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Un reto: llevar energía eléctrica a 62.000 colegios

Que se vaya la luz en una escuela española supone un pequeño caos, algo que no sucede en 62.000 centros iberoamericanos porque no tienen energía eléctrica.

Estrella MartínezMiércoles, 16 de mayo de 2012
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Para poner remedio a esta situación precaria, la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) ha presentado la iniciativa Luces para aprender, que fue aprobada en la última Conferencia Iberoamericana de ministros de Educación, celebrada en septiembre de 2011.
En palabras de Álvaro Marchesi, secretario general de la OEI, esta iniciativa tiene un triple sentido: el carácter solidario, “queremos reforzar los valores de solidaridad en tiempos de crisis”; el de gran familia con Iberoamérica, “somos algo más que una comunidad porque nos unen lazos muy profundos, tenemos que trasladarles que creemos en ellos”, y el de justicia y equidad. Siguiendo estos patrones, el programa se desarrolla en cinco líneas de acción:
-Dotación de paneles solares: se llevará la electricidad a las escuelas mediante energías renovables.
-Conectividad: acceso a internet y entrega de ordenadores. Muchos alumnos no saben lo que es internet y, por supuesto, nunca lo han usado. La brecha digital podría reducirse gracias al acceso de estas comunidades aisladas –suelen estar en zonas rurales– a las TIC.
-Sostenibilidad del proyecto: se impartirán cursos de Formación Profesional en electricidad y energías alternativas para los jóvenes del lugar, lo que ayudará a la sostenibilidad del proyecto a largo plazo además de generar fuentes de trabajo.
-Formación de maestros: se brindará formación a los docentes en nuevas tecnolo-gías e innovación de los recursos didácticos y pedagógicos para el aula. “Este componente redundará en beneficio de una Educación de calidad que dote a los alumnos de instrumentos para enfrentarse a los retos de la sociedad actual”, defiende la OEI.
-Participación de la comunidad: se desarrollará un trabajo de sensibilización para la adecuada participación de las comunidades. El objetivo es “hacer de la escuela un centro de encuentro y participación”, dicen desde la OEI. Así, muchos profesores coinciden, por ejemplo, en que la escuela será un lugar perfecto para enseñar nuevas tecnologías a todos los miembros de la comunidad. “Queremos que se apropien del proyecto, lo cuiden y lo respalden a lo largo de los años, que se hagan responsables de él”, añade Marchesi.
La mitad de las escuelas sin electricidad se encuentran en Brasil y en México, pero si se tienene en cuenta el porcentaje de centros sin energía eléctrica por número de habitates, es mayor la necesidad en Honduras, Nicaragua, Perú y Guatemala. La idea de la OEI es instalar, a lo largo de 2012, paneles en 100 escuelas de todos los países participantes para desde allí llegar al resto de centros –teniendo como tope el año 2014– “con
la experiencia aprendida”, comenta Marchesi. Esta operación cuesta 260 millones de euros, “en estos momentos tenemos 40 en el fondo solidario, los países pondrán entre 160 y 180 millones, por lo que nos faltan 40 para cubrir el coste total”, apunta el secretario. Para llamar a la participación ciudadana, alumnos ibe-roamericanos y del del IES “Isidra de Guzmán” de Alcalá de Henares (Madrid) han hecho un vídeo (lucesparaaprender.org). La OEI quiere que los centros manden sus propios vídeos, que luego usará el director Agustín Díaz Yanes para hacer una película colectiva sobre la iniciativa. La tenista Conchita Martínez, por su parte, está realizando una tarea de embajadora para fomentar también la participación.

Testimonios desde las aulas sin luz
”Me gusta mucho venir a la escuela, aunque me encantaría tener luz porque así podríamos hacer muchas más actividades como escuchar música o utilizar una computadora. Además, podría mirar las cosas con más claridad”, dice Alexander Ical Fernández, alumno de 6º de Primaria de la escuela de la aldea Chimuis Tanchi en el municipio de San Pedro Carchá del departamento de Alta Verapaz (Guatemala). En este mismo departamento se encuentra la escuela de la aldea Muyha para la que también sería una revolución la llegada de la electricidad. “No tenemos suficientes recursos, sólo lo que los maestros ponen de su propio dinero y los materiales que nos ofrece el Ministerio”, explica su directora, Martha Lidia Chavarría Caal.
Distintos centros de éste y otros departamentos coinciden en que la electricidad les permitiría realizar más actividades como talleres, reuniones con padres –suelen ser por la noche y sin luz son una odisea-, campañas educativas, eventos culturales, etc. Además, la llegada de internet posibilitaría a los niños conocer cosas que ahora son inaccesibles y a los profesores acceder a material y a las instituciones.

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