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¿Es posible la autorregulación?

Cotilleos, insultos, escenas picantes e invitaciones al consumo más feroz se han convertido en el “pan de cada día” de nuestras televisiones. Las recientes cumbres contra la telebasura celebradas entre el gobierno y las cadenas televisivas pretenden cambiar este panorama diario que nuestros niños están asimilando como parte de su Educación.
Viernes, 10 de septiembre de 2004
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Autor: Belén BRITO

Cuando echamos mano de la estadística y observamos que de toda Europa los niños españoles son los que más tiempo pasan delante de la “caja tonta”, cabe preguntarse qué están viendo nuestros niños cotidianamente.

Estudios realizados sobre los hábitos de consumo de televisión indican que ven una media de 218 minutos al día, en claro contraste con con la jornada escolar de 300 minutos al día. Además, el estudio revela que un 92% de los niños prefiere ver la televisión al volver del colegio, antes que jugar (86,3%). El dato realmente preocupante es que los menores y adolescentes prefieren ver la televisión fuera del horario protegido, es decir, después de la diez de la noche.

Sin embargo, no existe tanta diferencia cuando se observa que en el horario de la tarde las cadenas de televisión emiten “programas zafios”, o que en mitad de la programación infantil se difunda publicidad con mensajes contraeducativos para los niños.

El gobierno ha realizado un examen de conciencia junto a varios organismos y las cadenas televisivas incluidas. El propósito de enmienda no se ha hecho esperar, y la promesa de un Consejo Audiovisual nacional ha empezado a tranquilizar a la sociedad. Primero se insistió en la idea de un código de autorregulación, que sean las propias televisiones quienes establezcan sus leyes y evitar llegar a sanciones. Finalmente se ha optado por un código de corregulación, visto que las propias cadenas privadas no lo quieren asumir.

Momentáneamente se pondrá en marcha un comité de seguimiento, en el que participará el ejecutivo, los operadores y los usuarios, mientras se están estudiando los modelos europeos. Es el sistema italiano el que más entusiasma, fija una franja horaria de especial protección a los menores de 19´00 a 22´00, así como la creación de Comités Regionales dada la existencia de dos Consejos Audiovisuales autonómicos de España.

Pero, ¿cómo intentar hacer cambios cuando las cadenas muestran poco apoyo a las iniciativas? Paolo Vasile, Presidente de Telecinco, expresa que “los contenidos no se tocan, nadie puede obligarnos a cambiarlos”, y luego se escuda en excusas tan infantiles como “Tampoco Antena 3, ni TVE-1 tienen programación infantil por las tardes”.

Agustín García Matilla, profesor de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III, subraya: “Se debe enseñar a consumir televisión y programas educativos a los niños, la idea es formar telespectadores críticos”. En este aspecto, expresa la carencia de herramientas, tanto para los padres, profesores como escolares, para ver analíticamente la televisión. Otro aspecto remarcable surge en las últimas investigaciones efectuadas, donde se enfatiza la gran cantidad de estereotipos de género existentes en la televisión, sobre todo en la publicidad que se transmite.

Invitación al consumo

“La revista que no te comprarán tus padres”, es el eslogan usado como reclamo publicitario para la venta de una nueva publicación (tipo cómic) dirigida al público adolescente. Es sólo un ejemplo, porque eslóganes como éste evidencian los mensajes que los chavales están percibiendo continuamente. Por eso, si se considera que todos los medios de comunicación los elaboran los adultos, no se pueden eludir responsabilidades en la formación de un nuevo grupo de “menores consumistas”.

García Matilla se lamenta la permanente incitación al consumo. Indiscriminada incluso, ya que no se respetan los horarios para la audiencia infantil. Así por ejemplo, cuando se anuncian programas de corte infantil, como Los Lunis, no se evitan ciertas publicidades o se disminuye los pases de éstas. Al contrario, se supera la media permitida de publicidad de 12 minutos por hora. Resulta verdaderamente exagerado si nos paramos a contabilizarlo al año. Muchas veces cabría replantearse si los programas están dentro de la publicidad.

El Partido Popular también ha insistido a este respecto. Citan que los medios privados se han guiado más por criterios económicos o empresariales y no han tenido en cuenta el papel educativo de los medios audiovisuales. Los pequeños están siendo bombardeados por anuncios publicitarios, los cuáles pretenden que los niños presionen a sus padres para que les compren el objeto de moda.

La televisión, y concretamente la publicidad se vale de su gran poder de persuasión. El constante destello de colores, sonidos, imágenes, el ritmo rápido y demás creaciones de la tecnología condicionan que la audiencia infantil se enganche rápidamente y le llegue de forma directa ese “sutil” mensaje. No obstante, los niños no han desarrollado la capacidad crítica y valorativa para excluir lo bueno de lo malo, es decir, están más indefensos para poder discernir entre realidad y fantasía presente en la televisión .

La cuestión esencial del debate se centra en la utilización de niños para realizar programas y publicidades. En los informes del Defensor del Menor, Pedro Núñez, se denuncia el gran número de petición de permisos de trabajo para menores. Es un desarrollo precario del Estatuto de los Trabajadores. “Se han ido superando los casos de explotación laboral, pero hay situaciones muy duras, hay producciones que duran años”.

Que decir sobre las alarmantes publicidades donde se evidencia la violencia, por ejemplo, el spot publicitario de una división de servicios jurídicos con la leyenda “Ya puedes meterte en líos”, junto a la imagen de un niño en clara actitud agresiva y violenta como reclamo para la contratación de dichos servicios. Como confirma el informe, este “ todo vale” se aleja del espíritu de diálogo y de convivencia que se debería transmitir a los niños. Desde la perspectiva social y educativa, el uso publicitario de la violencia y la trasgresión, junto con la posible defensa en un estrado a cambio de un importe económico, sólo muestra la concepción mercantilista del mundo actual.

La publicidad tiene unas normas de autorregulación, que, visto este panorama, no se cumple bajo ningún punto de vista. Se pretende que el aplaudido Consejo Audiovisual haga cumplir la legislación en todos estos ámbitos y no se convierta en un verdadero chasco.

“La publicidad en televisión ha creado un menor consumidor”

Pedro Núñez Morgades, Defensor del Menor, expresa su malestar al observar que la televisión se ha convertido en la “niñera electrónica” de nuestros tiempos. Es frente a la televisión donde los niños pasan más tiempo, y es verdad que los padres atraviesan un momento de eclipse de responsabilidades y las delegan a otros.

La triple labor que debería cumplir la televisión-informar, formar y divertir-se ve opacada por programas denigrantes que incluso aportan poca o ninguna ayuda a la Educación, resultando incluso disolventes. En este sentido, Núñez Morgades añade que “la educación es la gran inversión social del futuro, es la base de la estabilidad de nuestra sociedad”

La creación del Consejo Audiovisual vendría a ayudar a los padres a la hora de racionalizar los contenidos televisivos. Además, vigilaría el pluralismo y haría cumplir la ley que existe desde hace mucho años, y que nadie se ha preocupado por ponerla en marcha. Agregó: “Toda la sociedad tiene un mea culpa por la poca preocupación en el cumplimiento de la normativa establecida” Por otra parte, el hecho de respetar un horario infantil no significa que existan solo programas para niños, o que sean aburridos cómics. La idea esencial radica en la emisión de contenidos que no afecten a los valores y a la tolerancia, así como la menor violencia posible. El exceso de violencia insensibiliza a los niños y terminan repitiéndose como normales.

El Consejo Audiovisual también debería encargarse de la publicidad que se emite en televisión, aunque existe una amplia normativa tampoco se acata y “los niños se están convirtiendo en consumidores compulsivos” Luego, no se debería utilizar a los menores para hacer anuncios o programas de televisión, en resumidas cuentas para vender. En el año 2002 se pidieron más de 3.000 permisos de trabajo para niños y adolescentes artistas. Esta situación no garantiza que estos menores tengan el descanso, ocio y educación adecuada.

Consejos Audiovisuales Autonómicos

El Conseil de l’Audiovisual de Catalunya y el Consejo Audiovisual de Navarra han sido los pioneros en este sector. La creación de estos consejos se está extendiendo a otras Comunidades, en claro contraste con el vacío normativo estatal.

Su campo de acción se limita a las fronteras de su autonomía, donde se encargan de hacer cumplir la directiva de Televisión sin fronteras. Las paradojas surgen al observar que estos Consejos no tienen un radio de acción definido, dada la inexistencia de televisiones locales en la región.

Estos organismos se han conformado con redactar informes y llegar a acuerdos con las televisiones privadas estatales, sobre las que no tienen competencia.

En el caso de Cataluña, por ejemplo, una de las funciones principales del organismo es la defensa de la pluralidad lingüística y cultural en el conjunto del sistema audiovisual catalán.

¿Y en el resto de la Unión Europea?

La creación de Consejos Audiovisuales en el seno de los países miembros ha sido ampliamente debatido, concretamente se recomienda a los Gobiernos establecer autoridades independientes que regulen los contenidos audiovisuales.

Dicha regulación es primordialmente nacional, ya que están relacionados con las necesidades culturales, sociales y democráticas del país. Ciertos temas de gran importancia como la publicidad y la protección de los menores están incluidos en las competencias de los organismos de todos los países. Estas instituciones reguladoras pueden ayudar al desarrollo y aplicación de las medidas de autorregulación. En este sentido, la Comisión examinará la posibilidad de establecer un foro europeo centrado en la cooperación entre reguladores, operadores y consumidores del sector audiovisual.

—En Francia, “Le Conseil Supérieur de l‘Audiovisuel” está compuesto por nueve miembros, durante seis años no renovables ni revocables. La promoción de la cultura francesa es uno de los puntos más protegidos y, por otra parte, es el encargado de controlar las campañas electorales, asi como de reglamentar las telecomunicaciones. Se le ha otorgado capacidad sancionadora, con un amplio abanico que va desde multas hasta la revocación de licencias.

—En Italia, el “Garante” se configura con nueve miembros, y prevé la creación de comité regionales. La particular competencia es la supervisión de sondeos, y garantiza la aplicación de las normas de propaganda política y electoral. Además, se encarga de la concesión de licencias y autorizaciones.

—En Reino Unido, “Independent Televisión Comisión” tiene competencias únicamente en las televisiones privadas. Conformado por 8/10 miembros y un mandato de cinco años, cuenta con comités consultivos especializados en los que participan los consumidores. Sus funciones son bastante amplias, vela por las minorías e imparcialidad. Así también otorga licencias y cuenta con capacidad sancionadora.

—En Alemania, “Landersmedienanstalten” se coordinan a nivel de toda Alemania y son 11 en total. Se trata de instituciones de derecho público dotadas de capacidad legal y con presencia en la sociedad civil a través de órganos representativos. Tiene bajo su responsabilidad la concesión de licencias y la asignación de frecuencias.

—En Bélgica, la comunidad francófona tiene su “Conseil Supérieur de l’Audiovisuel”. Es un caso especial, ya que es un órgano sin personalidad jurídica compuesto entre 25 y 40 miembros, con un mandato de tres años renovables por dos veces. Las competencias se dirigen a la elaboración de informes y dictámenes sobre licencias, producción propia, contenidos, los cuáles son perceptivos y vinculantes, o perceptivos y no vinculantes según decisión propia o del gobierno.

—En Portugal, “Alta Autoridade para a Comunicaçao Social” está conformado por 11 miembros con un mandato de cuatro años, y la posibilidad de dos mandatos consecutivos. Las competencias incluyen tanto radio, como televisión y prensa.

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