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Phrasal verbs en la isla verde

Con menos de cinco millones de habitantes, Irlanda es uno de los principales destinos para el aprendizaje de idiomas entre los alumnos y profesores de nuestro país. Su oferta aúna profesionalidad y calidez humana en un ambiente tranquilo.
Miércoles, 6 de junio de 2007
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Pocas veces el tópico responde de manera de fidedigna a la realidad. Sí, el irlandés es afable, hospitalario y de modales relajados, nada que ver en el trato con el frío protocolo que define las relaciones humanas en la vecina Inglaterra. La modernidad y el progreso económico han cambiado el rostro de la capital, Dublín, pero uno percibe simpatía y calidez nada más bajar del avión, apenas al traspasar el control fronterizo en el que un policía recibe al periodista con un amistoso “Hola” en castellano.
Invitado por la Embajada de Irlanda, MAGISTERIO acudió a la isla verde para conocer in situ las peculiaridades de su red de escuelas destinadas al aprendizaje de idioma inglés, quizá la mayor del mundo en proporción al número de habitantes.
Cinco escuelas visitadas en día y medio, todas en el centro de una capital que en las postrimerías del verano ya huele a mezcolanza de estudiantes estivales y turistas a la busca de cultura musical, calles coloridas y una buena Guinness.
Todos los centros comparten algunos rasgos. Ubicados en edificios históricos, con programas flexibles para adaptarse a diferentes públicos (alumnos, profesores o profesionales) y a las demandas del mercado, equipados con salas de apoyo multimedia…
“El Gobierno irlandés está muy comprometido con esta industria. Mientras se ha estado desarrollando ha recibido mucha financiación pública, y para para nosotros es tan importante que forma esencial de la estrategia para atraer turistas”, asegura Jim Ferguson, jefe ejecutivo de Acels, el Consejo Consultivo para las Escuelas de Idioma Inglés. “También somos muy estrictos a la hora de conceder el sello oficial, sin el cual se puede operar pero difícilmente sobrevivir. Hacemos inspecciones cada tres años”, continúa.

Tierra de escritores

La impresión es que Irlanda aspira a superar su papel secundario y en exceso dependiente de iniciativas externas en el mercado global del aprendizaje de inglés. Uno percibe que el objetivo es asentar una oferta modesta en número respecto a otros países pero de alta calidad y con una personalidad propia.
Buena prueba de ello son los esfuerzos que se están llevando a cabo para dotar a la red de escuelas de un sistema de acreditaciones y títulos diferenciado.
Y luego están las características propias de Irlanda, un pueblo que siempre ha tenido en un pedestal a la palabra. Escrita, con nombres indiscutibles de la literatura mundial como James Joyce (que fue profesor de inglés) u Oscar Wilde. Y cantada como prueba la buena salud de una escena musical que triunfa en su faceta más folclórica y también en la más actual.
“Nosotros no tuvimos corte”, explica Tom Doyle desde el Language Centre Of Ireland, “por lo que el arte que más floreció fue aquel que uno podía llevar consigo mismo, de ahí nuestra larga tradición de escritores y músicos”.
Por su parte, el responsable del Centre of English Studies (CES), Justin Quinn, añade que otro punto a favor de la isla verde es que allí se habla un inglés “con un acento muy claro, fácil de entender para los extranjeros”. Quinn incide en el talante abierto y hospitalario del irlandés, y vende su ciudad (en especial para profesores y alumnos más mayores) como una urbe “tranquila y segura” pero “vibrante y avanzada”.


Un “tigre celta”

Hasta un 5% de la industria turística en Irlanda depende del negocio de aprendizaje de inglés para extranjeros, un sector que mueve unos 350 millones de euros al año. Son los datos que maneja Mei-Relsa, la organización que aglutina, representa y da una proyección comercial a las principales escuela de idiomas del país.
Su director, Adrian Cummins, afirma que los principales mercados de Irlanda siguen siendo España, Italia y Francia (no por casualidad naciones católicas), aunque también existen otros países emergentes que empiezan a tener peso en el pastel lingüístico de la isla, caso de Alemania, Austria, Japón, Corea, Rusia, Brasil o China. ¿Atractivos para venir? “La gente, la cultura y una economía que nos ha convertido en un tigre celta”, responde Cummins.


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