fbpx

Un Bachillerato de tres años para reducir el abandono educativo 

España dobla la tasa de abandono educativo temprano de la Unión Europea (31%), alejándose de los objetivos fijados en Lisboa (10%). La ampliación del Bachillerato a tres años, con un primer curso obligatorio, podría ser una solución.

Laura del PozoMartes, 6 de abril de 2010
0

 

La tasa de abandono escolar temprano, es decir, el número de jóvenes entre 18 y 24 años que al terminar la Educación Secundaria Obligatoria, y una vez graduados, deciden no continuar la formación postobligatoria (Bachillerato o/y FP de Grado Medio), dobla en España la media de la Unión Europea –31% frente al 17% de la zona euro y el 15% de la media de la Unión en el año 2007–. Un dato preocupante que nos aleja de los objetivos fijados en la Estrategia de Lisboa en materia educativa, donde se establecía un nivel de referencia del 10%. El propio ministro de Educación, Ángel Gabilondo, en su primera comparencia ante el Comité de Educación y Cultura del Parlamento Europeo, reconocía el fracaso español en este apartado, –“somos conscientes de que no se han cumplido los objetivos de la Estrategia de Lisboa para el año 2010”–, al tiempo que instaba a poner la mirada en el 2020, año en el que se debe hacer realidad “el aprendizaje permanente y la movilidad, la equidad y cohesión social, la creatividad, la innovación y el espíritu empresarial”.

Para poder llegar a una reducción efectiva de la tasa de abandono escolar prematuro, el sistema educativo español debe someterse a un análisis profundo, donde salgan a luz, sin complejos, aquellos problemas que lo lastran. Uno de ellos, según explicaba para MAGISTERIO Francisco López Rupérez, ex consejero de Educación de las Delegaciones Permanentes  de España ante la OCDE y la Unesco, y actual presidente del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, está en la propia estructura de la Educación Secundaria, con una etapa formativa obligatoria (ESO) “que comienza con cierto retraso respecto a la media de la Unión –12 años frente a los 11,3 de la UE– y una postobligatoria de duración inferior a la de la mayoría de los países europeos –dos años frente a los tres de media general–”.  Además, España tiene uno de los pocos sistemas educativos que retrasan la edad a la que se produce la primera diferenciación curricular, que tiene lugar a los 16 años frente a los 15 de media de Europa, factor que López Rupérez relaciona con el abandono educativo temprano: “Sabemos que los países que tienden a diversificar antes tienen menores tasas de abandono educativo temprano, es decir, son capaces de retener a los chicos en mayor proporción en el seno del sistema educativo”.

 Por su parte, Javier Manuel Valle, profesor de Didáctica y Teoría de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid y subdirector de la Revista Española de Educación Comparada, considera que “lo que provoca el abandono educativo temprano es la poca adecuación de la escuela a metodologías más contemporáneas en Educación y, sobre todo, la falta de alternativas que se dan desde la propia Educación Secundaria”. 

Al igual que el presidente del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, Valle señala como un problema añadido la escasa duración de la Educación Secundaria postobligatoria –Bachillerato y Formación Profesional de Grado Medio–“que ofrece una formación insuficiente para continuar estudios superiores”.

Mirando a Francia

El modelo educativo español, en su etapa de Educación Secundaria inferior, mantiene un sistema rígido con una duración algo superior a la media de la UE, donde la obligatoriedad y la comprensividad van de la mano hasta los 16 años, momento en que los alumnos terminan y deciden el tipo de formación que mejor se adecua a sus expectativas de futuro; y una Secundaria superior, o postobligatoria, inusualmente más corta que la de la mayoría de los países europeos. 

El Ministerio de Educación, en un intento por lograr una mayor flexibilidad, incluyó dentro de sus Propuestas para un Pacto Social y Político por la Educación la posibilidad de darle a 4º de la ESO “un carácter orientador” organizándolo en torno a dos opciones: una enfocada a los estudios generales (Bachillerato) y otra encaminada a los estudios profesionales –ciclos formativos de Grado Medio–. 

La idea no ha dejado a nadie indiferente y ha generado multitud de reacciones por parte de la comunidad educativa. La Asociación Nacional de Catedráticos de Instituto (Ancaba) presentó el mes pasado una propuesta en la que se aboga por un Bachillerato de tres años como medida para lograr reducir la tasa de abandono educativo temprano, al mismo tiempo que se logra elevar el nivel actual de jóvenes en España con una cualificación de enseñanza postobligatoria. Su modelo, similar al francés, plantea una Secundaria inferior de tres años de duración –hasta 3º de ESO– y una superior de tres años que se iniciaría en el actual 4º de Secundaria y que tendría dos modalidades: una general y otra profesional. “Además, como en nuestra propuesta la enseñanza obligatoria sigue hasta los 16 años, lograríamos que al finalizar la ESO con 15, y tener que estar un curso más en el sistema, comenzasen a estudiar alguna de estas tres vías. Si empiezan es más fácil que terminen sus estudios postobligatorios. ¿Qué es lo que está pasando ahora? Pues que el 30%  de los alumnos terminan la ESO sin sacarse el título”, explicaba Felipe de Vicente, presidente de Ancaba.

También Francisco López Rupérez se mostraba partidario de adoptar el sistema de Secundaria francesa. “El francés es un modelo de 3+3, es decir, los tres primeros años se emplean en la etapa obligatoria y los tres siguientes son los correspondientes a la Educación Secundaria superior. Yo creo que éste es un sistema que se podría adoptar en España y que supondría una solución de compromiso que permitiría reducir nuestras altas tasas de abandono educativo temprano, adelantado la diversificación a los 15 años –sin reducir la extensión de la enseñanza obligatoria a los 16– . Asimismo dotaría al Bachillerato de una duración más acorde a la existente en el resto de Europa, organizándolo en dos modalidades paralelas: el general y el profesional”.

Una opción diferente, pero que pasa por la necesaria ampliación de la etapa de Bachillerato, es la que plantea Javier Manuel Valle, quien apuesta por un modelo de 4+3, es decir, mantener la etapa obligatoria y prolongar la postobligatoria un año más, finalizándola con 19 años. “Habría que imponer un Bachillerato más largo, pero sobre todo mucho más exigente con las competencias que el alumno va a tener que desarrollar de cara a la Universidad. No es sólo un problema de duración, sino también de exigencia”.

Parece evidente que la Educación Secundaria en España precisa de cambios que ayuden a frenar el fracaso escolar (39%), pero también las altas tasas de abandono educativo temprano (31%), y que una de las soluciones más lógicas es la ampliación del Bachillerato a tres años, siguiendo los pasos de nuestro vecino galo. Francia presenta tasas de abandono educativo temprano por encima del 11%. ¿Es éste el camino a seguir?

Un Bachillerato más exigente y certificado               

• Javier M. Valle

El profesor de Didáctica y Teoría de la Educación y subdirector de la Revista Española de Educación Comparada considera que uno de los problemas que tiene el actual Bachillerato español es la falta de excelencia. “La duración, pero también el grado de exigencia, hacen que los alumnos no lleguen lo suficientemente preparados para continuar con sus estudios superiores”.

• Felipe de Vicente

El presidente de Ancaba apuesta por un modelo de Bachillerato similar al francés, donde no sólo se tenga en cuenta la duración del mismo (tres años) sino el sistema de concesión del título: “Mientras que en España lo asigna cada centro, en Francia se concede tras la superación de una prueba nacional externa,  la Baccalauréat. Nosotros apostamos por una prueba externa que certifique la superación de esta etapa de la Educación Superior postobligatoria”.

• Las pruebas en Europa

Además de Francia otros países de la Unión Europea cuentan con pruebas externas que certifiquen la adquisición del título de Bachillerato. Así, en Alemania tienen el Abitur, una evaluación que se realiza al final del Gymnasium y que consta de un examen de cuatro materias. Este título de Secundaria Superior sirve para acceder a la Universidad.

En Italia los alumnos deben superar el Madurità o Esame di Stato Conclusivo di Studi di Istruzione Secondaria Superiore. El examen está establecido para todos los alumnos del último curso de Bachillerato (19 años) y se compone de tres pruebas escritas y una oral.

En Dinamarca, por su parte, tienen el Studentereksame para todos los alumnos de Gymnasium. Y en Holanda los estudiantes deben superar la HAVO and VWO. Estas son pruebas de carácter nacional, con diversas modalidades. Las realizan todos los alumnos al final de la Educación Secundaria Superior y su superación garantiza el paso a las enseñanzas de carácter superior, como las universitarias.

Para finalizar, señalar que Inglaterra y Gales celebran las pruebas GCES-AS (advance subsidiary) y GCES-A level. Las universidades exigen tres GCES-A para ingresar en una carrera.

 

 

0
Comentarios