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Según el informe del Defensor del Pueblo, la violencia escolar disminuye en especial en los sucesos menos graves

MAGISTERIO adelantó varios días el Informe del Defensor del Pueblo
Jueves, 22 de noviembre de 2007
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Incidencia de maltrato en 1999 y 2006, por tipos
Comparación de incidencia de maltrato a partir de los porcentajes de víctimas de cada tipo
  Ocurre Ocurre en        
  a veces muchos casos Total      
  1999 2006 1999 2006 1999 2006
  % % % % % %
Me ignoran 14,2* 9,5* 0,9 1 15,1* 10,5*
No me dejan participar 9 7 1,9 1,6 10,9 8,6
Me insultan 34,4* 23,2* 4,7 3,9 39,1* 27,1*
Me ponen motes ofensivos 30,4* 21,4* 7,2* 5,2* 37,7* 26,7*
Hablan mal de mí 31,8 27,3 3,8 4,2 35,6 31,6
Me esconden cosas 20,2* 14,2* 1,8 1,8 22* 16*
Me rompen cosas 4,2 3 0,3 0,5 4,5 3,5
Me roban cosas 6,5 5,1 0,8 1,2 7,3 6,3
Me pegan 4,1 3,3 0,7 0,5 4,8 3,9
Me amenazan para meterme miedo 8,6* 5,4* 1,2 1 9,8* 6,4*
Me obligan con amenazas 0,8 0,5 0,1 0,2 0,8 0,6
Me amenazan con armas 0,6 0,4 0,1 0,1 0,7 0,5
Me acosan sexualmente 1,7* 0,6* 0,3 0,3 2,0* 0,9*
Fuente: Informe del Defensor del Pueblo/Unicef sobre violencia escolar 2006
* Diferencias estadísticamente significativas (p<0,001)

Las amenazas graves entre escolares de enseñanza Secundaria e incluso los casos de agresión física se mantienen en niveles similares a los de hace siete años. El informe de referencia sobre el tema que presentó el lunes12 de febå©rero el Defensor del Pueblo y Unicef destaca que disminuyen las víctimas de insultos y motes ofensivos pero advierte al mismo tiempo que uno de cada diez alumnos se siente víctima de exclusión escolar, es decir, se siente ignorado por sus compañeros.

El informe Violencia Escolar: El maltrato entre iguales en la Educación Secundaria Obligatoria. 1999-2006 del Defensor del Pueblo (al que ha tenido acceso en exclusiva MAGISTERIO) subraya que la incidencia del maltrato escolar entre iguales tiende a disminuir respecto a los datos del estudio dado a conocer en el 2000, especialmente en lo referente a las conductas más frecuentes y menos graves (pág. 11). En concreto, el porcentaje de los alumnos víctimas de insultos pasa del 39,1% al 27% y el de víctimas de motes ofensivos del 37,7% al 26%.

Dicho esto, el informe revela que otras conductas como la exclusión social directa, entendida como el “no dejar participar” a un alumno, así como ciertas formas de agresión física y amenazas graves sí se mantienen en niveles similares a los de hace siete años, lo que pone de manifiesto que las políticas preventivas y las líneas de intervención han resultado insuficientes a la luz de los resultados alcanzados hasta el momento.

Víctima, agresor, testigo

El estudio presenta sus conclusiones con una triple perspectiva. Desde la estimación del maltrato a partir de las respuestas de las víctimas, más de una décima parte del alumnado (10,5%) declara ser ignorado, de los cuales un 9,5% dice serlo “a veces” y un 1% “de forma muy reiterada”. La exclusión activa, que representa el que a alguien no se le permita participar, la experimenta un 8,6% de los estudiantes de Secundaria, de los cuales un 7% la sufren “a veces” y un 1,6% “con mucha frecuencia”.

Las agresiones verbales son las más mencionadas como conductas sufridas por el alumnado. Los motes que ofenden o ridiculizan son citados por uno de cada cuatro alumnos (26,7%), de los cuales un 21,4% los sufren “a veces” y 5,2% “con bastante frecuencia”, siendo la conducta más mencionada entre las sufridas “a menudo” o “siempre”.

Todavía en mayor medida se sufren insultos (27,1%), ya que un 23,2% los reciben “a veces” y un 3,9%, “en muchos casos”. Aún más estudiantes declaran ser objeto de conductas de hablar mal de el o ella (31,6%).

La agresión física directa que supone la conducta de pegar es sufrida “a veces” por un 3,9% del alumnado, y tan solo un pequeño porcentaje del mismo, el 0,5%, sufre esta agresión física “en muchos casos”.

Las amenazas se reciben en muy inferior medida respecto a las restantes conductas mencionadas anteriormente a lo visto hasta aquí, aunque de nuevo su incidencia es muy distinta para los distintos tipos de amenazas. Las amenazas para meter miedo son padecidas en mayor porcentaje, un 6,4% del total de estudiantes, (5,4% “a veces” y 1% “en muchos casos”).

Quienes informan de recibir amenazas para obligarles a hacer cosas contra su voluntad, o ser amenazados con armas representan los porcentajes menores de víctimas (0,6, y 0,5%). Sin embargo no hay que olvidar que un 0,5% de los y las estudiantes de ESO son objeto de chantaje, y que un 0,4% lo son de amenazas con armas.

Docentes

El viejo mito según el cual los profesores no se enterarían de que ocurre el acoso parece ser falso. Según los datos recogidos en el informe, las diferencias entre la percepción de los alumnos como testigos no es muy diferente a la que tienen los jefes de estudios en los centros. Las variaciones mayores se dan en la exclusión social y en el insulto –dentro de las conductas menos graves– y en el hecho de “pegar”.

Críticas al informe Cisneros
El informe dedica prácticamente un capítulo a analizar los estudios que sobre el tema de la violencia escolar, criticando los resultados, las orientaciones y los aspectos metodológicos.
Llama la atención que el famoso Estudio Cisneros VII: violencia y acoso escolar, elaborado por A. Oñate e I. Piñuel y aparecido en numerosos medios de comunicación, sea descalificado por los autores (por otra parte, no dicen más de lo que ya publicó MAGISTERIO en su momento) con frases como “el trabajo no señala cómo se eligieron los centros, el número de alumnos que se eligieron en cada uno de ellos y su distribución por sexo y curso”; “en el informe no se dice haber realizado análisis estadístico de los datos,”; “en relación con la edad los datos no coinciden con la mayor parte de los obtenidos por otros autores”, etc.
Especial atención merece el párrafo siguiente: “la tasa de comportamientos de acoso es más importante en la Educación Primaria y va descendiendo desde el 43% en segundo curso de esa etapa, hasta el 6% en segundo de Bachillerato. Así pues, desde esa relación inversa obtenida en el estudio entre acoso escolar y edad infieren los autores algo muy difícilmente sostenible: que el 6% del alumnado de segundo de Bachillerato (18 años), va a “arrastrar de manera significativa el problema en la vida adulta.”, de manera que en años posteriores, no estudiados en el Informe Cisneros VII, no seguiría produciéndose la tendencia a la disminución de la violencia, sino que ésta quedaría ya fijada para toda la vida.
De estas inferencias deducen los autores que “Un 60% de los niños acosadores habrán cometido más de un delito antes de los 24 años de edad. El riesgo de terminar convirtiéndose en un delincuente será para este grupo de niños acosadores de sus compañeros 4 veces mayor que para el resto” (Oñate y Piñuel, 2005, pp 17-18).”



Las Claves

Por sexos
El maltrato suele afectar igual a chicos que a chicas, existiendo diferencias en algunos casos: al 30% de los chicos les ponen motes ofensivos, y sólo al 23% de las chicas. Sin embargo, se habla mal del 38% de las chicas y del 25% de los chicos.
Me pegan
Un 6% de los chicos y un 2% de las chicas admiten que les pegan. Los agresores suelen comportarse así lejos de la vista de los docentes.
Primer ciclo de ESO
La incidencia del maltrato es mayor en los dos primeros cursos de ESO.
Lugares
El patio y el aula son los dos lugares más peligrosos para las víctimas, según los jefes de estudio. En el patio se pega e insulta más, y en el aula les rompen o roban cosas.


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