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"La LOE hará que nos veamos mucho en los tribunales"

Tras años a cargo del sector de enseñanza de la Unión Sindical Obrera (USO), José Luis Fernández Santillana ha sido recientemente nombrado secretario de comunicación del sindicato. Una nueva responsabilidad cuya misión principal será explicar a la opinión pública la postura de USO en las relaciones laborales para facilitar su extensión a sectores en los que aún no está presente.
Martes, 18 de enero de 2005
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Autor: José M. LACASA

Hablamos con Fernández Santillana de su nuevo puesto y, a modo de epílogo, de los temas candentes en la enseñanza: la LOE, Manuel de Castro y muchos otros.

¿Cómo afronta su nuevo cargo en USO?
La idea fundamental es dar a conocer el sindicato más allá de lo que ya es conocido. Creemos que la USO tiene un mensaje de cómo hay que entender el marco de reacciones laborales que es muy necesario en nuestro país para huir del dualismo UGT-CCOO, como si fueran los únicos y exclusivos representantes de los trabajadores, cuando hay muchos trabajadores que no se sienten representados por ellos. Y ahí USO es una opción de cómo se pueden hacer las cosas desde el respeto, la pluralidad y la libertad. Entendemos que lo que hemos estado haciendo en la enseñanza o la Administración Pública es perfectamente extendible a otras esferas. Es un proyecto, un reto que se coge con bastante ilusión.

Parece que la aprobación de la LOE afronta su recta final ¿Cuáles son sus impresiones de los últimos meses?
Fíjese, es curioso que se haya hablado tanto de Educación y tan poco de Formación Profesional. El PP hizo varias leyes, también la de FP, y parece que ésta no es tan mala. Si en el ámbito de la FP hubo y hay un cierto consenso, ¿por qué no lo hay en la Educación en sentido genérico? Nos parece que al final están primando los intereses de partido sobre los intereses de la sociedad. En el debate educativo, al final siempre influyen efectos colaterales de carácter político y conyuntural. Un caso claro son la cesión de competencias a las comunidades autónomas más allá de lo que ya tienen, que es mucho. Aquí está claro que el PSOE está pagando sus hipotecas.

También es cierto que la ley llegó tan débil al Parlamento, tan desvinculada del MEC, quedando su negociación en manos de Rubalcaba, que esto no ha favorecido a la Educación, sino simplemente al trámite político.
Bueno, yo creo que la ley ha estado más bien desvinculada de la ministra, no del Ministerio. Creo que es un matiz importante: la ministra se ha quedado al margen de su negociación, missing, pero no otros cargos del equipo de Educación. De hecho, mucha gente del MEC actual formaban parte del equipo de Rubalcaba durante su etapa en el Ministerio. Me refiero sobre todo a la Secretaría General de Educación, que es en realidad la que ha defendido y sacado adelante esta ley. Eran gente muy cercana a Rubalcaba cuando éste era ministro.

¿Hay algo de la LOE que le provoque especial tristeza?
El debate sobre el derecho a la Educación, en el que se han vuelto a reproducir los tic de la izquierda más rancia, por no decir reaccionaria o carca. Es decir, confundir el derecho a la Educación con ocupar puestos escolares, y no con el contenido de la Educación, el cómo se educan los niños y niñas de este país. Un tema en el que la libertad de elección de los padres debería primar por encima de todo en una sociedad moderna. Y es que sólo cuando los padres se implican en la Educación, cuando quieren conocer el centro de sus hijos, sus peculiaridades, se puede alcanzar la calidad en la enseñanza.

Sin embargo, hay quien resalta, por ejemplo, los logros conseguidos en cuanto a la autonomía de los centros.
¿Y de qué sirve la autonomía para definir un proyecto educativo si luego no se puede elegir centro? Es una palabra muy bonita, con un toque snob, pero que si no va acompañada de la libertad de elegir no sirve de nada. Nos parece que un criterio básico en la asignación de plazas, por encima de la zonificación, debería ser el compromiso de la familia con el proyecto educativo. Y es algo que afecta a la Concertada pero también a la Pública. Lo deseable sería que los centros públicos también definieran su propia personalidad, innovándose y abriendo nuevos campos.

Es algo que, a pequeña escala, ha empezado a ocurrir en Madrid e incluso Andalucía con los centros bilingües.
Claro, uno ve lo que ocurre por ejemplo en Inglaterra, donde la Pública tiende cada vez más a la especialización, y se sorprende de que aquí, cuando se habla de que los centros tengan un cierto hecho diferencial, parece que es algo malo. ¿Por qué no se puede especializar uno en Formación Profesional, o Matemáticas, o cualquier otro ámbito? Esto es enriquecedor, lo malo es el uniformismo a rajatabla.

¿Cree que la solución a los retos que plantean los alumnos con necesidades especiales pasa más por aumentar los recursos humanos que por distribuir a estos alumnos de manera escrupulosamente equitativa?
Desde luego que sí. Nosotros llevamos tiempo diciendo: mire, déjese de que la Concertada discrimina, de que hay que repartir los alumnos, y ponga medios allí donde se necesitan. Si yo no tengo a un profesor de más para dedicarle unas horas a un alumno que no entiende el castellano, pues es que no voy a poder atenderle. Pero también hay un problema de concepción de sistema: por ejemplo, ¿por qué no nos planteamos volver a los centros integrados?, ¿por qué no evitamos que un alumno con dificultades de integración tenga que integrarse dos veces?

Hay también quien insiste en que el profesorado español está mal formado, que no está preparado para afrontar los cambios en la Educación actual. Hace poco, Elena Martín señalaba que uno de los grandes problemas de la Secundaria es la mala preparación de los profesores de Bachillerato…
El problema no es la formación, que es buena, sino el que ahora al docente se le exigen tareas que no son de su competencia. Oiga, si yo soy doctor y me toca poner tabiques, pues se me dará muy mal. Su labor, la misión fundamental del profesor, es instruir, transmitir conocimientos de la mejor manera posible, no enseñar al niño a comportarse –que también, pero este es un esfuerzo fundamentalmente de los padres–, hacer de psicólogo, de asistente social… Hay gente que lo hace, y está muy bien, pero no es algo que se pueda exigir ni dar por hecho.

Pero para conseguir esto hay que crear un clima de disciplina y respeto, y esto empieza a escasear en los centros españoles.
Claro, claro. El respeto es algo que se consigue si la familia educa al niño como debe y en el centro existen herramientas para hacer valer la autoridad. Y aquí, la ley, que desvirtúa el papel del director –figura esencial a la hora de establecer un ambiente de disciplina– va en la dirección contraria.

El presidente de FERE-CECA, Manuel de Castro, se ha atribuido recientemente buena parte de los avances conseguidos en la negociación con el Gobierno por parte de los convocantes del 12-N. También lanzó una serie de acusaciones contra Concapa y otras organizaciones. USO todavía no se ha pronunciado al respecto.
Hace tiempo que la FERE ha adoptado una posición de tomar decisiones en base a sus propios intereses organizativos. Esto ha conducido a una descoordinación con otros grupos, como nosotros, con los que tradicionalmente había colaborado. Lo que está claro es que la FERE se pudo sentar a hablar con el Gobierno porque hubo 12-N. Y la FERE no estuvo en primera línea de esa manifestación, aunque al final hiciera muchos esfuerzos por movilizar a sus colegios. En cuanto al contenido de la LOE, si FERE considera que ahora tenemos una buena ley, es su problema. Está claro que su postura ha sido que es más importante el pacto que tener una buena ley. Nosotros no: seguimos pensando que es una mala ley, aunque tras el maquillaje pertinente esto no resulte tan obvio.

Sin esa actitud de FERE, ¿hubierais visto más fácil parar la LOE?
Hubiera sido más fácil. Esta actitud ha permitido al Gobierno vender que la LOE nace con consenso, que ha habido un acercamiento de posturas real. Y esto no es del todo cierto. Ha habido avances, que duda cabe, pero incluso en esos avances hay mucha doble lectura. En varios artículos, la LOE abre la puerta a diferentes interpretaciones. Mi impresión es que nos vamos a ver en los tribunales con demasiada frecuencia, y esto no es en absoluto deseable.  

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