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Los jóvenes participan en la búsqueda de una Europa mejor

La primera vez que me hablaron en mi colegio sobre participar, como alumna, en el Modelo de Parlamento Europeo (MEP), me explicaron que era un programa en el que había que hacer un trabajo sobre un tema para, posteriormente, si eras seleccionado, debatir junto con otros jóvenes sobre él, convirtiéndonos así en parlamentarios.
Martes, 8 de mayo de 2012
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Ya en ese momento la idea me parecía interesante, pero no me podía imaginar lo mucho que me llegaría a aportar y lo que significaría para mí esta experiencia.

Todo comenzó con la elaboración del trabajo; mi tema era la energía nuclear, una materia de la que se oía hablar en los medios de comunicación. Era un asunto conflictivo que esperaba una respuesta y una solución por parte de la Unión Europea en su conjunto y que, esta vez, la íbamos a dar nosotros, los jóvenes. Contábamos con un foro en el que comentábamos el tema con otros participantes. Ya en ese momento, el MEP no solo me había hecho interesarme por un tema extracadémico, sino que además me había ayudado a encontrar a otros chicos de mi edad con los que poder tratar un asunto que a todos nos interesaba y sobre el que había diversidad de opiniones.

Más tarde vino la alegría de haber sido seleccionada para la fase nacional, donde iba a poder ver a los compañeros de todas las comunidades autónomas con los que había estado trabajando en el foro. La fase nacional sigue siendo un recuerdo que nunca podré olvidar por todos los amigos que hice y lo enriquecedor que fue. En las comisiones aprendimos a llegar a un consenso sobre un tema con opiniones contrarias y a poner nuestras ideas en común para después defender una resolución como un grupo que había alcanzado un acuerdo. En esta fase expuse el discurso en contra de la enmienda presentada a nuestra resolución, defendiendo la opinión de la comisión de la que había formado parte. A pesar del nerviosismo inicial, logré subir al atril, mirar a mis compañeros y explicar el porqué de las decisiones que habíamos tomado conjuntamente. Enfrentarse a un público tan grande daba escalofríos, pero el estar defendiendo el resultado de un largo y minucioso trabajo, que había dejado de ser individual para ser colectivo, hizo que fueran unos minutos preciosos.

Después vino la fase internacional, para la que tuve que pasar una prueba de inglés. Viajé hasta Eslovenia sin mucha idea de lo que allí me esperaba; para esta nueva fase mi tema era el desempleo juvenil, cuestión que, como representante de España, me interesaba y sobre el que tenía mucho que opinar. Me había informado sobre la situación y las medidas que se estaban tomando no solo en España, sino en toda la UE, y llegué a idear mis propias propuestas, que presenté en su momento. Jóvenes de distintas nacionalidades íbamos a representar a nuestro país tratando un asunto del que se esperaba una respuesta común.

En cuanto al viaje, conocer Eslovenia ha sido toda una experiencia personal y educativa. Nos alojábamos con familias eslovenas que, voluntariamente, habían querido recibirnos. Nos acercamos así a una cultura diferente y tuvimos la oportunidad de vivirla desde dentro, formando parte de las familias. Éstas fueron encantadoras y me ofrecieron todas las facilidades del mundo.

Debo admitir que el programa me ha hecho ser consciente de la dificultad que conlleva alcanzar un acuerdo que beneficie a todos los países de la UE, y me ha acercado a ese mundo de la política y de las negociaciones internacionales que me parecía tan distante. También cabe resaltar la experiencia de la Asamblea General. Es curioso ver cómo funciona todo esto formando parte de ello, es decir, siendo esta vez eurodiputados. En esta fase también tuve la oportunidad de subirme al atril, esta vez en inglés, para expresar mis ideas. El MEP me acercó a otra realidad que hasta entonces me era desconocida. Estar rodeada de gente de nacionalidades tan diversas que comparten tus mismas inquietudes y deseos de mejora de nuestra sociedad ha sido, sin duda, lo mejor.

Durante una semana el inglés fue nuestro medio de comunicación y esta lengua me ha permitido establecer unas amistades maravillosas con las que espero seguir manteniendo el contacto, gracias a la vivencia de un momento único. También espero haber sabido captar la esencia del MEP y expresar todo lo que me ha aportado, que ha sido, básicamente, otra visión del mundo que es que la Unión Europea no es tan grande y que hay jóvenes, como yo, interesados por unos temas y dispuestos a escucharse unos a otros en unos momentos de crisis y dificultad para el continente. Además, cabe resaltar el respeto, el esfuerzo, el sacrificio, el trabajo en equipo, la convivencia con otras personas de diferentes países y el poder de la palabra como medio de debate para alcanzar un consenso y desarrollar ideas, que inculcan este programa eduativo. Junto con esto, la amistad y la tolerancia son de los aspectos más importantes que nos ha trasmitido el MEP, pero estoy segura de que quedan muchas otras cosas más aparte de las que he comentado y de las que todavía no he podido darme cuenta, pero que, en un futuro, no podré olvidar.

Por último, deseo expresar mi agradecimiento a la Fundación San Patricio por brindarnos esta oportunidad inolvidable, y me gustaría instar a los centros educativos a que participen en futuras ediciones del MEP.

Alicia Escudero García
Colegio Internacional “Pinosierra” de Tres Cantos (Madrid)

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