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Interés por la vida y la muerte o comunicación temprana, síntomas de un niño superdotado

El interés por la vida y la muerte y una gran fluidez temprana a la hora de hablar o escribir son algunos de los síntomas que pueden hacer a unos padres darse cuenta de que tienen a un niño superdotado en casa.
MagisnetMiércoles, 14 de marzo de 2012
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"¿Y cómo reaccionar ante estas señales?", se preguntan la mayoría de las familias, la respuesta es fácil, hablarlo con sus profesores y acudir al psicólogo para poder tratarlo a tiempo y no dejar que caigan en el aburrimiento, comenta la especialista en altas capacidades de la Universidad de La Laguna, Elena Rodríguez. Un alto sentido de la justicia y una hipersensibilidad especial sobre lo que les rodea son otras de las características especiales de estos niños, que desde los tres años se les puede oír preguntando a sus padres porqué las personas se mueren.

Esta inteligencia temprana y superior, que inicialmente puede parecer un privilegio, se suele transformar en un problema, pues, si no se diagnostica y trata a tiempo, es frecuente que los menores se enfrenten al fracaso escolar. Se trata de niños con una capacidad de aprendizaje muy rápida, lo cual hace que capten todos los conceptos a la primera y se aburran en un sistema educativo basado en una enseñanza de tipo repetitivo, explica la experta de la ULL. Ante esta situación, suelen desconectar en la clases, mostrar desinterés y fracasar en los exámenes, pues, a pesar de su excepcional inteligencia, tampoco hacen uso de hábitos de estudio ni de estrategias de aprendizaje.

El verdadero problema, continúa la experta, es que los profesores no saben enseñar a niños con altas capacidades ni tampoco darles una respuesta adecuada y diferente dentro de la clase. Y es que, aunque hay niños que pasan desapercibidos y nunca llegan a saber que tienen superdotación, la falta de un diagnóstico puede repercutir en su autoestima, en su adaptación social futura y a nivel académico.

Esta reflexión de la psicóloga plantea una paradoja: a pesar de ser más inteligentes que sus compañeros, pueden padecer de problemas de atención, desinterés, aburrimiento y falta de persistencia en los deberes. Para poner fin a este "dilema" –así lo califica la experta–, es necesario que los docentes se formen para poderse enfrentar en el aula a estos niños. Sin embargo, también hay otros servicios de apoyo a ellos y a sus familias, como el que ofrece la ULL, un programa integral para altas capacidades de tipo extraescolar que trata aspectos socioafectivos y enseña estrategias a los padres para educar a sus hijos.

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