La carte scolaire y el tuteo tienen los días contados en Francia

Poco han tardado los nuevos aires de la Educación francesa en impregnar de un aroma de cambio y reforma a las aulas galas Desde que el ministro Xavier Darcos ocupara su cargo, hace escasas semanas, ya ha tenido tiempo para anunciar el fin de la carte scolaire (un sistema creado en los años 60 que obliga a escolarizar a los hijos en el centro más próximo al domicilio familiar) y declarar su deseo de que los alumnos traten de usted a los profesores.
El sustrato de ambas medidas se encuentra en una pretendida liquidación del espíritu del 68 en la enseñanza del país vecino, que en opinión del presidente Sarkozy adolece de excesiva rigidez en algunas cuestiones (por ejemplo la carte), y de ridícula laxitud en otras como las cuestiones de disciplina y respeto a la figura del docente.
La abolición de una de las más longevas instituciones de la Educación al otro lado de los Pirineos es la crónica de una muerte anunciada. Sarkozy dijo en campaña, por activa y por pasiva, que daría carpetazo a la carte en cuanto formara Gobierno. Al final todo irá un poco más lento de lo esperado: será una supresión gradual, con cambios en el corto plazo y liquidación total en el medio. 
Antaño herramienta igualitaria, muchos franceses piensan que la carte sólo favorece a las economías pudientes que pueden recurrir a la privada o idear triquiñuelas pseudolegales para estirar el espectro de opciones escolares para sus hijos.
Respecto al tratamiento de usted al docente, Darcos ha anunciado que no piensa imponerlo por vía legal, pero que hará otros esfuerzos para que acabe calando entre los alumnos franceses.