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Amor y letras, canto a las humanidades

Jesse es un treintañero que, años después, vuelve a la universidad donde estudió para participar en el homenaje de despedida que el centro organiza a su profesor Peter. Jesse es un apasionado de la lectura que trabaja en el departamento de admisión de alumnos en una universidad neoyorquina.
Estrella MartínezMiércoles, 20 de marzo de 2013
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La joven Zibby es uno de los personajes que hace que Jesse se replantee su vida. (Foto: Avalon)

Jesse es un treintañero que, años después, vuelve a la universidad donde estudió para participar en el homenaje de despedida que el centro organiza a su profesor Peter. Jesse es un apasionado de la lectura que trabaja en el departamento de admisión de alumnos en una universidad neoyorquina. El reencuentro con su antiguo profesor, que está pasando por un bache debido a su jubilación, y la aparición de la joven estudiante Zibby en su vida, harán que se replantee su existencia.

Amor y letras es el título español, nada que ver con el original, Liberal arts, cuya traducción es humanidades. Un título bien elegido porque las humanidades son protagonistas indiscutibles de la película. El amor por la literatura y la música están presentes durante todo el metraje, al tiempo que el proceso psicológico inherente a cualquier planteamiento existencial. Este canto a las humanidades es posible, entre otras cosas, gracias el estupendo reparto de la película, incluyendo a los personajes con papeles más “pequeños”, como son el del alumno Dean y el genial ángel loco de Nat.

Como es habitual, tras los preestrenos enmarcados dentro de la serie de especiales Lo que el cine te enseña, que publica este periódico, tuvo lugar una charla coloquio presentada por Juan Luis Sánchez, crítico cinematográfico de la página web www.decine21.com. El encargado de conducir este encuentro fue Luis Fernando Vílchez, profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense. En su opinión, “la película respira humanidades”. Algo que “hemos ido perdiendo”, prosiguió, “esa base de nuestra vida, ese poso, ese fundamento”. Por este motivo “no tenemos que extrañarnos de que el alumno de ESO le diga al profesor que para qué sirve estudiar algo así. Ellos están metidos en un mundo utilitario, un mundo donde el resultado tiene que ser inmediato”. Entonces, ¿por qué son buenas las humanidades?En opinión de Vílchez, la película te lo demuestra, “porque te hacen mejor persona, hacen que te conozcas mejor a ti mismo y a los demás”. Vílchez se refirió al personaje de Jesse cuando, al encontrarse con una antigua profesora le dice lo que le gustaban sus clases y que consiguió cambiarle la vida. “Esto es lo más importante, a mí me gusta que los alumnos me digan: ‘usted me hizo mejor persona’. Y esto está en el pensamiento de las humanidades”, explicó.

Una estudiante de Magisterio expresó su temor porque las humanidades están condenadas a desaparecer de la formación de las personas. Vílchez le respondió que “se pueden hacer cosas, en los centros las personas con alma hacen cosas maravillosas. Creo en la capacidad transformadora de la Educación más allá de las deficiencias y lagunas en los planes de estudio”.

Como conclusión, Vílchez resaltó que “los saberes se han multiplicado, pero eso no nos tiene que hacer olvidar que tenemos que tener una formación integral. Sí a las matemáticas, sí a a la física, pero también sí a las humanidades, porque no se puede amar aquello que no se conoce”.

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