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“Educar es una difícil ecuación entre libertad y responsabilidad”

El conocido psiquiatra y escritor es el autor del prólogo del primer volumen de la colección de libros de Padres y Colegios, del Grupo Siena, que recoge una colección de consultas para los educadores.
José Mª de MoyaMartes, 19 de mayo de 2009
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Director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas y autor de numerosos libros de psicología y autoayuda, Enrique Rojas ha prologado el libro que acaba de lanzar PADRES en colaboración con el Área de Educación del Centro Universitario Villanueva. En manos expertas. Ayudas para educar mejor es, a juicio del reconocido psiquiatra, un título “actual” que “toca temas que están en la calle”como problemas familiares, trastornos, dificultades de aprendizaje, etc.

En relación a los trastornos, ¿es posible que los padres sean un factor decisivo para que salga un hijo equilibrado?
En la sociedad actual se ha multiplicado el número de trastornos de la personalidad, y estos casos se observan ya en la adolescencia. Pueden ser hijos de padres que viven juntos o separados, pero obviamente cuando hay una ruptura el tema es más complejo.

¿A partir de qué edad se puede considerar que a un niño hay que observarlo desde un punto de vista psiquiátrico?
Nosotros empezamos a ver chicos con trastorno de la personalidad a partir de 12,13 y 14 años. Y el modelo sería un niño rebelde, que tiene un fracaso en los estudios, no obedece, es difícil de gobernar y crea distorsión en la familia.

¿Cuál sería el orden, de mayor a menor grado de influencia, de las causas de los trastornos de personalidad en los adolescentes?
Yo creo que los grandes educadores modernos de los jóvenes son la televisión, el Facebook, el Tuenti y la pandilla; luego viene el colegio y ya, por último, los padres. Ahora bien, cuando unos hijos han crecido con unos padres sólidos y coherentes, salen fortalecidos de la adolescencia.

¿Qué necesita un adolescente con problemas, un orientador, un psicólogo o un psiquiatra?
Un psicólogo, si es un conflicto de menor envergadura, como un conflicto con los padres, un problema de estudios, si es un chico rebelde… Si es ya más grave, por ejemplo, si tiene una depresión, es muy nervioso o tiene comportamientos de una agresividad enorme tanto verbal como física, es más recomendable el psiquiatra, que tiene una ventaja frente al psicólogo, y es que puede utilizar fármacos que de alguna manera frenan, modulan y modifican una conducta descontrolada. Pero evidentemente en ambos casos es importante seleccionar gente que tenga unos criterios antropológicos sanos.

¿Los internados son recomendables en casos desesperados?
En esos casos es muy acertado el internado, porque es lo que se llama terapia de ambiente. Sacar a un niño conflictivo del ambiente familiar puede ser enormemente beneficioso, porque el niño va a ser educado y ese potro que lleva dentro va a ser domado por una institución colegial; entonces los padres hacen bien en hacerlo, yo lo fomento.

¿Por qué los padres no se ven capaces de controlar a sus hijos?
El problema es que toda la educación moderna está basada en un binomio que es un sistema de premios y castigos. El tema es educar en la sobriedad. Es decir, los premios deben ser muy ligeros, incluso premios verbales.

¿Cómo es compatible una sociedad que dice que los padres desatienden a sus hijos y al mismo tiempo que están superprotegidos?
Hay muchos padres castigadores, que son aquellos que tienen una protección de tal calibre que no les enseñan a sus hijos a volar solos. Y, por otra parte, una educación muy permisiva también es negativa, porque es que todo vale. Por eso educar es tan difícil, es una ecuación intermedia que está entre la libertad y la responsabilidad. Es un trabajo enormemente interesante, pero que se aprende ejercitándolo.

Cuál es el límite entre el niño “malo” y un niño con problemas psiquiátricos?
La diferencia es que el niño que tiene maldad, que probablemente va a ser psicópata, se caracteriza por la agresividad, la impulsividad y la incontinencia verbal vengativa. Es el niño que disfruta haciendo daño, enfermando a los padres, metiéndose con su hermano o viendo una situación caótica en la familia. Un niño con problemas psiquiátricos es un niño que no se gobierna, que no se controla. No hay una doble intención, sino que su conducta sale de esa manera: dejadez, apatía, falta de voluntad, desorden… Hay un terreno fronterizo, porque las cosas no son blancas y negras, pero ahí andaría la cosa.

¿Cuál es el caso que se detecta más frecuentemente?
El caso más frecuente es de un chico de 16 años con fracaso escolar, agresivo en casa, que se encierra en su habitación, no cuenta con sus padres, tiene un grupo de amigos bastante negativo, no tiene control de horario y tiene tendencia normalmente a descalificar a sus padres. Estamos hablando de un trastorno límite de la personalidad, que es el más común. En un trabajo periodístico que hice yo hace cinco años, que apareció en mi libro ¿Quién eres?, sobre una muestra de 911 casos, nos encontramos con que el trastorno más frecuente –el 13%– era el trastorno límite de la personalidad o borderline.

¿Es importante la medicación?
En los niños que tienen estos trastornos de la personalidad es importante y en la actualidad utilizamos estabilizadores de la conducta, que son generalmente eficaces. Y en el caso del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) damos otros fármacos. Pero a veces se abusa y no es bueno. Es muy importante que se consigan tres ingredientes en la terapia: farmacoterapia con moderación; psicoterapia (pautas de conducta); y socioterapia, es decir, un entorno familiar y social que sea adecuado.

En manos expertas

La colaboración entre el periódico Padres y Colegios, del Grupo Siena, y el Área de Educación del Centro Universitario Villanueva ha dado su fruto con el lanzamiento del libro En manos expertas. Ayudas para educar mejor, un volumen que reúne 80 de las cuestiones presentadas por los lectores de esta publicación a lo largo de estos años, consultas que mes a mes son respondidas por una veintena de especialistas y que ahora han sido cuidadosamente seleccionadas y sistematizadas por la psicóloga Teresa Artola y la psicopedagoga Belén Poveda García-Noblejas. El libro está prologado por el psiquiatra Enrique Rojas, que considera que lo interesante de esta recopilación es que “está en la realidad, en la vida misma, en el día a día”. No en vano, este primer volumen de la colección pretende ser una guía para las familias y los educadores en general ante los problemas y dudas que les surgen en la educación de sus hijos o alumnos.

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