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Las brechas sociales aún limitan el acceso a la Educación

Las diferencias sociales entre los segmentos urbano y rural; las desigualdades por razones de género, la necesidad de buscar y encontrar un empleo a temprana edad; y los orígenes raciales son un lastre que impiden que muchos latinoamericanos concluyan la Educación Primaria o Secundaria, y por tanto, reducen la posibilidad de acceder a la Educación Superior.
Miércoles, 16 de mayo de 2007
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A pesar de los esfuerzos destinados por una buena parte de los países de América Latina para mejorar los indicadores educativos, otros factores atentan directa o indirectamente contra las valoraciones positivas de dichos esfuerzos.
En pocas palabras, la pobreza, las oportunidades educativas y el acceso a un trabajo que rompa con el círculo de la pobreza, aún mantienen un vínculo estrecho.
Esta vez es la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) quien pone el dedo en la llaga. Las conclusiones de su Informe sobre las Tendencias Sociales y Educativas en América Latina 2006 indican que en términos generales la población de la región presenta trayectorias educativas “interrumpidas” y con acceso muy limitado a los peldaños superiores de la Educación, algo que en la práctica se traduce a niveles cada vez más bajos de instrucción respecto a las exigencias laborales y profesionales de las sociedades modernas.
Este estudio fue presentado en abril pasado en la Ciudad de México, donde la OEI  organizó la primera Reunión de Expertos Iberoamericanos en Reformas Educativas y Calidad de la Enseñanza.
El informe parte de un tema bastante conocido y sumamente combatido: el analfabetismo. En América Latina, 10 de cada cien adultos no sabe leer ni escribir. Pero también retoma al 28 por ciento de la población adulta que completó la Educación Secundaria pero sin llegar a la Universidad.
Pero luego se encuentran las brechas abiertas por la situación habitacional. “El 70 por ciento de la población rural latinoamericana no logró completar el nivel primario de instrucción”, puntualizó la OEI.

Desigualdades

El estudio divide a los países latinoamericanos analizados en grupos de acuerdo a sus respectivos perfiles educativos. En un primer grupo se ubican Argentina y Chile, cuyo promedio de años de escolarización de la población adulta es de 9,6 años y alcanza a 10 en las áreas urbanas y a 6 en las rurales.
“Una cuarta parte de la población tiene bajo nivel educativo –hasta primario incompleto– mientras que más del 40 por ciento cuenta con estudios secundarios completos. En las áreas urbanas, sólo el 15 por ciento de la población tiene un bajo nivel educativo y casi la mitad de la población mayor de 25 años cuenta con estudios secundarios completos”, explica el estudio.
En el grupo más bajo se encuentran Brasil, El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua la población adulta tiene un promedio de escolarización de 5,8 años; 6,5 en las áreas urbanas y sólo 2,7 en las rurales.
“En los países de dicho grupo la mitad de la población no llegó a completar la Primaria. La alta presencia de población con bajo nivel educativo también se registra en las áreas urbanas (43 por ciento), aunque en las zonas rurales abarca al 80 por ciento del total”, señala la OEI.
En el caso de los niños y adolescentes, la asistencia escolar y la deserción escolar también está sujeta al área de residencia de los estudiantes. En América Latina, según la OEI, la tendencia indica que el abandono escolar se produce en las áreas urbanas a partir de los 14 años, mientras que en las áreas rurales a partir de los 12 años. En muchos casos, además del lugar de residencia, el factor búsqueda de empleo a temprana edad resulta importante de analizar y el estudio toma cuenta de ello.

La necesidad del trabajo

En muchos países latinoamericanos, lograr que los niños y adolescentes permanezcan en las aulas choca con la necesidad de las familias y de sus miembros de insertarse lo más pronto posible en el mercado laboral, a fin de ayudar en la economía doméstica. Sin embargo, lo que comienza como una necesidad termina como un impedimento.
“La tensión entre escolarización y participación en la actividad económica es muy evidente. Aunque en el período 2000-04 el 19 por ciento de los adolescentes que estudian son económicamente activos, la tasa de actividad es tres veces mayor entre los adolescentes que ya no están escolarizados (55,1 por ciento)”, subraya el informe.
Resulta contradictorio que mientras más se demandan recursos humanos capacitados para el competitivo mercado laboral actual, América Latina se enfrenta a ésa cruda realidad social y económica. No obstante, el escenario no es parejo.
El estudio de la OEI revela que un grupo de países como Argentina y Chile tiene un 90 por ciento de adolescentes que sólo se dedica a estudiar. Pero Honduras, Brasil, Guatemala y Paraguay, poseen hasta un 66 por ciento de adolescentes que tienen un trabajo.
 A juicio de la OEI, en términos generales se aprecia un incremento en el porcentaje de estudiantes que trabajan pero proceden mayormente de áreas urbanas.

Porcentaje de la población rural mayor de 24 años con niveles educativos completos
  Rural Primaria Secundaria Promedio    
    Incompleta Completa Años    
    y más y más escolarizados    
  Hasta Secundaria Promedio Brecha Brecha Brecha
  Primaria completa de años rural urbano urbano
  Incompleta y más escolarizados urbano rural rural
Argentina s/d s/d s/d s/d s/d s/d
Chile 59,6 12 6,1 3,1 4 1,7
Costa Rica 37,9 13,4 5,8 1,9 2,6 1,5
México 64,6 4,4 3,9 2,5 5,3 2,1
Uruguay s/d s/d s/d s/d s/d s/d
Bolivia 74 4,7 3,9 2,3 8,2 2,3
Paraguay 59,8 8,5 4,9 2 4,6 1,8
Brasil 79 5,7 3,1 1,9 5,7 2,2
El Salvador 88,8 4,9 3,1 1,7 7 2,5
Guatemala 86,9 2 1,9 1,9 11,1 3,3
Honduras 71,3 4,4 3,3 1,9 6 2,1
Nicaragua 80 4,5 2,8 1,8 5,2 2,3
FUENTE: SITEAL/OEI

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