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“Los acuerdos verbales con el PSOE mantendrían la LOCE”

Entrevista en exclusiva con Antonio Cañizares, presidente de la Comisión de Enseñanza y Catequesis.
Miércoles, 16 de junio de 2004
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Autor: Marta SERRANO

Valenciano de nacimiento, Monseñor Cañizares ha vivido en diferentes ciudades como Salamanca, Madrid, Granada, y Toledo, pero siempre prestando un interés especial a todo lo relacionado con los contenidos de Educación en la Fe, tanto en la catequesis como en la enseñanza escolar.

—El PSOE se quejó durante el gobierno del PP de un supuesto trato de favor hacia la Conferencia Episcopal, ¿qué habría de cierto en esto?
—Nada, en absoluto. En concreto en materia de enseñanza, debo afirmar con toda claridad que lo que el PP hizo en relación con la enseñanza de la Religión o con la escuela de iniciativa social fue sencillamente respetar la Constitución por lo que a derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos se refiere. Ningún trato de favor ni ningún privilegio para la Conferencia Episcopal.

—Durante la misma etapa algunos miembros de la Conferencia Episcopal reconocieron contactos con el PSOE por los que la Religión católica se mantendría como asignatura de oferta obligada en los centros educativos, ¿Se llegó a acuerdos con este Partido?
—Contactos, en efecto, los hubo. Personalmente participé en ellos. No es que en esos encuentros se dijese que la Religión católica se mantendría como oferta obligada en los centros educativos; es algo que está garantizado ya por la Constitución, en el artículo 27.3 de la misma. Se trata de algo irrenunciable e indiscutible, que no se tiene por qué negociar. También queda garantizado por el Acuerdo Cultural entre la Santa Sede y el Estado Español, de 1979. Los contactos siempre fueron cordiales. Se llegaron a acuerdos verbales, no plasmados en ningún protocolo escrito que se firmase; acuerdos, por lo demás, que no distan apenas de lo que ha quedado plasmado en la LOCE. Los puntos en los que estuvimos de acuerdo no eran para el caso de que gobernase el PSOE, sino sencillamente para el caso de que gobernase el que gobernase y en orden a las reformas que ya se anunciaban en el campo de la enseñanza por parte del PP en el gobierno.

—El PSOE está dispuesto a cambiar la legislación en torno a la asignatura Sociedad, Cultura, Religión. ¿Qué le parece esta medida?
—El suspender la aplicación de la LOCE en esta materia supone un retroceso en el terreno pedagógico y educativo, así como en el desarrollo, reconocimiento y garantía de derechos y libertades en España. Estimo que lo que se había legislado en la LOCE se ajustaba completamente al mandato constitucional y cumplía con el mencionado Acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede. Lo legislado en la LOCE o en los decretos de su aplicación se ajusta a los principios de igualdad y de libertad religiosa, no entraña discriminación ni privilegios, respeta el derecho a la libertad de enseñanza y a ser educado conforme a las propias convicciones morales y religiosas, respeta asimismo los Acuerdos Internacionales que forman parte de nuestro ordenamiento jurídico. Y lo que no podemos olvidar: garantiza, además, por completo la enseñanza religiosa que el 75% de padres, en este último curso, han pedido para sus hijos, en continuidad con los últimos decenios.

—¿Tienen alguna reunión prevista con los nuevos responsables del Ministerio de Educación de María Jesús San Segundo?
—Pocos días después de su toma de posesión en este Ministerio, además de felicitarla por su cargo y ponerme a su disposición, solicité una entrevista; ésta aún no se ha celebrado, no se me ha concedido hasta el momento.

—La intención del PSOE es que la asignatura de SCR no sea finalmente evaluable y computable a efectos de la nota media, etc. En cambio, pretenden incluir en el currículum una asignatura sobre valores cívicos, ¿qué postura mantendrá la Conferencia Episcopal al respecto?
—Una materia que no es evaluable con rigor y valor académico no es una materia que tenga rango de fundamental, equiparable al resto de materias fundamentales, como señala el Acuerdo con la Santa Sede, y reclama, a su vez, la naturaleza de la materia en la formación completa de la persona. De hecho, dicha medida devalúa y degrada el valor de la enseñanza religiosa; la reduce a una materia apendicular, adicional. Con ello se muestra de manera objetiva cuál es el sentido y alcance que se le da en el currículo. Pero esto no es lo que piden los padres, que hay que escuchar en materia educativa en un país democrático. Por lo que se refiere a las intenciones de una asignatura sobre valores cívicos, no puedo juzgar, la verdad, porque no conozco los objetivos y los contenidos de esa hipotética materia; tampoco puedo afirmar qué es lo que mantendría en su momento la Conferencia Episcopal sobre esa asignatura. ¿Qué es lo que se pretendería con ella? ¿Algo así como el revivir, con otros términos, aquella materia que yo estudié en el Bachillerato de “Formación del espíritu nacional”? ¿Sería tal vez una especie de “Ética cívica” para todos? Si esto fuera así, habría que advertir de los riesgos que esto entraña y de los límites necesarios y previsibles que comporta.

—A su juicio, ¿qué beneficios tiene para los alumnos la asignatura de Religión frente a una de valores cívicos y democráticos?
—No podemos contraponer una cosa a la otra, porque en el caso de la Religión católica esos valores cívicos y democráticos están ya en su misma entraña, los engloba, y va más allá de ellos, los trasciende, incluyéndolos en una antropología: Antropología, por lo demás, con Dios y con Cristo. La Religión, por otra parte, responde a las preguntas más profundas e inquietantes del hombre sobre la vida y la muerte, sobre quién es uno mismo y su destino, le abre a la realidad de Dios de quien es inseparable la verdad del hombre, le ofrece el origen y fundamento de su dignidad inviolable, la grandeza de su vocación, así como la dignidad de todo ser humano, le muestra cuál es su origen y meta, y tantos otros aspectos que el hombre necesita para vivir y que no le podría proporcionar una mera formación cívica.

—Cada vez hay más alumnos de procedencia extranjera con unas creencias muy distintas a las del ideario católico, ¿cómo deberían ser tratadas el resto de las confesiones religiosas en los currículos? ¿igual que la católica?
—Sin duda, el derecho a la libertad religiosa, y, por tanto, el respeto a las distintas religiones, debe ser garantizado con todas las garantías que requiere.

La admisión de alumnos

Al citar los centros educativos concertados, Monseñor Cañizares puntualiza los términos. “Permítame que le diga que, como el lenguaje no es neutral, prefiero hablar de colegios o centros de iniciativa social, en lugar de centros concertados”, explica. “Lo de concertados presupone una Red única de Centros, unos propiedad y gestionados directamente y a todos los efectos por la Administración Pública, y otros de propiedad privada, a los que se acude para llegar a donde no llegan los del Estado, y gestionados como se gestiona cualquier servicio concertado, que no es identificable con libre ni con autonomía de proyecto educativo”, apostilla.

No obstante, según Cañizares, los obispos defenderán la libertad de enseñanza, que pertenece también a los los padres, para que puedan elegir los centros que consideren adecuados para educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones morales y religiosas, con las garantías económicas de gratuidad al menos en los niveles obligatorios.

“Reducir unidades, imponer una planificación férrea, dar un porcentaje desmedido a la zonificación a la hora de escolarización, no contar con un trato de igualdad respecto a otros centros, etc; introduce ciertamente dificultades y límites en este derecho y cercena libertades”, admite Cañizares. En este sentido, Cañizares critica los decretos de admisión de alumnos de Castilla-La Mancha y Cataluña. “Estos decretos me producen una honda preocupación porque debilitan notablemente la libertad de los padres y los derechos de los centros”, subraya. 

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