Alumnos convertidos en cineastas
Nuestra experiencia con el Festival Internacional de Cine para la Infancia y la Juventud (FICI) comenzó hace unos años, cuando nos lo presentaron y nos ofrecieron participar en el concurso Mini historias.
Es una propuesta para escribir con un grupo de alumnos el guión de un cortometraje y presentarlo. La organización de FICI se encarga después de seleccionar las Mini historias premiadas y la recompensa es rodar el cortometraje y verlo posteriormente proyectado en una sala de cine. Sin embargo, no se trata de rodarlo de cualquier manera, sino que la organización te facilita todos los medios para poder hacerlo adecuadamente.
Este año presentamos dos historias al concurso. Al comenzar el curso, Gemma, tutora de una de las dos clases de Primaria y profesora de Inglés, planteó a sus alumnos escribir la historia en lengua anglosajona –somos un cole bilingüe–. Propuso varias ideas para que ellos las fueran desarrollando y juntos les fueron dando forma para poder presentarlas. Y, afortunadamente, la organización seleccionó una de las dos para que fuera rodada.
Lo primero que hicimos fue coordinar un calendario con la organización. Empezaron enviándonos a una persona, Susana, que se encargó de reunirse con los alumnos para explicarles los roles necesarios en el rodaje de una película: director, productor, cámara, sonido, script, claqueta, maquillaje… Todo ello adaptado a la edad de los alumnos. También les explicó aspectos técnicos: tipos de plano, manejo de cámara, etc.
Los alumnos, emocionados, repartieron los papeles. La mayoría quería salir en la peli y, por suerte, la historia admitía muchos personajes, por lo que los alumnos que trajeron la autorización de la familia pudieron participar. Así llegó el día del rodaje y había que trabajar deprisa porque teníamos que dejar todo grabado en una sola jornada. La organización trajo la cámara, el trípode, la pértiga para el sonido, los micros, etc. Los de producción, por su parte, lo tenían todo preparado: la pintura que necesitábamos, los murales que habían hecho, la planificación del rodaje con los alumnos agrupados por escenas, etc.
Llegó el momento y empezamos a rodar con los alumnos. Héctor manejaba la cámara, Susana dirigía, Lydia llevaba la pértiga y los auriculares para el sonido, mientras que Tomás, Ruth, Álvaro, Andrea y Paula estaban pendientes de todo lo que hacía falta. El momento culminante del rodaje fue la última escena, ya que sólo podíamos hacer una toma porque se trataba de una batalla con pintura. Los alumnos te-nían que pintarse unos a otros, mancharse, obviamente, y no teníamos ropa extra para repetir la escena, por lo que no podíamos permitirnos fallos.
Como en las películas, el final del rodaje fue un final feliz. La toma resultó buena a la primera. Ya sólo nos quedaba recoger lo manchado y el material que habíamos utilizado. Habíamos terminado el primer día, el rodaje, pero nos quedaba camino por recorrer. Lo siguiente fue el montaje. El equipo de rodaje –los ocho alumnos– y los dos profes fuimos a visitar a Pablo, que es montador profesional. Con él vimos todo lo que habíamos grabado y montamos nuestro corto, colocando cada escena en su sitio, cortando los fallos y eligiendo las mejores tomas. Fue entonces cuando descubrimos un problema: el cable de la pértiga no funcionaba correctamente y el sonido de la mayoría de las tomas no se podía utilizar. Así que tuvimos que doblar en el estudio a los compañeros que aparecen en el corto para que el sonido fuese bueno. Pero aún no habíamos terminado porque, aunque habíamos hecho el doblaje, nos quedaba todo lo referente al montaje de sonido. Así que otro día fuimos a los Coda Estudios a realizar la sonorización del corto: comprobamos que el doblaje quedaba bien, que el audio iba acorde con el movimiento de los labios de los actores, y que la música y todo lo demás quedaba perfecto.
Una vez finalizado el corto, en la ceremonia de entrega de los premios del FICI se proyectaron los trabajos realizados por los diferentes colegios que, como el nuestro, habían sido premiados. Pasamos una mañana estupenda y pudimos ver, junto a familiares y amigos, nuestro trabajo proyectado en una sala de cine.
Como profesores, encontramos esta experiencia, que llevamos cinco años repitiendo, muy enriquecedora para nuestros alumnos y pensamos seguir haciéndola. Les resulta tremendamente motivadora y les acerca a un mundo de transmisión de información que solo conocen como consumidores: los medios audiovisuales. La mayor parte de la información que reciben y recibimos en la actualidad nos llega en formato audiovisual, por lo que parece importante que los alumnos conozcan este mundo, que entiendan la intencionalidad que puede haber en la transmisión de la información; en definitiva, que seamos capaces de crear consumidores críticos.
En algunos casos puede parecer que perdemos unos días de clase, porque tenemos que preparar, rodar, montar y sonorizar, pero nosotros creemos que nuestros alumnos aprenden mucho más de esa experiencia que lo que podrían haber aprendido en clase sentados en su pupitre.
Os invitamos a ver nuestro corto en la página donde almacenamos los vídeos: www.educa.madrid.org/web/cp.ciudaddecordoba.madrid/Videos/Videos.html.
Gonzalo Barral y Mª Gemma Fernández
CEIP “Ciudad de Córdoba” de Madrid.
