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Xavier Darcos: del liceo a ministro de Educación francés pasando por la Universidad de la Sorbona

El nuevo máximo responsable de la enseñanza gala ha ocupado todo tipo de responsabilidades en el mundo educativo. Ahora tiene ante sí el reto de reformar en profundidad un sistema en entredicho.
Miércoles, 23 de mayo de 2007
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Profesor de liceo durante catorce años. De Literatura Comparada en la Sorbona a mediados de los años 90. Todo tipo de altas titulaciones universitarias en nómina, siempre en el ámbito de la cultura y las letras clásicas. Asesor educativo de varios líderes conservadores como Alain Juppé y François Bayrou cuando estos ocupaban cargos en distintos gobiernos galos. Ministro delegado de la Enseñanza Escolar (algo así como nuestro Alejandro Tiana) durante el mandato de Jean-Pierre Raffarin.
El flamante ministro de Educación del primer Gobierno Sarkozy, Xavier Darcos, conoce al detalle y desde todos los prismas la cuestión educativa. También es un intelectual de prestigio con varias obras publicadas sobre grandes autores romanos y las cumbres de la literatura de su país. En los últimos años, su pluma se ha dedicado sobre todo a analizar las fisuras, virtudes y contradicciones del sistema galo con títulos como El arte de aprender a ignorar (2000), Carta a todos los que aman la escuela (2002) o Dos voces para una escuela (2004).
Nombrado oficialmente ministro el jueves de la pasada semana, Darcos estrenó el cargo el sábado con una aparición en el último congreso de la segunda federación de padres en el país vecino. Quizás casualidad. Quizás una declaración de intenciones que indique por donde irán los tiros mientras ocupe la máxima responsabilidad de la enseñanza francesa: “Vuestros derechos serán reconocidos, respetados e incluso ampliados”, dijo en su intervención.

Carte scolaire

El ministro hizo mención explícita a la reforma de la carte scolaire, una vieja institución que obliga a los padres a escolarizar a sus hijos en el centro más próximo a su domicilio. El programa de Sarkozy recogía la abolición de un modelo de matriculación que ha dado lugar a timos y triquiñuelas varias; por el momento, Darcos sólo se ha atrevido a hablar de “flexibilizar” la carte, curiosamente un compromiso de Ségolène Royal en sus frustradas aspiraciones presidenciales.
También lanzó un guiño a los profesores –antes de verano quiere llegar a un acuerdo sobre la “revalorización de la condición docente”– y a la discriminación positiva en las zonas difíciles: más recursos “a los centros que más lo necesitan”.
Mucha mano izquierda va a necesitar Darcos si quiere poner en marcha otros puntos de la profunda  reforma que Sarkozy tiene en mente. Un auténtico lavado de cara que también incluye evaluaciones públicas, duras sanciones a los objetores escolares y un poco de palo y zanahoria a la inglesa para incentivar a los centros.

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