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“El Ministerio debe revisar el exceso de contenidos localistas”

Cortázar pide que “el Gobierno garantice que todos los españoles tienen unos elementos históricos comunes, más allá de las singularidades exageradas por las autonomías”.
Adrián ArcosMartes, 16 de junio de 2009
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Transmitir la Historia como una gran aventura, como una serie de capítulos que debemos conocer para mejorar la sociedad en la que vivimos. Es la idea de Fernando García de Cortázar, catedrático de Historia, director de la Fundación Vocento y de la Fundación Dos de Mayo. Y es la idea que refleja en su último libro: Pequeña historia del mundo, donde a través de la ficción, con un gran esfuerzo de síntesis y un lenguaje claro, consigue transmitir un relato histórico mucho más digerible para los alumnos.

Ahora que los estudios se organizan por competencias, más que por conocimientos, ¿para qué puede servir la Historia?
La Historia es la mejor asignatura de Educación para la Ciudadanía, porque nos enseña a mejorar la sociedad desde el presente y las claves para el cambio.

Sin embargo, en los currículos van apareciendo asignaturas de contenido científico en detrimento de la Historia. Parece que se le da más importancia a las Ciencias que a las Humanidades.
En buena medida, los historiadores somos culpables de no aparecer con mayor presencia en los currículos, porque quizá no hemos sabido transmitir la utilidad de la Historia. Si sólo se entiende como un mero objeto culturalista o de entretenimiento trivial, yo entiendo que en los planes de estudio se nos dé la espalda.

Pero el propio alumno que vaya a estudiar Ingeniería se puede preguntar: “Y a mí ¿para qué me va a servir la Historia?”
Al ingeniero también le sirven los modelos y las reflexiones éticas que la Historia presenta, pero para eso los historiadores tenemos que hacer un balance de aciertos y errores. No es que nos consideremos los grandes inquisidores del siglo XXI, pero de nuestra convergencia y nuestra opinión pueden precipitarse reflexiones sobre lo que ha sido bueno para el hombre y para la sociedad. Y eso por supuesto que interesa a un ingeniero.

Existe también mucha polémica con respecto a los currículos de la Historia en cada comunidad. ¿Cree que debería de haber un currículum único estatal establecido por el Ministerio?
El Ministerio debe revisar el exceso de contenidos regionalistas o localistas que a veces no garantizan el conocimiento total de la Historia de España. El Gobierno de la Nación debe intervenir y garantizar que todos los españoles, en su conjunto, tienen unos elementos comunes relacionados con la Historia, más allá de las singularidades exageradas por las distintas autonomías.

¿Qué peligros conlleva el impulso de las singularidades?
Así consiguen ponderar lo diferente por ser diferente. La Historia tiene un sentido integrador que esos currículos no cumplen. Pero entiendo que probablemente en esas nacionalidades –yo nunca llamaría históricas por mucho que se les llame (como si Andalucía no fuese histórica, mucho más que el País Vasco, por ejemplo)–, la Historia no cumple su finalidad interdisciplinar, de integrar conocimientos y de ofrecer visiones de conjunto. Además, las autonomías han cometido verdaderos despropósitos en su deseo de justificarse. Cuando se pone en marcha en España el mapa de las 17 autonomías enseguida se produjo la labor legitimadora y justificadora de la Historia que ha llevado a excesos gravísimos por ese deseo de justificar una decisión política que podría haber sido otra. No cabe la menor duda de que es muy poco lo que separa a las distintas comunidades, y cualquier observador no enfrascado en la búsqueda obsesiva del hecho diferencial no notaría ninguna diferencia de una autonomía a otra mucho más allá de algunas costumbres a veces relacionadas con el folclore o la pura gastronomía.

¿Puede poner algún ejemplo de esa interpretación?
Un ejemplo clásico es la manipulación nacionalista en el trato de las guerras carlistas como guerras de liberación nacional. Efectivamente tienen una mayor incidencia en zonas del País Vasco y Navarra, pero también en otros lugares de España, y nunca tienen que ver con esa ideología de la liberación nacional. O la Guerra Civil en Cataluña, como si fuera una guerra de los catalanes contra el resto de españoles.

Pero parece como si las regiones periféricas hubieran sufrido durante la Historia de España más que ninguna otra región (Guerra Civil, Instauración borbónica…).
Esto se debe al exceso de publicidad que están teniendo los nacionalismos mucho más allá de lo que suponen electoralmente en el conjunto de España. Si la opresión empieza por el dinero, cómo se puede pensar que las regiones oprimidas de España son las más desarrolladas. Cómo se justifica todo ese victimismo nacionalista en regiones que han sido privilegiadas por el Estado en su desarrollo frente al abandono de otras. Cómo se puede explicar que la España periférica, que es la que se queja, no reconozca que, en buena medida, su desarrollo es fruto de una política del Estado de privilegiar arancelísticamente los aceros vizcaínos o la producción de los telares catalanes. Sin embargo, no privilegiaron la aceituna de Jaén o los trigos castellanos.

Pero quizá se refieran a una represión cultural, sobre todo lingüística.
Yo entiendo que Franco no fomentó ni el catalán ni el vascuence. Pero eso no debe llevar a que ellos hagan lo que Franco hizo. Aunque es prácticamente lo que están haciendo a través de esas torpes políticas de la mal llamada normalización, que resultan insultantes, ya que realmente presuponen que la sociedad no está normalizada y que necesita de los poderes públicos para normalizarse. Ahí están presentes el catalán y el euskera. Y realmente no vamos a vivir toda la vida con esa especie de agravios de la Historia. La Historia no debe servir para hacer un memorial de agravios, sino para evitar los errores que se han cometido.

Sin embargo, la Generalitat de Cataluña ya ha impuesto el catalán como única lengua vehicular en la enseñanza.
Me parece una barbaridad y un despropósito considerar el español como una lengua ajena. Y no es que el español esté en peligro, pues lo hablan ya casi 500 millones de habitantes, pero sí están en peligro los derechos y libertades individuales de las personas. Y los derechos que tenemos las personas, no los tienen ni los territorios ni las lenguas. Ni ninguna lengua tiene derecho a crearse hablantes obligatorios, como está ocurriendo en España.

LA BATALLA TERMINOLÓGICA

  • Explicar el concepto

“Yo no entraría en una batalla puramente terminológica si se explica bien el concepto, si realmente está claro lo que significa”.

  • La “Reconquista”

“El periodo llamado Reconquista significa la proyección del norte en el sur y no tiene ese sentido de cruzada que a veces se le ha dado. Pero la historiografía en España goza de muy buena salud y cuando se utiliza el término enseguida aparece la clarificación de ese periodo, de forma que no se le da ese sentido de cruzada”.

  • El “Descubrimiento de América”

“Entiendo que es una mirada eurocéntrica que hay que corregir. Pero está claro que Europa ya no es el centro del universo, ni siquiera en los mapas. El centro ya ha pasado al otro lado. Entonces igual ahora ellos dicen que nos descubren. El problema es la manipulación de la Historia por parte de los políticos. En la historiografía no hay tantos debates como a veces pueda parecer, ya que suelen darse más en el campo político, que tiene mucha más publicidad que nuestros pequeños litigios”.

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