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Caza y captura del buen profesor

Tras analizar la situación del profesorado en más de 20 países, la OCDE ha concluido que la mayoría de estados ricos sufre serios problemas para atraer a un número suficiente de profesionales competentes hacia la docencia. Lo mismo ocurre cuando se trata de garantizar que todos los profesores mantendrán un buen nivel de calidad a lo largo de su carrera. En otros muchos casos, las deficiencias surgen al existir un modelo de contratación exageradamente rígido y que no tiene en cuenta criterios significativos en el desarrollo de la actividad docente a pie de aula.
Miércoles, 14 de septiembre de 2005
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Autor: Rodrigo SANTODOMINGO

Por así decirlo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) mantiene una postura docente-céntrica en Educación. (Hablando de calidad educativa), “entre las variables sobre las que los poderes públicos pueden actuar, aquellas que ejercen la principal influencia son las que tienen que ver con el profesorado”, afirma en su último informe sobre cómo Atraer, formar y retener a docentes de calidad. Un minucioso análisis que rastrea la situación de la docencia en el club de los países ricos.

Riguroso y con una finalidad ante todo práctica, el documento incluye tendencias generales, fenómenos propios de cada país y, sobre todo, multitud de consejos y recomendaciones. Y alerta: antaño respetada y anhelada por grandes contingentes de personas competentes y motivadas, la profesión docente (y su reconocimiento social) muestra síntomas de debilidad preocupantes. Diferentes en cada país, pero con un denominador común que surge de la necesidad compartida de enaltecer una tarea esencial como pocas para el futuro de cualquier sociedad.

En España, la OCDE detecta fallos estructurales y otros de tipo más técnico. Aún así, también reserva elogios y parabienes hacia nuestro modelo. Por ejemplo, el hecho de que no plantee problemas para cubrir la demanda de plazas, algo que si ocurre en las zonas menos atractivas de los países con esquemas de selección de personal más liberales. O que las condiciones salariales sean buenas en comparación con la mayoría de países, al menos durante los primeros años de carrera en la enseñanza. Como impresión global, el apartado dedicado a nuestro país destaca además que la profesión docente goza de “alta estima en la sociedad española”.

Puesto y carrera

El estudio nos sitúa –junto a Francia o Japón– en el grupo de países con sistemas “centrados en la carrera”. Es decir, aquellos que favorecen una noción de profesor para toda la vida, eminentemente funcionarial y con escasa interacción con el sector privado. En el otro grupo –sistemas “centrados en el puesto”– figuran países que, como Estados Unidos, Suiza o Gran Bretaña, focalizan su atención en encontrar al candidato más adecuado para cada vacante. Estos suelen otorgar más autonomía al centro, que selecciona a sus candidatos en función de criterios que priorizan la capacidad profesional del aspirante.

Ambos sistemas plantean graves deficiencias. Ante todo, los primeros adolecen de un exceso de formalismo en la selección, lo que puede alejar al candidato idóneo para un determinado cargo de conseguir el empleo por culpa de criterios burocráticos ineficaces. Por el contrario, los modelos más liberales suelen tener problemas para dotar de profesorado suficiente a los centros más conflictivos, asunto que no se plantea en Francia o España.

Sólo ante el peligro

Lo que parece claro es que la OCDE ha valorado –tras realizar cuatro de sus miembros una visita a nuestro país– la situación del profesorado español a partir de su condición de sistema “centrado en la carrera”.

Resumiendo, la organización concluye que, tanto la formación como el reclutamiento y contratación de personal, se rigen por dinámicas anticuadas y netamente alejadas de las verdaderas necesidades de los centros educativos.
Esto ocurre con los cursos de adaptación pedagógica (CAP), las oposiciones (aunque en menor medida) y, sobre todo, a la hora de nutrir a los colegios e institutos de personal cualificado y eficaz.

Sobre los CAP, todo son pegas. Cortos y autocomplacientes, los cursos casi no tienen en cuenta el desarrollo de habilidades docentes puras, por lo que prácticamente no dotan al profesor de armas útiles para enfrentarse al día a día en clase. En cuanto al concurso-oposición, el informe valora en clave positiva su exigencia y dureza, aunque lamenta que la fase práctica se haya convertido en un mero trámite (ver recomendaciones en el cuadro de la derecha).

En líneas generales –y en cuanto a formación inicial– la organización nos anima a promover una mayor presencia e implicación de verdaderos profesores y maestros tanto en las fases teóricas como en las prácticas. Además, cree que nuestra Educación se beneficiaría si enfocáramos el aprendizaje de nuestros futuros docentes hacia standards profesionales evaluables.

Evaluación

Sin embargo, la principal preocupación de la OCDE aparece al analizar la forma en que se elige a los docentes que han de cubrir los puestos libres de nuestros centros educativos.

Ante todo, le cuesta digerir que los colegios e institutos públicos españoles no cuenten con ningún mecanismo para intervenir en la selección de personal, que todo dependa de escalas y puntuaciones, sin importar las cualidades personales del candidato. El informe propone: “cuando un centro tenga una vacante, podrá comunicar a las autoridades el perfil deseado para el puesto: de esta forma la contratación no sólo dependerá de la nota de la oposición, sino también de otras habilidades o características del candidato”.

Otra gra laguna del modelo español procede, a juicio de la OCDE, de su débil y escasamente articulado sistema de incentivos. Nuestros profesores arrancan su carrera profesional con buenos salarios, pero les resulta muy difícil mejorar sus condiciones o promocionar a lo largo de los años. Para la organización, la sorpresa es mayúscula: “los docentes españoles no ven que mejore su salario ni aun en el caso de que obtengan excelentes resultados en la enseñanza”, afirma el informe con una cierta incredulidad. Algo normal, reconoce, teniendo en cuenta “que la evaluación parece ser un tema que despierta sensibilidades en el sistema educativo español”.

Otros consejos secundarios que nos ofrece la OCDE se refieren a incorporar nuevos contenidos en la formación del profesorado (multiculturalismo, idiomas…) o a adecuar la oferta de los centros de apoyo al profesorado (CAP) al contexto educativo y no a los intereses personales de los profesores.

Redactado poco después de que el PSOE recuperara el Gobierno central, el estudio albergaba esperanzas sobre las muchas potencialidades de la LOCE para resolver algunos de los problemas observados. Sus autores confían en que las “sugerencias expresadas sean de utilidad para el Ministerio de Educación en la preparación de otra ley orgánica”.

Iniciativas de éxito

Consciente de que los sistemas educativos de los países ricos son enormemente diversos, la OCDE ha querido, no obstante, arrojar algo de luz poniendo en circulación un muestrario de buenas prácticas que la organización juzga fácilmente exportables.

La mayoría tienen su esencia en distintos modelos de incentivos que buscan, bien atrapar a los profesionales francamente buenos, bien cubrir la demanda de plazas en zonas poco atractivas. En Francia, por ejemplo, se paga bastante mejor al profesor que se inclina por las “zonas de Educación prioritaria” (barrios inmigrantes). La medida ha servido para elevar la media de años de experiencia del cuerpo docente en estas áreas, antes plagadas de profesores novatos. Lo mismo ha ocurrido en Australia, aunque es este caso el objetivo era llenar la demanda de plazas en sus grandes extensiones rurales. Más general, el amplio y sofisticado enjambre de incentivos instaurado por el Gobierno sueco persigue captar a buenos profesionales para que no huyan hacia sectores más lucrativos.

La moda en los países anglosajones es atraer a trabajadores de la empresa privada a la enseñanza, una tendencia consolidada en EEUU y que empieza a hacer furor en Gran Bretaña. Allí, las hondas raíces del laissez faire facilitan el trasvase.

Recomendaciones marca OCDE

Formación inicial
1. En general, centrar más la formación inicial a todos los niveles en la adquisición de aptitudes y habilidades prácticas. Se considera al sistema español excesivamente rígido y formal.
2. Dejar atrás el formato CAP (Curso de Adaptación Pedagógica) por precipitado y poco cercano a las verdaderas necesidades del futuro profesor.
3. Definir standards profesionales de peso en el diseño de un nuevo título de acceso a la enseñanza la Secundaria. En los programas, propiciar la presencia de tutores que provengan de centros educativos.
4. Se cuestiona si tiene sentido que los profesores de Primaria abarquen edades y temas tan diversos. Se aconseja promover la especialización por etapas y materias.

Selección
1. Introducir puntuaciones en la fase práctica de las oposiciones a ser tenidas en cuenta en la selección de profesorado. La OCDE propone tres notas: muy válido, aceptable y marginal.
2. Dotar de mayor flexibilidad al sistema para que, en el acceso a un nuevo puesto, se tenga en cuenta si el candidato es realmente adecuado al mismo.
3. En este sentido, se recomienda otorgar a los centros el poder de solicitar candidatos atendiendo a características tales como su experiencia docente en centros similares.
4. Aprovechar los conocimientos adquiridos por los profesores de Primaria en su especialidad a la hora cubrir nuevas vacantes.

Incentivos y promoción
1. Extender las posibilidades de que los profesores mejoren sus salarios de manera ágil. Se alerta de que España es uno de los países de la OCDE con mejor salario inicial pero donde más difícil es conseguir aumentos.
2. Incrementar y crear nuevos puestos escolares atractivos como forma de promoción en la carrera docente: consejeros pedagógicos, tutores, investigadores en colaboración con las universidades…
3. Tratar de crear una cultura de la evaluación justa y transparente para que los buenos profesores vean reconocido su trabajo.
 

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