1970, Ley General de Educación; 1990, Logse; 2010, (?)

Hay un par de consignas que han alcanzado el rango de verdades a fuerza de ser repetidas y conectar con nuestro subconsciente colectivo. Esas que son difíciles de desenmascarar, imposible resistirse a su poder seductor y altamente arriesgado denunciarlas públicamente. Primera consigna: no se puede andar cambiando de sistema educativo cada dos por tres. Tanto cambio es la causa de la desastrosa situación en la que nos encontramos. Segunda: para evitar tanta inestabilidad se hace imprescindible un Pacto de Estado por la Educación.

Veamos. Con respecto al continuo cambio de modelo educativo, quiero recordar que 20 años pasaron desde la Ley General de Educación (Ley Villar Palasí) hasta la Logse y 20 más desde la Logse hasta el punto en que nos encontramos. 1970, 1990 y 2010 o la oportunidad de pasar a la historia como el ministro que hizo posible el cambio de modelo que necesitaba la sociedad. Porque, seamos sinceros, la inestabilidad educativa de los últimos 15 años se debe a que el modelo Logse empezó a hacer aguas a los cinco años. Prueba de ello es que ya en 1995 necesitó otra ley orgánica (Lopegce) que corrigiese los desatinos en materia de dirección escolar, inspección educativa, participación, etc.

Tanto cambio legislativo y tanto parche no es la causa sino la consecuencia de haber mantenido durante 20 años un modelo que no ha dado los resultados esperados. Un modelo basado en los principios del igualitarismo educativo y del constructivismo pedagógico a los que, reconozco, es difícil resistirse. Lean, si no, esta frase de Alejandro Tiana del pasado fin de semana: “Muchos de los alumnos de los que ahora les va mal en la escuela, antes ni tan siquiera iban”. ¿Verdad que es seductora? Lástima que esté basada en datos erróneos.