”). El trabajo en clase se completó haciendo un mural donde los niños pegaban sus dibujos, y un cuento en capítulos con las ideas de todos. Los dos trabajos cuentan una historia muy parecida: tres amigos, dos niños y una niña ciega, que se reunían en el parque para jugar y contarse aventuras. La niña enseña Braille a los niños y éstos a ella, a jugar al escondite. Así, iguales y diferentes, todos aprendemos de todos.

María HERNÁNDEZ 

0
Comentarios