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Algo se mueve entre el profesorado de Secundaria

Tienen la sensación del déjà vu constante, con ribetes de pesadilla. Si la Logse fue un torpedo bajo la línea de flotación, la LOE va camino del hundimiento de este colectivo profesional. Y comienzan a moverse.
Miércoles, 9 de noviembre de 2005
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Autor: José M. LACASA

La Logse no favoreció especialmente al profesorado de Secundaria, más bien al contrario. De hecho, todavía hay quién –Elena Martín, de las filas del fundamentalismo logsista, hace unas semanas– aún le echaba la culpa del fracaso de la Logse (y, por extensión, del sistema educativo) a los profesores de Bachillerato. Y, vistos los resultados de la Logse, quizás habría que darles las gracias.

Porque lo que es evidente es que el núcleo del problema está en la ESO, pero cada vez es más evidente que el problema viene de antes: los resultados de las evaluaciones de Madrid y Castilla-La Mancha indican que casi la mitad de los alumnos de Primaria van mal preparados; y la primera vez que 1º de la ESO fue evaluable (el pasado año), se vio que gran parte del fracaso escolar en 3º y 4º de la ESO se gestaba en las etapas previas.

Sin representación

El problema es que muchos profesores de Secundaria ven la LOE como una repetición de la estocada que ya les dio la Logse. Algunos hablan ya del descabello: la desaparición del Cuerpo.

La firma de los sindicatos con el Ministerio hace dos semanas ha caldeado los ánimos, pues muchos juzgan que las medidas benefician a los profesores de Primaria, pero en detrimento de la Secundaria.

Uno de los problemas es que no se sienten representados: el pasado fin de semana, en el curso de unas jornadas –su título es significativo: La enseñanza Secundaria tiene solución– convocadas por la Federación de Sindicatos de Profesores de Enseñanza Secundaria (FPS), se barajaron los siguientes datos: en las pasadas elecciones sindicales de Madrid, los maestros votaron tres veces más en porcentaje que los profesores.

Para Honorio Vega, presidente de Aspes-Castilla y León, organización perteneciente a la FPS, el problema está en que “el profesor de Secundaria se ha dedicado a su tarea, que es enseñar, y ha dejado de lado otros aspectos. Pero ya se ha llegado a un punto en que lo que peligra es que pueda hacer su trabajo”.

Esa es una de las razones por la que varias asociaciones de profesores de Secundaria han ido dando el salto, convirtiéndose en sindicatos. La otra razón es que los gobiernos autonómicos los ningunean si carecen de representación sindical –a veces, ni con esas, como ha denunciado reiteradas veces la Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía (APIA).

De hecho, APIA “se constituyó como asociación, pero funciona jurídicamente como sindicato” precisamente para poder negociar y tener presencia ante las distintas administraciones, y pese a las suspicacias que entre la Secundaria despierta el término sindicato, “cómplices, cuando no promotores, de lo peor que ha ocurrido en la enseñanza en los últimos tiempos” según la página web de esta asociación.

¿Movilización?

La pregunta es si, por fin, va a existir una movilización del profesorado de Secundaria de cara a las elecciones sindicales –faltan aún dos años– o seguirán la vía más común de escape: soñar con la jubilación voluntaria Logse.

Desde luego, el grado de indignación es creciente. Para Blanca García Olmos, presidente nacional de la Asociación de Profesores de Secundaria (APS), la razón es que “no se hace ningún caso de las propuestas de los profesores de instituto, que son los que sufren la incompetencia de los legisladores”, y que calificó la LOE como irresponsable.

De hecho, ya existe un cierto precedente: la “revolución de los interinos” en las pasadas elecciones, donde arrasaron en algunas comunidades. ¿Pasará lo mismo con la Secundaria? Los protagonistas no son muy optimistas.

También los directores

La creación de una segunda asociación de directores de IES, de corte más profesional, en la Comunidad de Madrid, no ha sido una sorpresa. Eran muchos los directores que estaban hartos de que les dijeran que los problemas de sus centros los creaba la concertada, y han tomado esta vía para intentar arreglar los problemas de la pública desde dentro.

Así, frente a Adimad ha surgido UPD-Madrid, que reivindica evaluaciones transparentes de todo el sistema educativo, la selección del director en función de sus méritos (y que éste tenga poderes en consonancia con sus responsabilidades), un Bachillerato de tres años, y defender la pública reclamando que los centros públicos tengan los recursos adecuados para ofrecer un servicio educativo de calidad.
 

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