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Aprender a pensar para ser libre

Habitualmente el alumno escucha mucho y habla poco. Cuando una idea se verbaliza, se comprueba el grado de implicación personal; es más, hasta que una idea no se verbaliza, no se ha hecho propia.

Martes, 18 de septiembre de 2012
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Reconozcamos que corremos para dar los temarios, pero que nos detenemos poco a reflexionar. Se nos olvida que si el alumno no piensa, alguien lo hará por él. Por todo lo dicho, nuestros alumnos no tienen las herramientas fundamentales para interpretar mensajes orales y no saben reconocer cuándo un discurso está elaborado desde la demagogia. Si además añadimos el aire relativista que respiramos, el resultado es el que todos conocemos. ¿Podemos hacer algo desde el aula? Sí, podemos hacer debates académicos.
Este género oral tiene una larga tradición en el ámbito universitario y llevarlo al nivel de las enseñanzas medias era todo un reto en el que la Comunidad de Madrid se embarcó hace tres años, gracias a la ayuda de la consultora Anexa, que capacitó y apoyó a los profesores que quisimos desarrollar esta actividad.
Un debate académico es una competición dialéctica basada en un discurso argumentativo en la que se exponen textos orales planteados desde dos posturas contrarias. En base a un reglamento, unos jueces designan al vencedor de dicho enfrentamiento verbal. Esta actividad se caracteriza por la interdisciplinariedad, el trabajo en equipo, la reflexión, improvisación y persuasión. Las habilidades del pensamiento que más se trabajan son: deducir, argumentar a favor y en contra, refutar, demostrar, investigar y redactar. Sin embargo, lo más interesante es que estos hábitos intelectuales se entrenan no una vez, sino muchas y desde la interdisciplinariedad, manejando información muy diversa simultáneamente, lo cual exige un constante ejercicio de razonamiento y memorización.
Durante tres cursos escolares el Departamento de Lengua y Literatura de “Senara” ha trabajado esta actividad en 4º de Secundaria, 1º y 2º de Bachillerato. Se trataba de un proyecto extraescolar y, por tanto, se desarrollaba voluntariamente fuera de horario. Las alumnas que concursaron no habían sido seleccionadas previamente, se entrenó a todas las que quisieron aprender la técnica del debate, lo hicieran mejor o peor. Su ilusión y esfuerzo por superarse hicieron el resto.

Metodología
Todo debate académico está basado en afirmar o negar una pregunta, por lo tanto, en primer lugar, habrá que enseñar a nuestros alumnos a analizar el significado de las preguntas y a plantearse una tesis o enfoque desde el que vamos a de-sarrollar nuestros argumentos. Ligado a esto está la reflexión, pero ¿cómo enseñar a reflexionar a nuestros alumnos? Pues sólo hay un camino: enseñándoles a argumentar, que es la técnica principal para persuadir desde la razón. Un argumento tiene tres partes: afirmación, razonamiento y evidencia. Un hábito se logra con la repetición, luego la habilidad de argumentar se logrará realizando muchos ejercicios en los que haya que redactar estos tres elementos. Es importante a este respecto incidir en la idea de la necesidad de presentar buenas evidencias, ya que serán la prueba de que se ha
realizado una investigación seria y de que estamos intentando convencer de nuestra postura desde la verdad y no desde una opinión, que es a lo que habitualmente estamos acostumbrados.
Habría miles de anécdotas que ilustrarían este apartado. De todas ellas me quedo con la que protagonizó una alumna de 4º de ESO que, indignada, afirmaba que escuchar ayer a sus señorías en el Parlamento “fue patético: perdí la cuenta de las falacias que se dijeron y ni una evidencia”. Nunca había escuchado un comentario tan sensato y tan lleno de razón.

El reglamento
Los jueces valorarán el fondo, que es la calidad y claridad de los argumentos, así como la variedad y contundencia de las evidencias aportadas; la forma interna, en definitiva, la forma del discurso: inicio, desarrollo, conclusión, transiciones, exactitud del lenguaje, estructuración de los argumentos, y capacidad persuasiva y discursiva; la forma externa, es decir, el enguaje no verbal: gestión del espacio, mirada, tono, vocalización, gestos, manos, etc… También se puntuará la habilidad para realizar ataques al equipo contrario, mediante preguntas o refutaciones, y la estrategia utilizada para responder o defenderse con astucia. Por último, se valora el trabajo en equipo. En todo momento tiene que haber un clima correcto y cordial a la vez que competitivo, elogiándose el juego limpio.

Las protagonistas
A la hora de evaluar y sacar conclusiones de esta experiencia, la evaluación más objetiva es la que realizaron las propias participantes –alumnas de 4º de ESO– con sus reflexiones –sus nombres aparecen con las iniciales–. “Ahora veo la vida desde otro punto de vista”, explica RG. “Al realizar esta actividad he mejorado el orden y el autocontrol. También ha supuesto un enriquecimiento de vocabulario”, cuenta FL. “Antes pensaba que los medios de comunicación decían la verdad, ahora pienso que no todo lo que dicen es cierto y que, si lo es, no muestran suficientes evidencias para demostrarlo”, añande KT. “Esta experiencia me va a ser muy útil en el futuro. Por ejemplo, cuando trabaje en una empresa y haya una reunión y no esté de acuerdo con las ideas que se plan-tean, sabré defender las mías”, comenta orgullosa LR. “Me ha servido para mantener una conversación con personas adultas, además cuando veo la televisión me doy cuenta de cuándo nos quieren manipular y cuándo no. Esta mañana, mismamente, mis padres estaban viendo un debate y me he dado cuenta de que utilizaban muchas falacias”, expone MZ. “Antes, cuando nos preguntaban algo, respondíamos gritando y hablábamos sin pensar. El que más grita es el que menos razón tiene, si no tienes evidencias, por mucho que grites y mientas, nunca llevarás razón”, prosigue AA. “Ahora en los recreos nos dedicamos a debatir sobre temas variados”, dice FE. “Al investigar se aprenden un montón de cosas interesantes que desconocía. Ahora soy más consciente de la sociedad en la que vivo”, sigue MH. “Cuando voy a hablar, si veo que no tengo evidencias me callo, porque lo que diga no servirá para nada; soy una persona distinta”, concluye CL.
El 85% de las alumnas que han participado en los torneos de debate académico han mejorado un 20% sus calificaciones. “Ahora me da tiempo a acabar los exámenes porque pienso más rápido”, explica BP, alumna de 2º de Bachillerato.
El profesor comprueba que todos los alumnos se involucran en el trabajo y como educador respira satisfecho porque los tiene preparados para analizar el mundo.

Objetivos, fases y resultados
Los objetivos de esta actividad de debate son:
-Trabajar la expresión oral: corrección, contenido, lenguaje no verbal, lenguaje paraverbal, etc.
-Discutir: argumentar de manera estructurada, persuasiva e improvisada.
-Investigar acudiendo a las fuentes adecuadas
-Evitar falacias, argumentos poco sólidos, para encontrar la verdad.
-Fomentar el trabajo en equipo.
-Educar el espíritu de competición basado en el juego limpio.
-Aprender desde un enfrentamiento dialéctico o discusión.
-Aprender a debilitar intelectualmente al contrario y a defenderse de él.
El debate académico se compone de una serie de fases: en la primera cada equipo realiza una exposición inicial de cuatro minutos de duración cada una. A continuación, el primer equipo tiene cinco minutos para refutar al segundo y viceversa. Seguidamente, vuelve a ver un turno de refutación de cinco minutos para los dos grupos seguido del cual, cada uno de los equipos dispone de tres minutos para exponer sus conclusiones.
Las alumnas del “Senara” han mostrado su soltura al obtenier el segundo premio en el III Torneo de Debate de la Comunidad de Madrid, un galardón que han alcanzado por tercer año consecutivo. Hasta la fecha, es el único centro que ha conseguido llegar a la final en las tres ocasiones en que se ha celebrado este enfrentamiento dialéctico.

Ana Rivera Bajo
Colegio “Senara” de Madrid

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