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Fracaso escolar, un término que no ayuda y estigmatiza a los estudiantes

Fracaso escolar, dos palabras muy usadas en los últimos tiempos al hablar de Educación y de tasa de abandono de los estudios, y que, según los expertos consultados por Efe, deberían cambiarse porque se trata de un término "estigmatizante".
MagisnetJueves, 14 de marzo de 2013
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La psiquiatra María Inés López Ibor ha declarado a Efe que "podría hablarse mejor de niños que no tienen un rendimiento escolar adecuado para su edad o que no lo alcanzan en un momento pero quizá sí al año siguiente", por lo que ha apostado porque ningún alumno tenga que decir de sí mismo que "es un fracasado". "Antes se decía 'yo no valgo para estudiar', pero ahora se habla de fracaso escolar y ello es peyorativo", ha insistido.

López Ibor, que es una de las ponentes del IV Congreso de Educadores Católicos, organizado por la Fundación Educatio Servanda y que se celebró en Madrid bajo el título "Fracaso, ¿escolar?", ha destacado la importancia de "un buen diagnóstico" antes de "encasillar" a un estudiante. Las cifras hablan solas: el fracaso escolar (alumnos que han dejado la ESO sin el título de la Educación Obligatoria) era del 23,8% en 2010, y el abandono escolar prematuro (personas entre 18 y 24 años sin título en FP o en Bachillerato) se situó en 2012 en el 24,9%.

Para el director del Instituto "Julio Verne" de Leganés (Madrid), Juan José Nieto, las claves para reducir el fracaso pasan por: invertir en Primaria, potenciar la FP ya que las aptitudes de los chicos son distintas y se puede ser "igual de feliz como médico que como fontanero", e implicar a los padres, para lo que en su centro el tutor les entrega en mano las notas de sus hijos y se comentan. Este instituto redujo en cuatro años el fracaso escolar a la mitad, pero el pasado curso 2011-12, que coincidió con la reducción del número de profesores y huelgas se repuntaron unas cifras negativas que confía en que en este año vuelvan a bajar, y comenta que también comparte la idea de que el término fracaso escolar puede estigmatizar.

María Inés López Ibor ha explicado que detrás de las pistas que puede dejar un niño con problemas en el aprendizaje como son el bajo rendimiento o los cambios de comportamiento se puede encontrar una patología –déficit de atención, de memoria, depresión y ansiedad– o una circunstancia personal o familiar que hace que el alumno no alcance los rendimientos adecuados. Así, a las consultas acuden muchos padres preocupados por el rendimiento escolar cuando antes era muy raro que por sacar malas notas se llevara al niño al médico; sin embargo, ha alertado de la confusión de pensar que "con unas pastillas" se soluciona el problema.

Para intentar evitar las dificultades de aprendizaje ha recomendado que las clases en los centros tengan una duración de 45 o 50 minutos, haya períodos de descanso cada dos o tres horas, y se alternen las clases teóricas con las prácticas. Ha avisado de que si no se resuelven los problemas educativos desde pequeños continuarán cuando lleguen a la Universidad o en la etapa laboral, ya que los chicos pueden arrastrar baja autoestima e inseguridades.

Preguntada por qué los estudiantes "chocan" con las matemáticas o la física, López Ibor ha admitido que hay un trastorno de aprendizaje específicamente de cálculo, aunque a veces el problema radica en que no se les explica bien esas asignaturas o que necesitan un refuerzo para poder seguir el ritmo. "Hay que pensar porqué se da el fracaso escolar ya que una parte puede estar en los niños pero otra en los métodos de enseñanza", ha reflexionado esta psiquiatra, que cree que deberían actualizarse algunos métodos pues los alumnos aprenden hoy de forma diferente por el uso de las nuevas tecnologías. Además, ha criticado, al igual que el profesor Nieto, que se pueda seguir relacionando la FP con fracaso escolar porque una bien estructurada Formación Profesional, como pasa en Alemania, donde tiene prestigio, es una opción educativa más.

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