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“La Educación comprensiva acabó con los buenos maestros”

La asesora del Ministerio de Educación sueco carga contra la pedagogía lúdica, apuesta por el retorno a la cultura del esfuerzo y erige la lectura como objetivo prioritario de actuación en el aula.

Noelia RamírezMartes, 17 de enero de 2012
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Esta profesora sueca es experta en los sistemas educativos europeos, especialmente los nórdicos, pero también conoce bien el sistema educativo español –es profesora de Castellano en su país. En España se ha publicado ahora La buena y la mala educación donde insiste en sus tesis sobre sistemas educativos que funcionan y aquellos que no, y los motivos. Buena parte de los malos resultados educativos los achaca a la comprensividad que en España introdujo la Logse.

Acaba de publicar La buena y la mala educación (Ed. Encuentro), con ejemplos internacionales sobre los sistemas educativos de hoy en día. ¿Qué baremo se ha marcado para distinguir entre prácticas beneficiosas y perjudiciales?
Lo que yo describo en el libro es la Educación escolar. También trato el ámbito familiar educativo, pero muy superficialmente. Comparo Finlandia, que en el libro es el ejemplo de la buena Educación, y el extrarradio de París, que en el texto es el ejemplo de la Educación que no da lo que promete dar a sus conciudadanos.

¿Qué les diferencia?
Finlandia tiene un sistema educativo sólido, no deja a ningún alumno escapar de la red educativa. Todos logran graduarse en la escuela obligatoria y el abandono escolar es casi inexistente. En el otro extremo está el extrarradio de París, donde los alumnos logran pasar de curso de forma automática y el sistema se encuentra con adolescentes que apenas saben leer en plena Secundaria. Saben descifrar, pero no entienden lo que leen. Están perdidos. Pero no sólo para la Educación, sino que tampoco se forman profesionalmente y no consiguen salir del barrio. Es una tragedia para ellos y una estafa para la sociedad, porque los contribuyentes han pagado por la Educación de estos chicos.

En el libro analiza las consecuencias negativas de la pedagogía comprensiva en Occidente. ¿Cómo definiría este movimiento?
La nueva pedagogía obtuvo fuerza e importancia en los años 60, cuando Europa alcanzó el bienestar social. Básicamente decía que como los adultos habían logrado una vida más libre y más cómoda, los niños también debían beneficiarse. Se les trasladó el poder de decidir por encima de sus deberes, dando a los hijos más libertad y liberándoles de cargas. Se estandarizó la pedagogía lúdica, en la que se dejaba de lado el esfuerzo y se olvidaban los resultados. No se valoraban tanto los resultados si el alumno estaba de acuerdo. Las evaluaciones se basaban más en los gustos del alumno que en sus propios resultados. En España, la Logse, es un claro ejemplo.

¿Qué países también se han visto afectados por esta tendencia?
La mayoría de países occidentales se dejó seducir por esta influencia, que prometió la Educación sin esfuerzo. A los políticos les vino bien, porque prometían a la población una Educación para todos, pagada por todos, en la que prácticamente se regalaba el Graduado Escolar. Con los años, se vio que esto no iba bien. Los buenos profesores abandonaron la enseñanza porque no querían ser partícipes de esta situación y los nuevos no se atrevían a cuestionar a sus alumnos por miedo a que éstos les evaluasen negativamente.

En su libro explica que la media de salario de los docentes de Finlandia es de 2.300 euros. ¿Afecta a los resultados lo que cobra el maestro o profesor?
En absoluto. Lo importante no es cuánto se invierte en Educación, sino los resultados de ésta. En Finlandia y Asia la inversión institucional es baja y son ejemplos de buena Educación. La diferencia que marca Finlandia viene dada porque sus maestros son jóvenes inteligentes. El corte para poder ejercer es alto. De diez solicitudes, sólo se aceptan cinco y eso convierte a la docencia en una profesión de élite que cuenta con el respeto social. Sólo para ser profesor de Preescolar se necesita tener carrera y máster.

Analiza el efecto de la inmigración en las aulas, poniendo énfasis en el modelo californiano de EEUU. ¿Buena o mala praxis?
California, que tiene el manual de la pedagogía educativa, tiene que lidiar con que los grupos étnicos reaccionan peor ante la oferta, que es obligatoria hasta los 18 años. El principal problema con el que se enfrenta el sistema de Los Ángeles es que el 40 por ciento de los alumnos cambia de instituto a lo largo del año, un drama para los docentes y los propios alumnos. Las escuelas se convierten en estaciones de ferrocarril en las que se apean los estudiantes sin voluntad académica.

Entonces, ¿cómo se debe afrontar el factor de los recién llegados?
Los alumnos no deberían agruparse en clase según su edad, sino sus conocimientos, porque un inmigrante que no conoce la lengua, dependiendo del país que venga, nunca alcanzará los conocimientos del resto del grupo.

Hay quien asegura que separar por conocimientos estigmatiza a los alumnos.
Sí, muchos defienden esta posición pero los tiempos han cambiado. Los inmigrantes de hoy en día llegan con niveles muy bajos y muy diferenciados de los autóctonos. Si en su clase hay más alumnos de su país de origen, pueden tomar la voz cantante, formar grupos entre ellos y no llegan a integrarse con el resto, además de retrasar el nivel de la clase. Es un tema muy delicado, pero los educadores deben entender que no es una cuestión de ideología. Los centros deberían empezar a preguntarse qué funciona y qué no funciona en sus aulas y aplicar soluciones reales.

También analiza y defiende el fenómeno educativo asiático.

Lo bueno que tienen los sistemas educativos de países como Corea o China son la elevada preparación de los profesores, la escasa inversión educativa y la responsabilidad que el alumno debe asumir sobre su trabajo. Puede sonar dura, pero la exigencia es necesaria. En Occidente confundimos el igualitarismo. Mientras en Oriente se centra en obtener resultados parecidos y de éxito, aquí se optó por un igualitarismo presencial. Pensábamos que mientras los alumnos acudiesen a clase todo iría bien. Ahí nos equivocamos.

¿Qué nos ha hecho despertar?
El Informe PISA ha sido clave para abandonar la pedagogía comprensiva. Los gobiernos, que creían que todo funcionaba, se han dado cuenta de que algo fallaba y que los resultados iban a peor. Ellos se escudaban pensando que al aumentar la inversión educativa habían encontrado la panacea; y desde que PISA empezó en el año 2000 se han dado cuenta de que no era la única solución. El único efecto negativo que puede tener el informe es que los gobiernos usen a los jóvenes como una competición deportiva entre naciones. El objetivo real es ver si mejora la calidad.

¿Qué factores son clave para la buena Educación?
Acabar con la promoción automática en los centros, convertir a la docencia en una profesión de élite en la sociedad, dar importancia vital a la lectura y devolver la cultura del esfuerzo al aula. Si se necesitan poner horas extra o refuerzo, se deben imponer. Sin excusas. En Suecia hemos pagado en los últimos 35 años los efectos de la pedagogía comprensiva. Ha crecido el desorden en las aulas y bajado el nivel de conocimiento. Por suerte para todos, las leyes están comenzando a cambiar.

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