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“Los alumnos valoran formarse en un entorno laboral real”

Laura del PozoMartes, 10 de abril de 2012
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El Instituto “Clara de Rey” es uno de los dos centros madrileños que participan este curso en el programa piloto de FP Dual. Una treintena de alumnos ya se forman en tres multinacionales.

Cómo ha ido este primer curso piloto?
Bueno, todavía es temprano para hacer una valoración global, ya que quedan unos meses, pero sí que te puedo adelantar que, dentro del centro, creemos que este programa está siendo positivo. Es la sensación en líneas generales. Luego, hay ciertas particularidades, como la horaria –desde el primer día hemos simultaneado las clases con el desempeño en el puesto de trabajo–, que habrá que ir ajustando. Por ejemplo, en este caso, los alumnos asisten por la mañana al trabajo y por la tarde a clase, con el añadido de que las tres que colaboran con nosotros están en la carretera de la Coruña, con lo  que ha habido que dejar un tramo horario amplio para que les dé tiempo a comer.

¿Cuántos alumnos están participando?
 Unos 30 alumnos del Ciclo Superior de Informática.

¿Y ellos qué sensaciones os transmiten?
 Pues muy positivas, la verdad. Ellos ven que están aprendiendo rápido y tienen la sensación de que están metidos de verdad en un entorno productivo real. Es cierto que ese muro, esa distancia que tradicionalmente separaba el centro educativo y el laboral está minimizado.

¿Mejor que con la Formación en Centros de Trabajo?
Bueno, es cierto que a lo largo de los años la FP ha ido reduciendo esta separación con distintos sistemas, la FCT es uno de ellos, e, incluso, se ha tratado de replicar en las aulas ese entorno productivo, pero es muy difícil.

Una de las peculiaridades de esta FP Dual reside en que el alumno recibe más horas de formación, ya que no sigue un curso escolar, sino un año laboral. ¿Cómo llevan este compromiso?
Hemos procurado acentuar mucho esa primera parte, porque creemos que esas connotaciones que lleva estar trabajando en una empresa se deben asumir desde un principio. Es decir, a su papel de alumnos tienen que incorporar el de trabajador. Lo han asumido porque saben que es así, aunque algunos no lo han hecho de buenas maneras. Ellos ven que, frente a la Formación Profesional de sus compañeros, que es algo más relajada, tienen que hacer frente a una jornada mucho más larga, con menos vacaciones…

Sin embargo, perciben una ayuda económica.
Sí, es una contrapartida positiva; un aliciente. Pero, según pasa el curso, los estudiantes lo van matizando un poco. Van pensando que la beca no es tanta cantidad, el esfuerzo es grande, etc. Pero deben asumir que la mayor carga lectiva es el precio por el privilegio que tienen respecto de sus compañeros. Aunque con muchos matices.

¿En qué sentido?
En su momento, cuando tuvimos las conversaciones tripartitas entre la empresa, la Administración y el centro educativo, nos parecía que era conveniente que hubiese una primera parte de formación específica en el centro para que el conocimiento de base fuera uniforme en el colectivo que se desplaza a las empresas. Se dijo que no y hubo que renunciar en ese primer intento, y ahora, con el tiempo, hemos visto que no es mejor.

¿Las empresas también se han dado cuenta?
Sí, aquí lo han comentado. Fue una de las cosas que el coordinador del grupo puso de manifiesto; no se optimizaba la formación porque tenían carencias para el aprendizaje específico en la empresa. Es más, para acceder a este ciclo de FP no hace falta que tengan conocimientos específicos sobre informática. Pueden no saber nada, porque nosotros lo vamos solucionando con el tiempo, pero cuando dan el salto a la empresa, la carencia es evidente.

En algunos casos, han participado multinacionales donde conocer otro idioma es importante. En este campo, ¿cómo están los alumnos?
Una de las condiciones que se puso inicialmente era que tuviesen un cierto nivel de inglés, por desgracia la formación en idiomas de nuestros alumnos es deficiente en este sentido. De hecho, ha habido chicos con muy buenos conocimientos en informática que no han podido entrar por esa carencia.

Las empresas han sido las que han seleccionado a los estudiantes, además de los idiomas, ¿qué otros criterios han tenido en cuenta?
No valoraron tanto sus conocimientos y sí otros aspectos como su capacidad para trabajar en equipo, su disposición horaria, su comportamiento colectivo…

¿Pero, porque asumían que no iban a saber demasiado o porque las empresas valoran otras cosas?
No lo sé, pero me da la sensación de que les parece mucho más importante detectar potenciales buenos trabajadores, que no gente que traiga una formación grande en la parcela en la que van a seleccionar.

En ese sentido, a vosotros, como centro de FP, os están proporcionando unos conceptos útiles sobre los que trabajar.
Sí, es un añadido para nosotros. Hombre, nosotros tenemos gente muy cualificada para la selección del personal, pero, indudablemente, aportan cosas… Aunque es algo colateral, no tiene que ver directamente con la Formación Profesional Dual.

Las empresas también participan en la elaboración de los contenidos curriculares. ¿Qué aspectos pidieron que se modificaran y cuáles fueron vuestros planteamientos?
Se ha permitido que las empresas abarquen aquellas parcelas en las que son especialistas, pero, en todo momento, se ha defendido que el currículo se impartiese tal cual porque sino la titulación no es válida. Finalmente, lo que se ha hecho ha sido el desplazamiento de los módulos en el tiempo, para adecuarlos al trabajo que van a desarrollar. Y, luego, la empresa se hace cargo de la formación práctica. También depende de la empresa y de lo que nos hayan pedido. No es uniforme.

Cuando finalice el curso y le tengáis que plantear vuestras conclusiones a la Consejería –no podemos olvidar que es un programa piloto–, ¿qué aspectos les pediréis que se cambien?
Parto de una premisa: el modelo no es extrapolable. No creo que, con unas características como las nuestras, la implantación se pueda generalizar al resto de las familias profesionales. Esa es una primera cuestión  que hay que ver cómo se resuelve. Si queremos que dar una respuesta a las especiales necesidades del mercado laboral, en una situación como la nuestra, no vale que sólo se piense en un modelo. Además, hablamos de forma muy relajada del modelo alemán, el sistema dual. Por lo que sé, en Alemania y otros países de Europa, cuentan con un abanico muy amplio de modelos dentro de lo que se ha llamado el sistema dual, por eso no podemos pensar en implantar un modelo único.

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