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Unicef inicia la campaña contra la explotación sexual infantil

No hay excusas. No a la explotación sexual infantil. Éste es el lema de la nueva campaña de Unicef que exige erradicar la explotación sexual de la infancia, pues supone la violación de los derechos fundamentales de los niños.
Miércoles, 9 de junio de 2004
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Autor: Jénifer LÓPEZ

A millones de niños de todo el mundo se les compra y se les vende como si fueran esclavos sexuales. Por ello, Unicef-Comité Español, junto con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, la Secretaría General de Turismo y la colaboración de otras entidades como la Organización Mundial de Turismo, Ecpat, Policía Nacional e Interpol, han puesto en marcha, desde el 2 de mayo, una campaña contra la explotación sexual comercial de la infancia en los viajes y en el turismo.

La campaña tiene como principal objetivo la prevención de la explotación sexual infantil mediante la sensibilización de aquellas personas que viajan desde España a destinos turísticos conocidos porque resulta más fácil mantener relaciones sexuales con menores de edad.

Otra forma de prevención es asegurar que los niños –especialmente las niñas– acudan a la escuela, para que en un determinado momento tengan la capacidad necesaria para mantenerse a sí mismos y sean, por tanto, menos vulnerables a la influencia de los proxenetas y de otras personas que traten de obligarles a ingresar en el comercio del sexo.

Francisco González Bueno, presidente de Unicef-Comité Español, comentaba que “no hay excusas para la comisión de estos delitos. La gente piensa que es una cuestión cultural del país, una excusa impresentable”. Por su parte, Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Asuntos Sociales, añadía que “es un crimen que hay que perseguir aquí y fuera de España. Mantener relaciones sexuales con niños y niñas es un delito en todas partes, que no tiene que ver con pautas culturales o con un mayor o menor desarrollo económico, un delito penado con la cárcel”.

La campaña pretende dejar claro que mantener relaciones sexuales a cambio de dinero con menores de edad vulnera los derechos fundamentales de los niños, recogidos en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989. Las secuelas que producen perduran mucho después de las violaciones: daños físicos y emocionales que pueden durar toda la vida o incluso provocarles la muerte prematura.

Se calcula que, aproximadamente, un millón de niños caen todos los años en la industria sexual, un negocio multimillonario. 

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