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El abandono cuesta el 4% del PIB en salarios y 10.400 millones en salud

Pablo RoviraLunes, 23 de abril de 2012
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El abandono educativo temprano supone un elevado coste monetario tanto para los individuos como para la sociedad española en su conjunto, según concluye un reciente estudio del Instituto de Formación del Profesorado, Investigación e Innovación Educativa (Ifiie) del Ministerio de Educación titulado Los costes del abandono escolar prematuro. Una aproximación a las pérdidas monetarias y no monetarias causadas por el abandono prematuro en España. Este documento señala que “existe abundante evidencia de que la existencia en una sociedad de una elevada proporción de individuos que abandonen el sistema educativo sin haber conseguido un título de Secundaria postobligatoria se traduce en menores posibilidades de crecimiento económico, en menores externalidades positivas derivadas de la Educación y en un aumento de la pobreza y la desigualdad económica”. Y, a nivel individual, “en una peor situación laboral y personal de aquellos individuos con menor dotación educativa”.

Hay que recordar que el abandono educativo temprano es el porcentaje de jóvenes entre 18 y 24 años que no han alcanzado un título de Secundaria postobligatoria, es decir, Bachillerato o ciclo formativo de Grado Medio, y que no cursa ninguna formación en los últimos seis meses.

Para llegar a estas conclusiones, los autores del estudio realizan una comparativa con una situación ficticia: que se consiguiera erradicar el abandono educativo temprano en España. Para ello, plantean el supuesto de “una política educativa que ‘obliga’ a los jóvenes de 16 a 23 años a permanecer en el sistema educativo hasta que completen la Educación Secundaria Postobligatoria (medida similar a hacer que la Educación sea obligatoria hasta los 18 años), lo que permite conocer cuál es el efecto en el mercado laboral de que haya un número elevado de individuos que lo abandonan debido a que permanecen en el sistema educativo. Y posteriormente se analiza cuál sería el impacto económico cuando estos individuos evolucionen durante los siguientes 20 años, incorporándose al mercado laboral con una mayor dotación educativa”.

Así, continúa el informe, “los resultados muestran que la eliminación del abandono educativo temprano supone un importante incremento en las remuneraciones salariales, un incremento que oscila entre el 4% y el 25% respecto al PIB en función de diferentes supuestos”. El abandono educativo supone un elevado coste de oportunidad, es decir, las pérdidas salariales que provoca su existencia.

Tal y como reconoce el documento del Ministerio de Educación, el abandono educativo “es una de las principales preocupaciones en las agendas y acuerdos sobre Educación a nivel europeo”. Así, el Consejo Europeo en 2008 y en 2009 destacó como uno de los principales desafíos en los próximos años el de reducir el abandono educativo. Según los indicadores europeos, a pesar de que casi la totalidad de países han reducido sus cifras de AEP entre 2000 y 2007, la mayoría aún se encuentra lejos del objetivo del 10% de abandono educativo fijado por la Unión Europea para 2020. “El caso de España llama la atención, no solo por sus elevados valores de AEP (el último conocido ronda el 27%), sino también porque se trata de uno de los pocos países en los que el abandono educativo temprano aumentó entre 2000 y 2007”, señala este documento elaborado por el Ministerio.

El texto señala que “los resultados de realizar este ejercicio de simulación indican que la eliminación del abandono educativo tiene efectos positivos tanto a nivel microeconómico (para los individuos) como macroeconómico (para el conjunto de la sociedad)”. En concreto, continúa el informe, “favorece la incorporación de las mujeres al mercado laboral, lo que se traduce en un aumento relevante de sus salarios. La causa fundamental de este resultado parece encontrarse en el gran incremento experimentado en las tasas de ocupación por parte de las mujeres. Además, cuanto mayor sea el nivel educativo alcanzado, mayor será el impacto de la desaparición del abandono educativo”.

Además, según niveles de Educación, la eliminación del abandono educativo temprano (y, por tanto, de individuos con niveles educativos de Educación Primaria y ESO) supone una reducción de las tasas de ocupación de los individuos con Educación Secundaria Postobligatoria, a favor de los individuos con Educación Superior”. Sin embargo, “ambos colectivos experimentan aumentos en sus salarios, sobre todo cuando la prima salarial (es decir, el aumento en la retribución que supone tener un nivel educativo determinado) se altera a favor de los individuos más cualificados”.

Costes no monetarios
El estudio del Ifiie recopila otros beneficios “no monetarios” que supondría la erradicación del abandono educativo temprano. “Además de los efectos monetarios de la Educación, sabemos cada vez con mayor precisión que esta puede tener también otras consecuencias, por lo general beneficiosas, sobre la calidad de vida de las personas”. La adquisición de Educación es un proceso largo, “que repercute no solo en los aspectos monetarios ligados a las capacidades productivas del individuo, sino también en la configuración de un conjunto de decisiones, ocupaciones y vitales de gran importancia para el mismo, así como de su forma de pensar, de actuar y de relacionarse con la sociedad”. El estudio destaca que “el nivel educativo de un individuo incide en su comportamiento ante la toma de decisiones, al afectar tanto al volumen y calidad de la información de la que este dispone (a través de la configuración de un determinado entorno social), como a las capacidades cognitivas para el análisis de dicha información”.

Así, “este tipo de efectos de la Educación se refleja en ámbitos como los hábitos de salud, las pautas de consumo y ahorro, las decisiones en el ámbito familiar y los comportamientos y relaciones sociales”.

Según concluye el Ifiie, “se ha demostrado la existencia de efectos positivos de la Educación sobre el ahorro que, bajo ciertos condicionantes, podrían repercutir favorablemente en la inversión, así como sobre la incorporación de progreso técnico por parte de los hogares”. Sin embargo, continúa el documento, “probablemente el ámbito en el que, a partir de los resultados obtenidos, la Educación muestra unos mayores beneficios no monetarios para la población es en el de la salud”. Esto se debe a que un mayor nivel de estudios “incide sobre un conjunto de decisiones ocupacionales ligadas a la calidad del empleo que, a largo plazo, condicionan notablemente el estado de salud”.

Además de ello, “la Educación repercute en el comportamiento y las decisiones de los individuos, con un efecto favorable sobre buena parte de los hábitos de vida que inciden en el estado de salud futuro, como son el consumo de tabaco, la dieta y la práctica de ejercicio físico”. Tanto es así que “la Educación se muestra relacionada incluso con la probabilidad de sufrir un accidente de tráfico para la población más joven, entre la cual es ésta una de las mayores causas de mortalidad”.

En este estudio se ha estimado que para “un individuo español tipo que cuente con entre 38 y 42 años, el abandono educativo conllevará una pérdida aproximada de 2,07 años de vida con buena salud frente a la situación de completar Bachillerato o un ciclo formativo de Grado Medio y de 3,42 años de vida con buena salud frente al caso de completar Educación universitaria o un ciclo formativo de Grado Superior”. Dichas cifras “implican un coste total no monetario sobre la salud futura de la población española en situación de abandono educativo temprano que cabría cifrar en más de 10.400 millones de euros actuales sólo en el año 2027 (en torno al 1% del PIB español de 2007)”. De hecho, “los beneficios no monetarios de un año adicional de escolarización resultarían similares en magnitud a los de carácter monetario”, afirma el informe del Ministerio de Educación.

Cohesión social
Otro de los apartados en los que el abandono educativo temprano tiene repercusión es en el círculo vicioso que genera en términos familiares, habida cuenta que la Educación es uno de los grandes agentes de cohesión social. Así, “el efecto no monetario de la Educación en el emparejamiento constituye un mecanismo de retroalimentación del resto de efectos de este tipo, al reforzar los hábitos y comportamientos que inciden sobre aspectos como la salud, la toma de decisiones económicas o el entorno social de un individuo”. Además, “las opciones elegidas en su momento por los progenitores en relación a su propio nivel educativo condicionan notablemente las que, con posterioridad, toman sus hijos”, por lo que se genera un círculo vicioso de tal manera que el abandono educativo temprano actual se transmite intergeneracionalmente, al igual que el resto de efectos económicos y sobre la salud mencionados. “En este aspecto, las mayores dificultades que encuentran los individuos cuyos progenitores tienen un menor nivel educativo constituyen un problema adicional para la consecución de la igualdad de oportunidades”, concluye el Ifiie.

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