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"Un centro innovador hace tres cosas: experimenta, reflexiona y comparte"

Competencia 43’19 es un ambicioso programa de Escuelas Católicas de Madrid, cuyo objetivo es fomentar la innovación entre sus propios centros, sin descuidar los valores tradicionales que forman su carácter propio.

Laura del PozoMartes, 29 de marzo de 2011
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El programa Competencia 43’19 se presentó durante el II Congreso de Escuelas Católicas (ECM) celebrado en noviembre. La iniciativa, que se articula en tres fases –Semilla, Árbol y Bosque–, quiere poner en valor todas aquellas metodologías novedosas que los centros llevan a cabo en su día a día, ordenándolas, estimulando la evaluación y facilitando su formación. Para participar, los colegios deben remitir a ECM aquellas propuestas, ‘sueños’, que quieren implantar para innovar. MAGISTERIO ha entrevistado a Miguel Ardanaz, director del Departamento Pedagógico-Pastoral, y a Pilar García Moreda, coordinadora del programa.

¿A qué nos referimos cuándo hablamos de innovación?
Miguel Ardanaz. Cuándo planteamos este concepto lo hacemos en la misma línea trazada durante el congreso de ECM, tratando de escapar de esa idea de que innovar en un centro tiene que ver con la implantación de las TIC o la enseñanza en inglés. Para nosotros, tiene que ver más con una actitud, una cualidad que nos hace mirar hacia delante, sin perder de vista la historia que tienen nuestros colegios.

Este concepto hay que trasladarlo a los centros, ¿cómo?
M. A. La verdad, cuando llegó el momento de acudir a los colegios nos dio un poco de miedo porque, aunque despertó mucha expectación durante el congreso, no queríamos que el programa se consumiera o, dicho en otras palabras, de que los colegios se convirtiesen en consumidores del mismo. Y consumir significa gastarlo y pasar a otra cosa. Para nosotros el objetivo de 43’19 es que el colegio realmente cambie y esa transformación no puede ser instantánea, debe ser gradual y debe consolidarse. Tiene que ser un cambio con diferentes líneas de transformación y no sólo en su aspecto exterior.

Cuando les contáis a los centros en qué consiste el programa, ¿lo ven posible?
M. A. La verdad es que al principio, cuando nos reunimos con los profesores, muchos tienen cara de “otra cosa que me van a hacer hacer”. Entonces, trabajamos con ellos una serie de ejercicios y, al terminar la sesión, a algunos se les ha encendido la lucecita y han visto que el cambio es posible. Entienden que esto es otra cosa, que es otra dimensión y que es real. Y que, además, es algo que tiene que ver con ellos.

El programa 43’19 se estructura en varias fases y vosotros habéis terminado ahora con la recepción de propuestas, que denomináis ‘sueños’. ¿Qué os proponen los centros?
Pilar García. Hay de todo. Algunos todavía tienen una visión clásica de la enseñanza, con esa idea del profesor como portador de conocimientos que se pasa una hora explicando sin más; hay otros centros en los que el ‘sueño’ es un intermedio donde quieren combinar lo que se hacía con alguna metodología nueva, pero hay otros coles que ya han experimentado anteriormente, que presentan una proyección de futuro total.

Y ahí, ¿qué papel juega Escuelas Católicas?
M. A. La gente ha presentado su ‘sueño’ y ahora nos toca a nosotros decidir si un colegio está preparado para acceder al programa. A los que están listos les hacemos una propuesta de actividades y para los que no, les orientamos sobre lo que deben hacer para estarlo.
P. G. De momento estamos visitando los centros para ver que esas propuestas que nos hacen encajan con su realidad. Es algo muy personalizado, porque cada cole estará en un momento diferente.

¿Estas actividades hacia dónde están orientadas, son cursos, talleres…?
M. A. Estamos huyendo mucho de los cursos como tal, porque no queremos que se confunda el programa con una formación en metodología. La idea fundamental que les queremos trasmitir es que para nosotros un colegio innovador hace tres cosas: experimenta, reflexiona y comparte.

Para lograr este objetivo el programa 43’19 se ha estructurado en cuatro etapas: una previa, Preparando el terreno, en la que nos dirigimos a los coles para prepararles para vivir ese proceso. Esto se refiere a aquello de no consumir el proyecto. De hecho, no pasan al nivel uno, Semilla, hasta estar seguros de que quieren formar parte. Aunque estén motivado y tengan ganas de hacerlo hay que ir experimentado con pequeñas cosas, metodologías interdisciplinares, para que ver qué tal funcionan y cómo se sienten.
P. G. Después viene la reflexión. Los centros deben ver cómo les ha resultado la experiencia, en definitiva, pararse a pensar en esa acción docente. Es una mini investigación personal, pero que después se compartirá con la comunidad escolar. Lo que queremos es crear unas redes para compartir, incluso, a unos niveles superiores del programa, con la Universidad.
M. A. Tiene que ver con el nivel dos, que es Árbol, donde desarrollamos esta investigación y coaching, sobre todo el pedagógico, que es que los docentes se miren unos a otros y aprendan…
P. G. Y se ayuden.
M. A. Es incidir en aquello del aprender a aprender; que no haya ningún problema si en que un momento determinado un profesor entre en la clase de un compañero para ver cómo lo hace él y aprenda. Y lo mismo con los alumnos. Ésta es una dimensión muy importante del programa.  El último nivel, Bosque, habla de la evaluación formativa y, sobre todo, de las redes que nos hacen despegar hacia el futuro.

¿Y la dirección?
P. G. Es fundamental, son los dinamizadores de este proceso. Los que deben dar ejemplo son los directores, que deben ayudar a derribar barreras.
M. A. Cambiar centros con la trayectoria e historia de los nuestros es muy complicado, por eso es importante el trabajo de la dirección como gestores del cambio.

43’19 en su última fase habla de evaluación, ¿en qué consiste?
M. A.Estamos todavía definiéndolo, pero sí que te puedo adelantar que hay dos niveles de evaluación: externa e interna. Y no es en el sentido de sacamos una nota, sino más bien en el de seguimos aprendiendo juntos. Nosotros nos estamos fijando bastante en modelos británicos, donde la evaluación está a la orden del día; entra dentro de sus funciones fundamentales.
P. G. La idea del programa es que los profesores se conviertan, de cara a los alumnos, en líderes de aprendizaje. Y los equipos directivos deben ser líderes en el acompañamiento de estos líderes.

¿Esta semilla, cuánto tiempo tardará en ser un bosque?
P. G. A muy largo plazo.
M. A. Tenemos claro que el programa no es algo para implementar ya, aunque estamos viendo que aquellos centros que están implicados con el tema de la innovación van muy rápido. Pero no hay plazos y, sobre todo, deben saber que este recorrido no lo van a hacer solos, porque desde ECM les vamos a acompañar.

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