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El 76% de los niños no juega con sus padres

Sólo el 24,1% de los niños españoles juega con sus padres. Y es que nuestros pequeños están solos durante la mayor parte del tiempo. Sobre este tema se ha discutido en el I Seminario sobre el Sedentarismo y la Participación de los padres en las actividades de los niños.
Miércoles, 6 de abril de 2005
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Autor: Belén BRITO

Actualmente los pequeños están la mayor parte de su tiempo solos, realizando actividades que no implican a otros niños de su misma edad. Así, los videojuegos, las películas, los deportes individuales y, sobre todo, la televisión se han convertido en los nuevos amigos de los pequeños. Sólo un 28,6% de los niños españoles juega fuera del hogar, y tan sólo un 24,1% lo hace con sus padres.

Con la intención de encontrar respuestas a problemas tan actuales como el sedentarismo en los niños y la poca participación de los padres en las actividades extraescolares de sus hijos, la Universidad Europea de Madrid, IPA (International Playing Association) y una conocida marca de detergentes han organizado un seminario que ha contado con la participación de un comité de expertos en materia infantil.

Varios estudios demuestran los beneficios para la salud física y mental de los menores de aquellas actividades que se realizan con total libertad, como son los juegos y deportes. Aportan, de hecho, el aprendizaje de los afectos y la integración en el grupo, al tiempo que ayudan al desarrollo de la espontaneidad y la libertad.

El papel de los padres

El papel de los padres en la Educación y el tiempo libre de sus hijos se ve cada vez más minimizado. El contexto educativo ocupa demasiadas horas del día de un niño para suplir, en muchas ocasiones, el poco tiempo disponible de los padres. Los motivos alegados, según una encuesta realizada entre familias españolas, son la falta de tiempo, la poca paciencia para jugar, la falta de costumbre o de habilidades, e incluso no saber a qué jugar. A todo ello se suman otras barreras puestas por los padres como la seguridad, la higiene y la estética.

De esta forma, la seguridad se ha convertido en un elemento que lleva a la sobreprotección de los hijos: los padres controlan demasiado cualquier tarea que hagan. También la higiene es para algunos padres primordial: son unos “maniáticos” con la suciedad y un 52,2% de los progenitores busca juguetes que no manchen. En cuanto a la estética, los modelos actuales impiden la total libertad de los menores en sus ocupaciones.

Y es que los padres proyectan sobre sus hijos sus deseos, lo que les hubiese gustado ser, y les inscriben en muchos cursos extraescolares. Además, los mayores proyectan sus miedos en sus hijos y están demasiado preocupados por la estética, lo que impide a los pequeños jugar con libertad. Por tanto, los expertos piden a los padres que dediquen más tiempo a sus hijos mediante la comunicación y el juego.

Los expertos opinan

En este seminario, todos los invitados coincidieron en la importancia del juego en los exteriores y de la total libertad y espontaneidad de los niños en sus actividades. Asimismo, se ha insistido en el derecho que tienen todos los menores a jugar, que incluso está recogido en la Carta de Derechos de los Niños de las Naciones Unidas. Por ello, tanto las administraciones públicas como la sociedad en general estamos involucrados.

Bernabé Tierno, psicólogo y pediatra, explicó: “Impedir a un niños ensuciarse mientras realizan sus juegos y actividades creativas e imaginativas equivaldría a cercenar o frenar su natural creatividad. En el aprendizaje práctico se suman todos los aprendizajes, por eso es el más completo”.

Inma Marín, presidenta de la International Playing Association, advirtió: “La vida infantil no se puede concebir sin juego, el cual adquiere en la infancia un valor psicopedagógico evidente, permitiendo un armonioso crecimiento del cuerpo, la inteligencia, la afectividad, la creatividad y la sociabilidad, siendo la fuente primordial de aprendizaje”.

José Antonio Pastor, secretario general de la Fundación Crecer Jugando, expresó que “los adultos tenemos la obligación de que los niños ejerzan ese derecho al juego en condiciones y de asumir los costes y riesgos que implica, ya que los beneficios obtenidos lo compensan, tanto para el menor como para los adultos. En definitiva, si los niños tienen derecho al juego, los adultos deben corresponder con la obligación de facilitarles ese derecho”.

Amando de Miguel, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense, comentó que “la actual idea de familia es que en el juego intervengan padres e hijos al mismo tiempo”.

Miguel Carmelo, presidente de la Universidad Europea de Madrid, concluyó el seminario con ideas básicas: “Los niños tienen que salir a jugar al exterior, por lo que el centro escolar tiene que hacer un esfuerzo por adaptar su metodología pedagógica, y los padres deben re-aprender a disfrutar de su tiempo libre y compartir más horas con sus hijos”.

Finalmente, este I seminario ha pretendido redescubrir la importancia del juego en libertad a los padres y educadores, insistiendo en que los amigos son esenciales para un desarrollo afectivo y social óptimo de los pequeños.

Ensuciarse es bueno

Ésta es la conclusión a la que ha llegado un informe realizado por John Richer, psicólogo clínico. Ya otros estudios han demostrado las ventajas para la salud física y mental que aportan las actividades que se realizan con libertad para ensuciarse, como jugar o descubrir cosas nuevas, practicar deportes u otros. Todo ello forma parte del estilo de vida y es un hábito saludable para mejorar nuestro estado físico y emocional.

Sin embargo, hay que considerar las normas higiénicas aplicadas al lugar y situación correspondientes, lo que sirve para disminuir el riesgo de contraer infecciones o enfermedades en general. Por lo tanto, se debe conseguir un equilibrio entre la suciedad y el entorno seguro; es decir, los temores no deben impedir el contacto con el mundo real.
 

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