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Locura y razón en Un asunto real

Todavía no había triunfado la Revolución Francesa en el país galo pero numerosos ilustrados se iban repartiendo por Europa.

María HernándezMartes, 5 de marzo de 2013
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En Dinamarca, a finales del siglo XVIII, aterriza el doctor Johann Struensee, médico, pero también ideólogo, que trata personalmente el trastorno mental del rey Christian VII. Después de un viaje por Europa juntos, forjan una sólida amistad que le valdrá a Struensee para terminar “gobernando” Dinamarca imponiendo una serie de reformas liberales, además de convertirse en el amante de la reina Carolina Matilde, con la que incluso tendrá una hija. Después de dar a luz al heredero, Federico, la reina se cansará de aguantar los desplantes de un rey que, a veces incluso, se comporta como un auténtico niño pequeño. En la sombra están la reina madre Juliana María, madrastra del rey y madre del príncipe Federico.
Los Cines Golem de Madrid acogieron la pasada semana el preestreno del largometraje danés Un asunto real, dirigido por Nikolaj Arcel, que se llevó dos Osos de Plata en el Festival de Berlín –mejor actor para Mikkel Boe Følsgaard, el rey, y mejor guión–, y nominada a mejor película de habla no inglesa en los Oscar y los Globos de Oro.
Un asunto real quiere ser una película equilibradora de dos historias: una política, contando la transición del Absolutismo a la Ilustración que soporta Dinamarca, un aislado país europeo por aquellos entonces, y otra de amor, la de dos personas que conectan física e intelectualmente con el plus de mantener una relación prohibida a la vista de todos en la Corte y también por parte del pueblo. Una película basada en hechos históricos que se enmarca en este dilatado y experimentado género, fundamental a la hora de tratar la Historia en el mundo educativo. El cine histórico siempre ha sido una herramienta primordial para aquéllos que quieren enseñar Historia desde perspectivas diferentes al tradicional trabajo en el aula.

Coloquio posterior
Santiago Ortigosa, profesor en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, y Pablo de Santiago, crítico cinematográfico del portal decine21.com, fueron los encargados de analizar desde puntos de vista diferentes esta película y lo que rodea a su característica histórica.
Para De Santiago es un largometraje que “no cae ni en el melodrama romántico ni en que sea una película sesuda o una película de ideas”.
El profesor Ortigosa explicaba con tristeza que se encuentra con alumnos que cada vez saben menos de historia. De la película le llamó la atención el hecho de que “la racionalidad ilustrada entrase en Dinamarca a través de la locura de su rey”. El antiguo profesor de Filosofía en un instituto recordaba cómo se enseñaba la asignatura hace años: su profesor de Historia repetía que en los monasterios de la Edad Media se secuestraba la cultura. “En el cine la Edad Media siempre aparece en escenarios cubiertos por las nubes. Es la edad oscura frente a la Moderna.”, afirmó.

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