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“Tomo el testigo para consolidar el trabajo de mis predecesores”

El nuevo presidente del Consejo Escolar quiere que su gestión sea “de puertas abiertas” para que toda la comunidad escolar sienta “como propio el trabajo” de este órgano consultivo.

Laura del PozoMartes, 22 de mayo de 2012
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El pasado 29 de abril, el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid anunciaba el nombramiento de Gabriel Fernández de Rojas como presidente del Consejo Escolar de la región, un reto que él asume con “responsabilidad” y “orgullo”. Fernández de Rojas, que con anterioridad ocupó cargos como director general y viceconsejero en la Consejería de Inmigración, apuesta por mantener y reforzar la línea de trabajo de sus antecesores en el cargo, como explicó a MAGISTERIO en su primera entrevista en el cargo.

¿Qué ha supuesto para usted este nombramiento?
Mi designación como presidente del Consejo Escolar es un reto que asumo con mucha responsabilidad, ya que considero que la Educación, en su conjunto, es un esfuerzo de responsabilidad de una generación con la siguiente, donde nos jugamos una parte muy importante de nuestro presente y, sin duda, de nuestro futuro. En mi caso, he tenido la oportunidad, al desempeñar con anterioridad los cargos de director general y viceconsejero en la Consejería de Inmigración, de trabajar para contribuir en la mejor integración de esa parte de escolares procedentes de fuera de España, que son los nuevos madrileños. Sin duda un elemento fundamental de su integración pasa por estas coordenadas, por las coordenadas del sistema educativo.

Como bien ha dicho, la presidencia del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid es un cargo de mucha responsabilidad, al situar a su presidente en medio de la comunidad escolar. ¿Asusta el desafío?
El Consejo Escolar madrileño es un órgano consultivo al más alto nivel y esto supone un compromiso y una responsabilidad de primerísimo orden. Y para llevar a cabo mi tarea, cuento con la colaboración de un equipo profesional altamente cualificado y con la de los consejeros que integran este Consejo, que, a lo largo de estos meses, me han demostrado un compromiso a toda prueba con la mejora de la calidad de la enseñanza. Así que todos los que lo integramos estamos remando en la misma dirección, con el objetivo de mejorar el elemento vital para garantizar el futuro de la sociedad madrileña y la sociedad española, como es la Educación.

¿Cuáles son los retos a los que debe enfrentarse el Consejo Escolar en esta nueva etapa?
Soy muy optimista en lo referente a la Educación en la Comunidad de Madrid, porque cuenta con factores muy fuertes a su favor y también, evidentemente, hay retos y aspectos a potenciar, pero no solamente en la región, sino en el conjunto de toda España. Quizá, los dos desafíos más importantes a los que se enfrenta el sistema educativo español son, en primer lugar, disminuir los niveles de abandono escolar. Hay que tener en cuenta que los objetivos que marcó Lisboa fijaban el abandono educativo temprano en torno al 10%, bueno, pues a nivel nacional, España tiene un 29%, un dato preocupante porque triplica este objetivo y duplica la media de los de la Unión Europea. En el caso de la Comunidad de Madrid, la valoración es algo más positiva, ya que nos aproximamos algo más a Lisboa. Y el segundo gran reto, que de alguna manera también se contempló en Lisboa y que lo da por sentado en la estrategia 2020, es que se logre una tasa del 85% de alumnos que hayan completado la etapa de enseñanza obligatoria. La media nacional está en el 62%, lo que quiere decir que hay una horquilla amplia con la que trabajar, aunque, en el caso de Madrid, los datos son más satisfactorios. Estos dos focos son lo que, creo, merecen una mayor atención en el ámbito nacional, pero también en el de las comunidades autónomas.

¿Y en Madrid?
En este sentido, tengo que decir que soy bastante optimista. Y lo soy porque los resultados obtenidos en PISA 2009 por la Comunidad nos sitúan por encima de la media de la Unión Europea e, incluso,  a la cabeza en determinados ámbitos como es la prueba de comprensión lectora.  Y ese es un dato objetivo que nos dice que estamos navegando en la buena dirección. Además, el Gobierno regional ha puesto en marcha una serie de programas de la máxima importancia, que fomentan la libertad de las familias y la autonomía de los centros,  programas como Centros Bilingües –el año que viene contaremos con 377– o el Bachillerato de Excelencia –que tiene una clara vocación de crecimiento y continuidad–. Igualmente, es importante el programa que tiene la región para mejorar el acceso de los menores a la Educación Infantil 0-3, ya que cerca del 45% de los escolarizados en esta etapa lo están gracias al esfuerzo de financiación de la Comunidad de Madrid, cuyo objetivo a mediano plazo es llegar a las 100.000 plazas.
Estos programas se refuerzan con otras estrategias como el programa de becas o la desgravación fiscal, que permite a las familias invertir en material para mejorar la calidad de la enseñanza de sus hijos.

Dentro de las actividades del CE dentro de esta nueva etapa, ¿también se contemplan actuaciones para mejorar la participación de las familias en la vida escolar?
Bueno, ese es un objetivo compartido y deseado no sólo por el Consejo Escolar, sino por toda la Administración regional y nacional. Es fundamental seguir fortaleciendo el compromiso de los padres, responsables en la formación de sus hijos. En el caso del Consejo Escolar, seguiremos brindando un apoyo de la máxima calidad como principal órgano de consulta de la Administración pública. Pero además, y gracias al esfuerzo incondicional de los consejeros que componen este cuerpo, seguiremos facilitando al Ejecutivo informes y dictámenes que permiten diagnosticar, tomar el pulso al sistema educativo de la región y sumaremos nuestro apoyo a aquellas acciones que así lo requieran. Es vital fortalecer esa función de diagnóstico y de estudio.

En estos momentos, el CE prepara su informe anual en medio de las movilizaciones por los ajustes, ¿es difícil obtener un consenso?
Lo deseable, y lo que habitualmente sucede, es que las tensiones políticas se quedan fuera de este organismo, ya que su carácter es más académico y científico. El Consejo debe ser, y es, un foro donde se recogen las sensibilidades de todos los sectores que tienen algo que decir . De igual manera, procuramos dar lo mejor de nosotros mismos y, de forma consultiva, colocar nuestras observaciones encima de la mesa y que la Administración tome las decisiones oportunas.

Cada presidente del Consejo Escolar ha dejado su huella a través de alguna actuación concreta, ¿cuál será la suya?
La impronta que han dejado mis antecesores en el cargo es absolutamente destacable y a mí me corresponde tomar el testigo para consolidarla, para seguir fomentando la participación de todo aquel que tiene algo que decir en el ámbito escolar. Quiero que mi gestión sea de puertas abiertas, para que todos sientan como propio el Consejo Escolar de la Comunidad. Y también deseo seguir profundizando en esas otras labores de análisis, diagnóstico y propuesta, para mejorar la calidad de la enseñanza.

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