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La participación de la familia, imprescindible para que el proyecto educativo sea efectivo”

Desde luego, en un centro en el que el 100% del alumnado está en riesgo de exclusión, nada habría sido posible sin el esfuerzo y la colaboración de toda la comunidad con el fin de educar “ciudadanos críticos y seres de transformación”.
Laura Gómez LamaMartes, 5 de octubre de 2010
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El pasado 17 de junio Eduardo Barrera, director del CEIP “Andalucía” de Sevilla, recibió de manos del ministro de Educación, Ángel Gabilondo, el primer premio Marta Mata a la calidad de los centros educativos en la modalidad de centros sostenidos con fondos públicos de Infantil y Primaria. Este centro “cuenta en la actualidad con un total de 249 alumnos de segundo ciclo de Infantil a 6º de Primaria, de los que el 92% pertenece al pueblo gitano y el 100% se encuentra en riesgo de exclusión social. Hace unos años, los alumnos presentaban escaso interés hacia lo escolar, sus normas y sus hábitos, desconfianza hacia maestros e iguales, un alto nivel de agresividad –igual que su contexto–, bajo autocontrol, autoestima y nivel de expectativas, así como abandono escolar en Secundaria Obligatoria”. Hoy, sin embargo, toda la comunidad educativa se ve recompensada por el esfuerzo, no sólo por haber sido reconocido y premiado a nivel nacional por el ME, sino también por haber logrado una relación de confianza y afecto por parte del alumnado hacia los maestros, así como su motivación e interiorización del código de conducta en el entorno escolar y en el manejo de los conflictos personales. “En general, tienen planteamientos de futuro. De hecho, cinco empezarán 1º de Bachillerato y res cursarán 2º este nuevo curso”, explica Barrera.

Pregunta. ¿Cuáles son las necesidades que debe cubrir el proyecto educativo?
Respuesta.Independientemente de los niveles impartidos, estamos convencidos de que la participación de los familiares en el proyecto educativo es imprescindible para que
sea efectivo. Dicha participación ha de desarrollarse en un plano de igualdad con los maestros y estar liberada, por parte estos últimos, del prejuicio de ue ‘las familias no saben’.

Los docentes no hemos llegado a la cima del conocimiento; hemos de continuar aprendiendo junto a las famicentro lias en un camino que lleve al alumnado a ser ciudadanos críticos
y seres de transformación.

P. Uno de los objetivos clave era reducir el absentismo escolar. ¿Cómo se ha conseguido pasar del 60% al 19%?
R. Existe un protocolo de control de absentismo en todo el Polígono Sur. Los pasos que nosotros damos son: la entrevista de los tutores con los familiares de estos alumnos, una posterior reunión de las familias que no logran corregir esta conducta con la dirección de centro entidades que trabajan este aspecto, como la ONG Entre Amigos, y un último encuentro con los Servicios Sociales, la Policía de Menores y la Dirección. Además, realizamos reuniones mensuales con las entidades y trabajadores sociales implicados en el tema,
pero no es del todo suficiente; es necesario que la escuela de al alumnado una oferta educativa que suponga mayor confianza y afecto con los maestros, metodologías que motiven
hacia lo escolar y la interiorización de normas y hábitos, una organización que mejore su autoconcepto y autoestima, y una orientación sobre el uso de recursos y habilidades para
la resolución de conflictos; todo ello en una escuela que les lleve a plantearse ‘querer ser’.

P. Otro aspecto importante ha sido el plan de convivencia. ¿En qué ha consistido?
R. Fue el aspecto que consideramos prioritario. Primero tuvimos que entender que, cuando un alumno contestaba gritando, manoteando y con términos como ‘tú flipas’, no estaba faltando el respeto; así lo manifestaban y se extrañaban cuando se lo decíamos porque es su forma de relacionarse en su medio social. Empezamos a mostrar en espejo las formas de relación para dialogar, organizamos asambleas de aula y nivel en las que se elaboraron normas para toda la comunidad escolar con la participación del alumnado y vinieron matriarcas y patriarcas a las asambleas de Ciclo y expusieron las normas que rigen las relaciones entre gitanos. Ahora, la comisión de convivencia se reúne semanalmente para
prevenir conductas contrarias a la convivencia, a través de actividades, y corregirlas, si se presentan, por medio del diálogo; las sanciones tienen, de acuerdo con los familiares,
carácter de servicios a la comunidad y nunca expulsamos, pues aprendimos que, a veces, esta medida reforzaba las conductas transgresoras.

P. ¿Cómo se ha realizado el seguimiento y la evaluación en las distintas etapas?
R. Entre el segundo ciclo de Infantil y el primero de Prima ria existe una total coordinación. Ya en Infantil abordamos el aprendizaje de la lectoescritura desde un enfoque comunicativo
que se continúa en Primaria. Tenemos en el centro un complejo instrumento de evaluación que nos permite el seguimiento de los aprendizajes, conductas y participación
del profesorado, del alumnado y sus familias. Por medio de él evaluamos las técnicas que emplea el profesorado, por una parte. Por otra, al finalizar Infantil, el tutor de los alumnos de 5 años hace un informe pormenorizado de cada uno donde se evalúan desde actitudes de cooperación entre ellos hasta progresos en los aprendizajes, así como la participación de los familiares en el proceso. Como forma de valorar de forma objetiva los progresos en las adquisiciones curriculares, seguimos teniendo como referencia la Prueba de Evaluación
de Diagnóstico, que se aplica anualmente en 4º y en la que cada curso se observa la superación de los resultados obtenidos en el anterior, si bien, en los aspectos que contemplan didas y medias, este curso hemos descendido unas décimas sobre cuatrocientos puntos.

P. Qué diferencia hay en los proyectos de mejora en Infantil y en Primaria?
R. Ninguna. La convivencia se rige por la misma planificación en ambas etapas.

P. ¿Cuáles son los objetivos para los próximos cursos?
R. Corregir los errores que hemos analizado en la Memoria del curso anterior; mejorar los aspectos matemáticos en los que hemos bajado; seguir trabajando por competencias y con la realización de las tres asambleas anuales de la Comunidad de Aprendizaje, con el fin de aumentar el número de familias participantes; que las todas las comisiones
de la organización del colegio tengan representación de todos los sectores de la comunidad; así como continuar.

Mejorando el rendimiento escolar

Los Grupos Interactivos de aprendizaje cooperativo (GI) consisten en colocar al alumnado de cada tutoría por grupos de cuatro o cinco –en función de cuántos sean en el aula- , vidiendo el tiempo total de la clase por el número de grupos, de manera que cada actividad planificada tenga una duración de 15 o 20 minutos respectivamente. El número de adultos
para atender esta clase puede ser tres, cuatro o cinco, siendo el tutor el elemento de control. Pasados los minutos, los adultos rotan para atender todos a todos. Así las actividades se
diversifican para mantener en todo momento la motivación y la expectación. Cada grupo realiza una actividad concreta y dispone de una persona adulta para dinamizarla. Aunque las actividades a realizar sean diferentes, han de tener entre sí una relación temática.

Otra de las medidas es la de los Trabajos por Proyectos, que tienen los siguientes objetivos:
Favorecer un cambio metodológico en la forma de abordar el proceso enseñanza- aprendizaje.

Fomentar el trabajo en equipo tanto entre alumnos como entre profesores.

Potenciar el papel de nuestro alumnado como sujetos activos en su aprendizaje.

Favorecer su la capacidad de selección y procesamiento de la información.

Motivar su interés de hacia los contenidos curriculares. Abordar el currículo de forma integral y no parcelada por áreas.

Analizar las prácticas educativas con grabaciones. con las tertulias pedagógicas y la formación en centro, iniciando, además, charlas literarias con profesorado y familiares.

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