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“No vale que el sistema mantenga a todos los docentes, hagan lo que hagan”

La decana de Educación se muestra partidaria de evaluar la profesión docente, de forma que sólo permanezcan en el sistema aquellos profesores buenos, que se actualizan y que innovan, y critica que el sistema funcionarial mantenga de por vida al resto.

Adrián ArcosMartes, 12 de febrero de 2013
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Mª José Fernández Díaz es decana de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y vocal de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia de Decanos de Educación. En la entrevista se muestra preocupada por toda la formación que se pierde en los cursos para el profesorado y considera necesaria la evaluación docente tanto en el ámbito universitario como escolar.

¿Son los alumnos conscientes de los recortes salariales a los docentes y las peores condiciones laborales? ¿Saben a lo que se atienen?
Sí que son conscientes, pero evidentemente tienen que optar por una profesión. Además, no se ha producido un descenso en el número de alumnos, ya que en junio siempre completamos los grupos.

Es decir, que es más fuerte la vocación que el grado de empleabilidad.
Los alumnos saben que es una forma de ser funcionario con una profesión regulada vinculada a su vocación. Además, cuando a corto, medio o largo plazo se salga de la crisis, los maestros se necesitan, y por tanto tendrán la posibilidad de acceder a un centro público o privado para trabajar.

¿Cala en los alumnos la idea de que tienen muchas vacaciones e, incluso, de que trabajan poco?
Personalmente, creo que hay mucha diferencia entre los profesores de Infantil-Primaria y los de Secundaria. Los primeros tienen más carga lectiva y su propio grupo de alumnos, por lo que el contexto es dintinto a los de Secundaria, que teóricamente tienen una gran estancia en el centro, pero una presencialidad inferior a los maestros.

¿Hay alumnos que eligen Magisterio como opción para acceder a otras carreras?
El primer curso les permite acceder a todos aquellos estudios que están dentro de la rama de ciencias sociales, pero no hay ningún tipo de trasvase. El índice de deserción es prácicamente nulo. El que viene, se queda.

El ministro Wert quiere cambiar el sistema de acceso de forma que se seleccionen a los mejores, como en Finlandia. ¿Cree que es positivo?
No es lo mismo que entren personas con unas puntuaciones bajas que se seleccione a las de más alto nivel. Esto pasa en Medicina, donde por las notas de corte, entra gente vocacional y que tiene una puntuación muy alta. Esa puntuación conlleva un mayor espíritu de trabajo, lo que genera un cambio de clima entre los estudiantes con más alto nivel de los que no lo tienen. En Medicina son vocacionales y en la nuestra también, pero aquí no vienen necesariamente los mejores. En Finlandia la profesión docente está muy valorada, hay mucha gente que quiere hacerla y las condiciones económicas o laborales no son mejores. Yo creo que el propio entorno social es claramente distinto. Finlandia es un país pequeño y la cultura y los valores de la sociedad finlandesa no tienen nada que ver con los nuestros. Pero esos problemas tan distintos de cultura no son fácilmente modificables ni comparables. ¿Nosotros vamos a tener posibilidad de que vengan los mejores o de que la nota de corte sea de un 8 como mínimo? Sinceramente, no lo creo.

¿Y el sistema de oposiciones cree que es válido o sería más adecuado el sistema MIR?
El sistema MIR no sólo cambia el modelo de acceso, sino también el modelo de formación. Y en Medicina ha dado muy buenos resultados. Pero el modelo MIR aplicado a Medicina tiene una formación de cinco o seis años en la facultad y otros años de residencia que completan su formación de forma ostensible. Y en Educación no veo que, de momento, el modelo MIR que se plantea vaya en la misma línea. En cuanto al modelo de oposiciones tiene dos vertientes. De un lado, la adquisión de competencias mínimas básicas y, de otro, limitar el número de personas que acceden a la oferta pública. Y ha cumplido siempre esa función, igual que la Selectividad. ¿La oposición garantiza que vas a ser un buen profesor? Al menos exige un esfuerzo y que vayan preparándose para un filtro. Desde luego que puede haber otros modelos más enfocados a la competencia profesional, pero decirle a una persona que ya ha hecho su carrera que no tiene competencia profesional, es muy duro. Por eso hay que ir a otro modelo que contemple otros factores en el acceso, aunque las alternativas tampoco están claras, excepto la que han lanzado los dos grandes partidos respecto al MIR.

¿La formación inicial es adecuada o hace falta más formación pedagógica?
El currículo en Educación Infantil y Primaria permite estar bien formado. Ahora bien, tiene deficiencias y limitaciones muy importantes, pero el diseño curricular se adecúa a directrices del Ministerio y, por tanto, la libertad para movernos ha sido muy escasa. De forma general, ha mejorado y se han incrementado las prácticas, pero luego hay que ver la realización dentro de cada centro, y en esto hay una gran variabilidad dentro de las universidades que imparten esta formación. Por otra parte, tiene una limitación muy importante, y es que la especialización en ciertas áreas que se necesitan puede llegar a ser bastante pobre. A un alumno se le reconoce especialidad en lengua extranjera si ha cursado 30 créditos como máximo, que son cinco asignaturas, con un nivel B2 de inglés. No creemos que sea suficiente en modo alguno.

¿Y la formación permanente?
En este ámbito, es tan importante la autoformación que debe tener todo profesor –y es una de las competencias que debe adquirir– como la oferta formativa de las administraciones u otros organismos. Sin duda, creo que se necesita una formación permanente que, en primer lugar, sea adecuada a las necesidades de los profesores. No vale que yo ofrezca lo que a mí me gusta o lo que yo quiera. Hay que hacer un estudio de necesidades formativas de los profesores que responda a la realidad actual. Además, debe tener un diseño curricular muy adecuado y estar en manos de profesionales muy preparados, de forma que se puedan compartir experiencias que son positivas para ellos. Y, por último, debe haber siempre una evaluación de seguimiento de esos programas y que vaya más allá, de modo que se vea qué grado de transferencia ha tenido esa formación en la modificación del desarrollo profesional posterior del docente. Si yo doy un curso, pero luego no tiene un impacto real en el ejercicio de la profesión, realmente no vale de nada.

¿Cree que los profesores deben ser evaluados?
La evaluación de profesores no se ha llevado a cabo y sería positivo, tanto en la universidad como en la escuela. Debe tener un fin formativo, para saber qué tengo que mejorar. Lo que ocurre es que el sistema funcionarial –que da mucha tranquilidad a los que somos funcionarios porque nos garantiza una profesión para toda la vida– tiene una debilidad muy importante, y es que no ser evaluados conduce a ciertas perversiones en muchas personas de las que yo no soy partidaria en modo alguno. Y, además, es un modelo que permanece en España, pero que en muchos países de la UE ya no existe. Yo creo que es una profesión que debe estar evaluada y que, evidentemente, aquellos profesores buenos, que se están actualizando continuamente y que innovan, deben permanecer en el sistema. Y aquellos que no están dispuestos, no vale que el sistema funcionarial los mantenga aquí de por vida, hagan lo que hagan, porque son un lastre para el centro educativo, para la universidad y para la sociedad. Y también los hay.

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