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PISA ´06: Una mirada sobre la pública

¿Cuánto influye la gestión política en los resultados de la red pública?
Jueves, 10 de enero de 2008
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Hace unas semanas un artículo de Pérez-Reverte acusaba de forma genérica a los políticos responsables de la Educación española del mal estado de nuestra enseñanza y del bajo nivel de las explicaciones de nuestros responsables públicos.
El texto no se paraba en barras ni hacía distinciones –no es el estilo de nuestro galardonado escritor–, pero al menos introducía en la discusión general (en la especializada es un tema recurrente, salvo entre los encastillados en la Logse y sucedáneos) uno de los términos de la ecuación más hurtados a la opinión pública: la responsabilidad de los políticos y de su gestión en la marcha de nuestro sistema educativo.
Y es que la gestión política es la gran olvidada demasiado a menudo (y, a menudo también, interesadamente) del debate sobre la enseñanza. No es ajeno a ello el que, por ejemplo, los datos de las evaluaciones del Instituto de Evaluación sigan sin ser públicos, y que los intereses políticos prohiban, por ejemplo, realizar comparaciones entre los niveles educativos de las distintas comunidades autónomas.
Tampoco es ajeno el que los informes del Instituto de Evaluación –el último sobre PISA 2006 es un buen ejemplo de ello– sean cada vez más “cataplasmáticos”, no por aburridos o faltos de interés, sino por la escasa penetración que muestran respecto a los temas más problemáticos de nuestro sistema educativo.
Lastrados por los intereses políticos –de la clase política, no de los partidos en particular–, estos informes parecen orientados más a disminuir el impacto de los datos sobre la opinión pública que a averiguar dónde están los males del sistema educativo (esos que, a juicio de no pocos responsables, no parecen existir). No investigan el origen del mal, sino que, como las cataplasmas, actúan como calmantes del impacto de los malos resultados en la sociedad.
Las evaluaciones realizadas por PISA no son solo los voluminosos informes llenos de datos, ni mucho menos los conocidos rankings que todos conocen y donde España no suele quedar en muy buen lugar. Son, sobre todo, datos, y datos accesibles a cualquier persona interesada.
Este hecho permite realizar análisis más finos sobre aspectos de los sistemas educativos que ni los voluminosos informes generales, ni los que realiza cada país, tratan en profundidad. Por ejemplo, se pueden intentar aproximaciones que permitan arrojar nueva luz sobre los problemas y los aciertos de la Educación española. Como entender un poco mejor a la pública y sus problemas, pues, al fin y al cabo es la que, para bien o para mal es la que sufre de lleno y en primer lugar el impacto de la gestión política.
Sociológicamente, la pública escolariza en su mayor parte a las clases populares –sólo el 13% de los centros públicos tiene un índice socioeconómico y cultural (ISEC) medio por encima del promedio de la OCDE–, mientras que la privada, aunque escolariza a un abanico más amplio, acoge preponderantemente a los alumnos provenientes de las clases medias y altas –por ejemplo, aunque el 48% de los centros tiene un ISEC medio por debajo del promedio de la OCDE, sólo el 22% tiene un ISEC por debajo de la media española (66% en el caso de los públicos).
En cuanto a resultados, ya es sabido que l la pública obtiene unos resultados medios por debajo de los de la privada, incluso detrayendo el ISEC de los alumnos; aunque ambas redes se igualan si además se detrae el ISEC medio del centro. Lo que no quiere decir –algunos se olvidan– que el que podamos explicar una parte de las diferencias acudiendo a las diferencias de origen social de los alumnos hace desaparecer estas diferencias. No, estas existen, y es uno de los graves reproches que se le hacen a la pública.
Y es que el que los españoles esperen que los centros públicos compensen las desigualdades de origen de los alumnos no es tan extraño: son ya varias las generaciones que saben por propia experiencia que eso es posible, y por eso ven raro que ahora no ocurre. Con un sistema como el actual, sencillamente, sería inimaginable el avance de la educación española en los primeros 25 años de nuestra democracia.
Pero, un análisis más detallado permite ver que la pública no es, ni mucho menos, homogénea. De hecho, es la principal responsable de las diferencias entre comunidades autónomas y, como consecuencia, de las dos Españas educativas que deja ver el informe PISA.


La gestión es la clave
Como puede verse en las tablas, una pública con buenos resultados se traduce en una comunidad con buenos resultados. Y no sólo porque la pública sea mayoritaria: una buena pública obliga a la privada a mejorar. Es el caso de La Rioja o Castilla y León, que obtienen una media en la escala de Ciencias de 520 puntos para todos los centros, y nada menos que 515 sólo en los centros públicos. En la media España del sur, y particularmente en Andalucía, si la pública obtiene bajos resultados, la privada no le va a la zaga. Las mayores diferencias se dan en País Vasco y, aún más acentuadas, en Cataluña.
Como ya hemos dicho, es la gestión la que marca las diferencias entre las redes públicas de unas comunidades y otras. Como veremos en próximas semanas, y esto es sólo un avance, entre la pública de La Rioja y la española hay, en la escala de Matemáticas, y una vez detraído el impacto del origen socioeconómico de los alumnos, más de 50 puntos de diferencia.
Sin embargo, en demasiadas comunidades –y qué decir a nivel nacional–, se ha utilizado la táctica del palo y la zanahoria: la reforma ya está en marcha, ya lo hemos previsto todo, y con la nueva ley X se garantiza la solución a todos los problemas. Por descontado, no se tiene noticia hasta el momento de ninguna dimisión de responsables políticos debido a los resultados.
Y eso que, al menos, conocemos la evolución de los resultados de cuatro comunidades autónomas en los últimos tres años, además de la española. Evolución que está marcada por la evolución de la pública y, por tanto, de la gestión que se ha llevado a cabo en los últimos años. Para muestra, las tablas de la página derecha.
En la escala de Ciencias, España se mantiene; Andalucía también, pues los nueve puntos de mejora de la pública no son suficientes; en el País Vasco la mejora es de 11 puntos (12 sólo la pública); en Castilla y León la mejora es de 18 puntos, tras una escalada espectacular de 29 puntos de la pública; Cataluña, por el contrario, cae 11 puntos, por 18 la pública.
En la escala de Matemáticas las pautas se mantienen –aunque sólo Castilla y León mejora, una vez más gracias a los resultados de la pública–, mientras que en Lectura sólo Cataluña y la pública de Castilla y León parecen salvarse de la debacle.
Por tanto, menos hincapié en lo que desde la Educación no podemos cambiar –estatus del alumnado, PIB per cápita, etc.– y más en lo que sí podemos arreglar. Y la herramienta fundamental para cambiar las cosas –para bien o para mal– es la gestión política.



Las claves

El mejor
La pública riojana marca las diferencias con el resto de España sobre todo en Matemáticas. Y sitúa a esta comunidad entre las mejores del mundo en esta asignatura.
­­Arrastran
Los resultados de la Pública en cada comunidad son los que en realidad marcan las diferencias en los resultados globales.
­­Equidad
Unos buenos resultados en la pública suele favorecer la igualdad de resultados.En general, cuanto mejor es la pública de una comunidad, mayor es la equidad del sistema.




Las claves

Derrumbe
La pública riojana es la única que parece mantener el tipo ante el fracaso de resultados en Lectura de todas las comunidades.
470
Casi todas las comunidades de la mitad norte de España se quedan alrededor de esa cifra. En la mitad sur, entre 25 y 30 puntos menos.
Descenso general
Los resultados de Lectura han caído en casi todos los países, pero España es el país con peor evolución desde 2000.
Andalucía
Las diferencias con las otras comunidades son abismales.




Las claves

Empate
Curiosamente, el empate a puntos que sitúa en cabeza a Castilla y León y La Rioja en la escala estrella de este año se repite también en ambas redes públicas.
Encima de 500
Sólo la pública de Cantabria y Aragón supera el promedio de la OCDE, aunque Asturias, Galicia y Navarra se sitúan cerca de conseguirlo.
Porcentaje de pública
Aunque no es extraño oírlo, los resultados de la pública en cada comunidad son independientes de la mayor o menor presencia de centros privados o concertados.

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