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“Las grandes barreras para la inclusión son las creencias sobre las diferencias”

La encargada de coordinar el Programa de Recursos Educativos de Down Málaga, Ana Belén Rodríguez, nos habla de su experiencia en el proyecto de Educación inclusiva Enséñame, que lleva ya nueve años en marcha.

Martes, 19 de enero de 2010
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Del 29 de abril al 2 de mayo se celebra en Granada el II Congreso Iberoamericano sobre el Síndrome de Down, por lo que la Asociación Síndrome de Down Málaga ofrece los días previos  un curso ‘precongreso’ bajo el título Enséñame, dirigido por Ana Belén Rodríguez, coordinadora del Programa de Recursos Educativos de Down Málaga y Down España.
Pregunta. ¿Cuál es la novedad de este seminario?
• Respuesta. Sobre todo que ofrece una oportunidad única de realizar visitas a los centros durante el horario lectivo para conocer de primera mano la realidad de las escuelas, las aulas y las respuestas socioeducativas que en ellas se ofrecen.
P. Enséñame, es un programa que lleva ya nueve años. ¿Qué habéis aprendido?
• R. Que algunas de las barreras más importantes para avanzar hacia una escuela para todos son las creencias y valores que hemos ido construyendo respecto a las diferencias humanas. Se habla de la escasez de recursos especializados, pero estos no son una garantía. En estos años hemos visto centros con escasos recursos cuya cultura, política y práctica eran inclusivas, pues la diversidad era reconocida, respetada y valorada. Pero, si queremos acortar la distancia entre la teoría y la práctica inclusiva, las entidades tienen que adoptar una posición activa.
P. ¿Se contradice la existencia de centros de EE con la Educación inclusiva? ¿Pueden convivir ambas realidades?
• R. La inclusión del alumnado con Necesidades Específicas de apoyo educativo se vincula con la igualdad de oportunidades y con su participación en la vida social y comunitaria. Los centros escolares constituyen contextos caracterizados por la diversidad de su alumnado, lo cual es reflejo, a su vez, de sociedades cada vez más diversas. La diferencia es un valor y si queremos conseguir sociedades justas, democráticas y solidarias, necesitamos escuelas inclusivas. Desde esta perspectiva, creo que no es posible que convivan ambas realidades. Esta dualidad plantea que se ofrezca un mensaje claro a la sociedad: el de exclusión.
P. Hay padres que prefieren que sus hijos vayan a un centro de EE. ¿Qué diferencias hay?
• R. Escoger centro educativo es un derecho constitucional de los padres que comprende la obligación de informarse bien y considerar el beneficio global del niño y de la unidad familiar, por encima de la propia comodidad. Los centros de EE dan respuesta a las necesidades de  adaptaciones significativas y en grado extremo, tras la evaluación de un equipo de orientación que considere que el nivel de integración del alumno en un centro ordinario sería mínimo. Pero las escuelas deben estar preparadas para acoger a todos los alumnos, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, etc.
P. ¿Qué papel tienen los compañeros de los niños con SD en su adaptación a una clase normalizada?
• R. Yo comprendo la inclusión como un proceso en el que el alumno con SD no sólo está presente sino que participa en las actividades escolares, y aquí es donde juegan los compañeros un papel muy importante. Los alumnos con trisomía 21 pueden provocar diferentes reacciones y sentimientos –rechazo, burla, lástima, franca simpatía…– y ésta dependerá del grado en que la información que poseen se ajuste a la realidad del SD. Por otro lado, el aprendizaje cooperativo no sólo debe ser un recurso, sino también un contenido a enseñar.
P. ¿Puede cualquier niño con SD ir a la escuela ordinaria?
• R. El centro ordinario es hoy un lugar natural donde escolarizar a cualquier niño, si da una respuesta adecuada para él y cuenta con los recursos humanos y materiales suficientes para afrontar sus necesidades y las de su familia.
P. En ocasiones, surgen los mayores problemas de integración en la ESO ¿Cómo se puede resolver esta situación?
• R. Al llegar a la ESO nos encontramos con mayores dificultades de integración: hay menos centros ordinarios en condiciones de admitir a alumnos con NE –ya sea por falta de medios o porque la actitud del profesorado de Secundaria es menos favorable a la diversidad. El profesorado constituye la clave y es necesaria una mejora de la formación inicial, la amplia comprensión sobre el concepto de NE y la puesta en marcha de las medidas y apoyos. El menor número de alumnos por profesor y la posibilidad de agrupamientos flexibles, junto con las medidas de individualización de la enseñanza son las vías.
P. ¿Cuál es la situación actual de los alumnos con SD en las aulas españolas?
• R. Cuando un alumno con SD se incorpora a un aula ordinaria, el profesorado duda cómo actuar. El alumno suele precisar apoyos individualizados por parte del profesor tutor para seguir el currículo en clase y alcanzar sus objetivos. No obstante, los tutores no siempre disponen de tiempo para ello porque tienen muchos otros alumnos a los que enseñar. Además, argumentan no estar preparados para responder a las NEE, por lo que el apoyo suele darse por especialistas.
P. ¿Qué país es la referencia en Educación inclusiva?
• R. El origen del movimiento inclusivo, que reconoce la diferencia como un valor, se sitúa en la ley de 1975 de Estados Unidos, que considera que el alumnado con discapacidad puede recibir su Educación en ambientes menos restrictivos. A partir de esta idea, surge la escuela inclusiva para aumentar la participación del alumnado con discapacidad en un aula ordinaria.

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