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Silencio, silencio, que viene Don Florencio

En un grupo de 19 pequeños de dos y tres años, muchas veces es difícil romper con una actividad para continuar con otra. En estos intensos espacios de tiempo, generalmente el ruido y el alboroto son tales que nos dan pie a gritar más de lo debido. En nuestra casa de niños surgió un ritual para romper ese bullicio: la canción de Don Florencio.
Miércoles, 2 de febrero de 2005
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“Silencio, silencio, que viene Don Florencio y abre la caja del silencio”. Estos versos fueron el punto de partida de esta experiencia que aborda el ruido de una manera constructivista.

La propuesta es la siguiente: un día alguien que no conocemos nos envía un regalo para la clase que resulta ser una caja muy vistosa, que está vacía de cosas pero llena de silencio. Con la sorpresa, los niños se muestran expectantes, con los ojos como platos… y se callan. Aprovechando esta situación, empezamos a jugar: si la caja se cierra, podemos hablar y si la caja se abre, nos callamos. De esta manera nos dimos cuenta de que al abrir la caja se hacía el silencio automáticamente. Así ya tenemos una herramienta para terminar con esas situaciones de ruido: ¿nos servirá?

Cuando necesitamos parar ese ruido en nuestra aula, también estamos necesitando escuchar el silencio. De este modo, estamos fomentando en nuestros niños una actitud de escucha.

También música

Al ruido y al silencio hemos sumado un contenido que está íntimamente relacionado: la música. Y es que este trabajo se ha llevado a cabo de la mano del personaje ficticio de nuestra canción, Don Florencio, que ha sido el responsable de la motivación a la hora de realizar las distintas actividades:

—Damos identidad a Don Florencio: previamente preguntamos a los niños cómo se imaginan a este personaje y después plasmamos sus características plásticamente.

—La “caja del ruido viajera” (otro regalo que nos envió Don Florencio) con su consecuente rincón del ruido: cada día se lleva la caja un pequeño para que meta en ella algún objeto sonoro (envoltorios de chucherías, tubos rellenos de arroz…), con los que después los niños jugarán, acompañarán sus canciones, etc.

—Nos visita Don Florencio: nuestro personaje se hace real. Una persona ajena a la casita toma la identidad física de Don Florencio, tal y como los niños se lo habían imaginado. Nos cuenta cosas de su vida en la granja, nos enseña canciones y se preocupa de si estamos cuidando el material de la actividad.

—Bailamos al son de diferentes ritmos, tocamos con nuestros “objetos sonoros” y acompañamos nuestras canciones.

—Conciertos en el aula: actuaciones a cargo de las familias y amigos, con lo que hemos conocido diferentes instrumentos musicales.

—Grabamos nuestras canciones y la cinta viaja a diario a cada casa para ser grabada o simplemente escuchada y nos carteamos con Don Florencio.

Las familias

Las familias dentro del aula estimulan y motivan los aprendizajes de los niños a la vez que se sienten partícipes. Una de las cosas que a nosotras las educadoras más nos ha motivado ha sido la respuesta de las familias y su grado de implicación, pues sin ellas este trabajo no habría alcanzado los resultados obtenidos.

Tuvimos una reunión previa para explicarles cómo íbamos a trabajar este tema y que nos iba a ser necesaria su colaboración. Hemos respetado su nivel de actuación, ya que hay familias que no disponen del tiempo que desearían.
Al finalizar el curso, les dimos una hoja donde contábamos cómo había resultado el proyecto y todo quedó reflejado en una serie de fotografías que se expusieron en el aula.

Objetivos

Hemos pretendido con estas actividades crear un contexto adecuado para que los niños sean capaces de:
—Desarrollar capacidades de atención, escucha y respeto.
—Expresar sus emociones, tensiones, etc., y controlarlas a través del conocimiento de su propio cuerpo con la música como medio.
—Discriminar mediante el sonido diferentes instrumentos (cuerda, viento y percusión).
—Desarrollar progresivamente su autoestima al sentirse protagonistas.
—Diferenciar materiales.
Por su parte, con las familias se ha trabajado para:
—Implicarse y participar en el proceso de enseñanza-aprendizaje de sus hijos.
—Crear una relación de confianza en el centro.

Contenidos

—Ruido, silencio, música, canción.
—Propiedades sonoras del cuerpo, de los objetos de uso cotidiano, de instrumentos musicales.
—Canciones de folklore, danzas populares, bailes.
—Discrminación de los contrastes básicos: largo-corto, fuerte-suave.
—Participación cantando en grupo y respeto a las indicaciones gestuales que lo modulan.
—Utilización adecuada de instrumentos musicales sencillos para acompañar el canto, la danza, el movimiento.

Yolanda EMBIZ LÓPEZ
Marte CAMPUZANO URBÓN
Casa de Niños de Rascafría (Madrid) 

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