fbpx

174 artículos contra el fracaso escolar

La aprobación de la LOE ha animado a varias comunidades autónomas a desarrollar sus propias leyes de Educación. Casi con seguridad, Andalucía será la primera en aprobar un texto integral que atienda a las diferentes facetas que conforman la actividad educativa regional. Con unas cifras de fracaso escolar desorbitadas, no extraña que la Ley de la Educación de Andalucía se haya propuesto como objetivo básico aumentar drásticamente el número de alumnos titulados.
Miércoles, 31 de octubre de 2007
0

Autor: Rodrigo Santodomingo

Andalucía camina con firmeza hacia la aprobación de su ley de Educación, un objetivo fechado para el 21 de noviembre que, de alcanzarse en los tiempos previstos, la convertirá en la primera comunidad autónoma con un texto global que regule su modelo de enseñanza.

Tras sortear con éxito todos los trámites previos (borrador, anteproyecto, debate a la totalidad en el Parlamento), la propuesta ya es todo un proyecto de ley que la comisión de Educación de las Cortes andaluzas discute con ardor desde hace poco más de mes y medio. Paralelamente, la Consejería departe y llega a acuerdos (en la órbita de la futura ley) con otros miembros de la comunidad educativa, el último con todos los representantes de la enseñanza concertada. El primer trimestre del curso no tendrá en las siete provincias del sur otro foco de atención que la LEA o Ley de Educación de Andalucía.

Una vez en vigor, la LEA deberá servir para lavar la cara a uno de los panoramas educativos con peor aspecto del país. El fracaso escolar es indecente, incluso para los parámetros españoles. La conflictividad, rampante. Como se encargó de demostrar el PISA andaluz –hecho público por este periódico, y cuya existencia negó la Consejería por activa y por pasiva–,
el nivel de exigencia tampoco invita al optimismo.

La Administración educativa no ha querido escurrir esta vez el bulto y no se cansa de repetir que el objetivo número uno de la LEA es reducir las altísimas cifras de fracaso y abandono. En la nueva era de la autocrítica, la consejera Cándida Martínez ha reconocido incluso que la formación y el saber gozan de poco nombre en la región (“¿Qué falla? Yo partiría del nivel cultural que hemos tenido en Andalucía”, declaró recientemente al diario El Sur).


Desdobles

El camino para aumentar los índices de titulados en Secundaria obligatoria (al menos) y posobligatoria (idealmente) discurre por la senda del desdoble y el refuerzo escolar. Más profesores y menos alumnos por aula, sobre todo en Lengua Española, Matemáticas e Inglés. Clases de tarde para los pupilos con mayor retraso si así lo decide su docente.

La LEA también prevé facilitar el reenganche al sistema de aquellos alumnos que le dijeron adiós con las manos vacías. En especial el de los chavales que vagan por la franja de los 16 a los 18 años a la busca de un empleo con nula cualificación, quizá poco conscientes de que dinero fácil a los 17 se traduce en imposibilidad de crecer profesionalmente durante el resto de sus vidas.

Atajar el fracaso “es el primer y principal objetivo”, declara sin titubeos el viceconsejero Sebastián Cano. “Yo diría incluso que toda la ley gira en torno a este fin”.

En su opinión, marcar de manera tan diáfana una aspiración en nada ambigua ha permitido que la LEA se granjee un apoyo masivo entre la comunidad educativa. Asociaciones de padres y sindicatos de profesores. Pública y Concertada. (Casi) todos han dado un voto de confianza a la norma marco que fijará el rumbo de la Educación andaluza en los próximos años.

“En las conversaciones con los distintos representantes, todos hemos prescindido de algunos presupuestos en favor del consenso. Ahora esperemos que este acuerdo social se traduzca en un apoyo de todos los grupos políticos”, asegura Cano.
Por el momento, el Partido Popular (PP) ha mostrado sus intenciones presentando un texto alternativo. Para el portavoz de Educación del PP-Andalucía, Santiago Pérez, la ley “olvida valores tan importantes como el orden, la disciplina, el trabajo bien hecho, el esfuerzo, el deber de estudiar y el respeto al profesor”.


Anti-pedagógico

Otras voces como la de la Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía (APIA) también estiman que la LEA se asienta sobre valores anti-pedagógicos que, como dice su coordinador de medios de comunicación, Gonzalo Guijarro, garantizan “la continuidad de la Logse con todos sus errores exacerbados”.

En opinión de Guijarro (y por lógica del PP), la batalla contra el fracaso escolar se gana con las armas que proponía la maltrecha Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE): “habría que incrementar la exigencia académica de manera racional y acabar con la comprensividad, esto de la sopa para todos. Es una fórmula que no tiene en cuenta los intereses, las facultades y las expectativas de cada alumno. Se llamen itinerarios o de otra forma, lo importante es ampliar el abanico de posibilidades”.

También los grupos favorables a la LEA han aprovechado el debate en el Parlamento para proponer mejoras concretas que en ningún caso desvirtúan la esencia del texto. Es el caso de la Federación de Enseñanza de CCOO, cuyo secretario general, José Blanco, solicitó (entre otras peticiones) el pasado 8 de octubre en una comparecencia parlamentaria que la ley considere “autoridad pública” al profesor y favorezca “la estabilidad en el puesto de trabajo”.

Bilingüismo

Si la guerra al fracaso es el núcleo de la ley, su superficie adopta la forma de apuesta por el bilingüismo y las nuevas tecnologías.

Ambas se han convertido en favoritas de la agenda educativa socialista, y Andalucía no ha quedado ni mucho menos al margen. Muy al contrario, la gestión de Cándida Martínez se ha caracterizado por priorizar el desembarco de equipos informáticos en las aulas andaluzas y, en los últimos años, por poner el sello “bilingüe” en multitud de colegios e institutos públicos de la región.

La LEA recoge objetivos tremendamente ambiciosos en ambos campos. Para el año 2012 deberá existir un ordenador por cada dos alumnos en la escuela pública, lo que aparentemente se traducirá en sesiones lectivas sin parecido razonable con la clase magistral.

Para el mismo año está previsto que el 50% de la Pública andaluza sea bilingüe, un término controvertido como pocos en la enseñanza actual. “A mí el plan de los centros bilingües me parece una estafa”, afirma Guijarro. “Está provocando que muchos profesores se vean obligados a subirse al carro sin tener ni idea de inglés por miedo a ser desplazados de su centro. Es una medida propagandística, el bilingüismo no tiene nada que ver con esto”.

Otros ámbitos –gratuidad de los libros de texto, mejoras laborales, creación de nuevos organismos, autonomía de los centros…– completan una ley que ahonda en la descentralización de la Educación en España. Varias comunidades (ver apoyo abajo) ya siguen el ejemplo andaluz, y todo hace prever que, de aquí a unos años, no tener ley educativa propia será la excepción.

“Nos sentimos muy satisfechos del proceso seguido”, concluye orgulloso el viceconsejero andaluz. “Cuando se publicó la LOE vimos muchas posibilidades de desarrollar un modelo propio dentro del sistema educativo español que no ofrecían las leyes anteriores. Hemos sido los primeros en aprovechar la oportunidad”.

1.175 millones

La implantación de la Ley de Educación de Andalucía costará a las arcas públicas 1.175 millones de euros, según consta en la memoria económica del texto que actualmente se está debatiendo en el Parlamento Andaluz. Esto supondrá un incremento del 36% de aquí a cinco años sobre el presupuesto actual que maneja la Consejería de Educación.
Buena parte de los fondos previstos se destinarán a aumentar el personal docente, que ya se lleva más de la mitad del gasto educativo andaluz. Otra partida con un fuerte incremento será el gasto corriente especial por la extensión del bilingüismo y de las nuevas tecnologías.
La financiación de la ley ha recibido fuertes críticas de la oposición. El pasado 20 de septiembre, el portavoz de Educación del PP-Andalucía, Santiago Pérez, declaró que los 1.175 millones previstos sitúan a la consejera, Cándida Martínez, en “un callejón sin salida ante el consejero de Economía, José Antonio Griñán, al que seguro que no le cuadran las cuentas”.

Otras cuatro CCAA con leyes en marcha

La moda de las leyes educativas regionales se ha extendido como la pólvora entre las comunidades socialistas. Aragón, Extremadura y Castilla-La Mancha ya han anunciado su intención de crear un marco normativo general que ordene sus respectivos modelos de enseñanza, y no hay que descartar que otras regiones como Asturias o Galicia sigan su ejemplo. Tampoco es improbable que algunas comunidades gobernadas o co-gobernadas por el PP –caso de Valencia o Canarias– creen en un futuro próximo sus propias leyes educativas. A éstas hay que añadir a Euskadi (hace unos años que ya trabaja en su Ley del Sistema Educativo Vasco y en el famoso “currículum vasco”) y posiblemente Cataluña, quien sería extraño que quedara al margen de esta fiebre descentralizadora.
Amén de Andalucía, todo indica que Aragón será la primera comunidad autónoma con una ley en vigor. Su consejera, Eva Almunia, declaró a finales del pasado curso que su departamento quiere tener un anteproyecto elaborado para el primer trimestre de 2008. También dijo que la aprobación de la ley será su “empeño fundamental” en su segundo mandato como máxima responsable de la Educación aragonesa.
Respecto a Extremadura y Castilla-La Mancha, ambas comunidades dieron a conocer a principios de este curso su propósito de contar con una ley regional. Primero fue el consejero castellanomanchego, José Valverde, que a mediados de septiembre inauguró el nuevo periodo escolar haciendo pública la próxima elaboración de un texto “que será fruto de la participación y de un compromiso social colectivo de nuestra comunidad autónoma con la Educación”. Una semanas más tarde, Eva María Pérez, consejera de Extremadura, transmitió a la opinión pública su interés en crear una norma de “todos y todas” que se convierta en “una garantía para mejorar el sistema educativo en consonancia con los retos que plantea la sociedad actual”
.


Ambiciones Andaluzas

Contra el fracaso escolar
-Reducir el número de alumnos en Secundaria para las materias más difíciles
-Clases de refuerzo en horario de tarde
-Más facilidades para que los jóvenes de 16-18 años que hayan fracasado vuelvan al sistema

Fomento de la enseñanza bilingüe y de las nuevas tecnologías
-U
no de cada dos (1.200) centros públicos serán previsiblemente bilingües en 2012 
-Un ordenador para cada dos alumnos en 2012. Conexión on line en todas las aulas

Ejercicio de la profesión docente
-Se estimulará la autonomía de los centros

-Incentivos a los profesores que mejoren la calidad

-El director podrá carecer de horario lectivo y tendrá un mayor reconocimiento económico

Creación de nuevos organismos
-Agencia Andaluza de Evaluación Educativa para evaluar los indicadores de calidad
-Instituto Superior de Enseñanzas Artísticas
-Zonas educativas para coordinar determinados servicios



0