fbpx

En la ablación prohibir es tan sólo un parche

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ablación o “Mutilación Genital Femenina (MGF) comprende todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos”.

Estrella MartínezMartes, 22 de mayo de 2012
0

Según esta organización, unos 140 millones de mujeres y niñas sufren en la actualidad las consecuencias de la MGF. Niñas y mujeres que han sobrevivido a esta práctica, pues las hay que mueren desangradas o víctimas de graves infecciones. Esta situación ha hecho que la mayoría de los países del mundo hayan prohibido esta práctica, una solución que ha servido de poco, pues las ablaciones han pasado a practicarse en la clandestinidad. Así que, niñas de todas las edades siguen siendo víctimas de la MGF.
Motivos hay de sobra para que Asha Ismail fundara en 2007 en España la ONG Save a Girl Save a Generation –salva a una niña, salva a una generación–. Asha además tiene un motivo más, ella fue víctima de la ablación cuando tenía 5 años. Nació en Somalia y vivió en Kenia, dos países donde la ablación está a la orden del día. “Si una madre no hace que se la practiquen a su hija es como si le negara algo a lo que tiene derecho”, explica. Así pues, “yo estaba entusiasmada con la idea de hacérmela”. Una emocionada Asha compró la cuchilla y la aguja que utilizarían en este proceso que se considera un ritual. Con el paso de los años, la alegría de Asha se tornó en rebeldía y tuvo claro que “nadie más debía pasar por lo que yo pasé”. Así, se negó a que su hija fuera víctima de la ablación, convirtiéndola en la primera generación salvada de esta práctica en su familia. Continuó hablando con sus hermanas, primas, vecinas, amigas y poco a poco decidió “ser más ambiciosa y llegar a más gente” para erradicar esta tradición.
Una tarea harto complicada pues los practicantes de la ablación creen que “potencia la belleza, el honor, las posibilidades de matrimonio, el estatus social y la castidad de una chica”, reza la web (www.saveagirlsaveageneration.org) de la ONG. De ahí que la prohibición no surta mucho efecto. “Está arraigado en su cultura, por lo que pretender acabar con ello prohibiendo es muy difícil”, explica Asha. Es aquí donde entra en juego la Educación, “a estas personas hay que informarlas y educarlas para que comprendan por qué está mal, por qué se ha prohibido”, añade la somalí. Esta forma de plan-tear la situación nace de su premisa de que “la Educación es más eficaz que la prohibición”.
El compromiso educativo resulta fundamental además por el carácter viajero de la ablación. Casi todo el mundo la relaciona con África, pero los emigrantes de este continente la han llevado y la llevan por todo el mundo. Ni siquiera España está al margen, a pesar de que “no existen datos oficiales en relación a este tema”, reconoce Asha, ya se ha dado algún caso. De ahí que la somalí quiera visitar institutos y colegios para formar a alumnos y profesores en este tema. Una formación que no sólo se quedaría en España, pues hay inmigrantes que, por culpa de la crisis, están volviendo a sus países de origen “llevándose la formación que han recibido aquí”, explica Asha. Si han sido educados para erradicar la MGF, no la practicarán en sus países.
Entre los deseos de Asha Ismail está crear una casa de acogida en Kenia para refugiados de Somalia. Allí tendrían cabida las víctimas de la ablación, de los matrimonios forzados, de la explotación y la prostitución infantil, que son todos los campos en los que trabaja esta ONG.

Y la clave vuelve a ser la Educación
Asha Ismail da más importancia a la Educación que a la prohibición, pensamiento que defiende también Julia Ropero Carrasco, profesora titular de Derecho Penal de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. En opinión de la docente, la Educación “ha de ser el primer mecanismo para erradicar esta práctica, ya que si se emplea el Derecho Penal para castigar a las personas que promueven la mutilación, entonces hay que llevar a la cárcel a las madres de las niñas, ellas mismas también mutiladas –lo que las convierte en víctimas y verdugos-”, defiende Ropero. Por ello, “recurrir a la Educación es una forma de tratar más justamente este problema para proteger a las auténticas víctimas de esta práctica sexista, las mujeres”.
La Educación dirigida al resto de la sociedad es también crucial. “La sociedad española tiene que conocer esta práctica para reaccionar contra ella. Sin embargo, hay que evitar actitudes de superioridad o de desprecio a los colectivos inmigrantes implicados. Sólo desde la aceptación conseguiremos una integración real de todos”, concluye Ropero.

0
Comentarios